A “el gocho” se le soltó la lengua el segundo día. Antes de entrar a la habitación, me encontré con Diego. Hablaba con una chica gordita –nada fea- en una de las sillas ubicadas al frente del cubículo de las enfermeras.
“el gocho” dijo al respecto: Es que ese chamo pica y no puya. Yo lo conozco, le dicen el microondas.
Esa tarde hablamos sobre política, el cómo “el gocho” arreglaría Maracay, Aragua e incluso Venezuela sin tener que volver a votar por Chávez. Coincidimos en el tema de los valores humanos, que a los niños hay que enseñarles desde muy pequeños el valor de la vida honesta.
Más tarde llegaron los padres de Diego. Le eché el pajazo de la salidita con la gordita, a lo cual sus padres respondieron con una gran sonrisa. “Viste gocho, los padres que promueven la sinvergüenzura. Todo porque hoy no vino la flaca”, dije yo.
“Bueno, y si viene le digo que ella es solo una amiga”, contestó Diego.
Los videos de Tocorón
Los vendedores de CD de Maracay ofrecen a sus clientes no solo las películas en cartelera. También los videos de los ajusticiamientos en las cárceles.
Uno de ellos no lo olvidaré: A un tipo lo obligaron a caminar con un hilo dental y un desodorante Mun Bolita metido en el culo, luego tuvo que mamarle el güevo a al menos 20 internos y luego lo mataron. En otro video le cortaron las manos a otro malandro a punta de machetazos.
En Maracay se hizo célebre el caso de dos malandros que entraron el fin de semana a robar a una casa. Habían dos niñas que no paraban de gritar y las mataron.
Por mala suerte para uno de ellos, lo agarraron. Sabían que si ingresaba a Tocorón, sería el protagonista de la versión XV de los ajusticiamientos en la cárcel. Le trasladaron primero a Alayón y luego a San Juan de los Morros, donde murió a manos de los presos la madrugada del jueves.
Al otro malandro lo agarraron el miércoles. Tal vez viva hasta este fin de semana.
La muerta del Sr. Edmundo
Cuando mi mamá se queda por las noches siempre hablan de muertos. “el gocho” se inventó una historia de una paciente, que supuestamente estaba en la cama del Sr. Edmundo –sí, en el área de hombres y se lo creyó- a quien la visitaba una muerta, que se sentaba en su cama y molestaba a sus acompañantes.
Esa noche el Sr. Edmundo tuvo una de sus acostumbradas pesadillas, pero en esta oportunidad juró haber visto a la muerta de la imaginación de “el gocho”. Ya tenemos a otro de sopa en la habitación, o al menos ya sabemos que no solo Diego le tiene miedo a la Madre María de San José.
En cuanto a Ismael, la noche del martes tumbó su tracción. Al día siguiente vi que mi mamá se la acomodó mal, ya que tenía la rodilla pegada del aparato, el alambre corrido y gotas de pus salían de su pierna. Durante la mañana y la tarde mi mamá y mi tía no se dieron cuenta de ese pequeño e infeccioso detalle. Esa noche el doctor de la emergencia lo desinfectó.
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