En mi crónica 15 o 16 comenté sobre los problemas de estreñimiento de mi tío. De hecho, ese día -15 o 16 de hospitalización- fue la primera vez que hizo sus necesidades desde que fue internado. Ya a casi un mes, hizo por segunda vez.
Mi tía describe sus mojones como piedras, muy secos. Cuando le colocan el pato, y él hace sus necesidades, lo que recogen lo botan en la poceta, y la pobre paga los platos rotos de 15 días de gestación.
De niñez recuerdo que en más de una oportunidad contratamos plomeros para destapar sus necesidades.
La poceta no aguantó la pela. Diego, el chamo que está en la cama de “el jose”, le dio con un chupón como por media hora. La gochita, esposa del Sr. Edmundo, y mi mamá, lanzaron cuantos productos tenían a la mano. La muchacha de mantenimiento entró y salió corriendo, apenas vio que los mojones le saludaron e incluso intentaron desbordar la poceta una vez se atrevió a bajarla.
Yo sabía que fue mi tío, pero como no ocurrió en mi guardia empecé a mamar gallos “Que alguien me explique quién fue el padre de la criatura” a quien bautizamos “el cagador enmascarado”.
En la madrugada, la gochita tuvo que orinar en el pato de su esposo, porque le dio asco. “Aquello fue impresionante. Estoy segura que fue uno de los nuevos”. Cuando me tocó orinar, observé como una sustancia espesa, parecida al azúcar morena, bordeaba las paredes del escusado. Casi me fui en vómito.
Lo peor, si no logamos destaparla, pues nos quedaremos sin poceta, como en el cuarto de internos de al lado.
Raquel llevó la mañana siguiente un pote de diablo rojo.
Solidaridad
En otras notas, “el junkie” pasó la noche acompañado por su esposa. La verdad fue tranquilizante no verle la cara a quienes sus familiares llaman “la mujercita esa” -su novia drogadicta- casi tan fea como las que aparecen en el programa de Laura en América, claro, con su dentadura completa.
El Sr. Breto parece que tiene una vaina con la hermana de “el junkie”, una negra gorda, retaca y con los pelos oxigenados. Ella contó que tiene cáncer terminal en el útero, pero le está buscando fiesta a uno de los lesionados. Su barriga, bueno, el mondongo que tiene en su abdomen, es horroroso. No le creo lo de la enfermedad. Ella dice que lo único que hace es no pensar en eso, desde hace 3 años, cuando le fue diagnosticado.
Mi tío solo se puso violento por 20 minutos. En ese momento los demás internos le buscaron conversación para que se calmara. El Sr. Breto, consciente de la situación, nos regaló unas pastillas de valeriana, que hasta ahora habían dado resultado. El resto de la noche durmió.
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