Esa mañana apareció el último donante de sangre que necesitaba. Lo llamaré “Emiliano”.
Emiliano es bombero y cristiano evangélico. Estudiamos juntos en el bachillerato. Luego nuestra amistad sufrió un zic zac, en el cual él asumió esa religión, se casó y tuvo una hija. Era mi segunda opción para donar, luego que otro pana, a quien llamaré “Pinky” tuvo un problema que no le permitió asistir a la cita.
Durante las dos horas que duró el proceso para donar sangre, discutimos sobre religión. Barbaridades tales como que Jesucristo eligió a los Judíos como su pueblo porque son unas plastas de mierda y que los árabes son los hijos bastardos de la cachifa del padre Abraham, fueron las frases más inolvidables de la mañana.
Hablar con dos chavistas que ventilen a los 4 vientos los errores de la revolución y un evangélico sin pelos en la lengua, todo en una semana, fue una experiencia “orgánica”.
Así como los “Mormones” y “Pare de Sufrir” crearon sus religiones –en el caso de la segunda una franquicia-, yo quisiera crear mi propio culto: Cristianos a lo Matrix.
Semejante loquera se me ocurrió luego que recordé la famosa película, específicamente la escena donde “El oráculo” le dice a “Neo” que ella no va a decirle si es o no “El elegido”, solo le debe mostrar la puerta. Para mí, no importa la forma que decidas seguir tu fe, siempre tendrás la oportunidad de elegir entre el bien o el mal. Es ahí donde debes definirte como buena o mala persona.
El orgullo del hampa
A “cara é crimen” le dieron de alta. “El gocho” recibió su prótesis de parte de su querido jefe. Le operan el viernes. “papi chulo” lo operan mañana. Le mandaron a afeitarse la pierna y sus partes íntimas, para lo cual recibió la ayuda de sus 4 mujeres y de un negro, que suponemos es su hermano. “el gocho” y yo dijimos que mientras las mujeres lo agarraban, el negro lo afeitó. Incluso que lo depiló con cera.
Pero el show lo puso el Darth Vader del piso 2. “El jose” quería irse el lunes. Los doctores no le paraban bolas, por lo cual armó un escándalo y les amenazó con caerle a tiros. El Dr. Guerra, el más mamador de gallos, le jaló de coñazo las jarras de agua que le sostienen la tracción (con la cual le jalan el hueso y provocando un indescriptible dolor) y le quitó el aparato donde le sostuvieron la pierna por un mes.
Cuando iban a sacarle el clavo que le insertaron en el hueso, el hombre chilló y pidió que no se lo sacaran. Esa noche todos nos burlamos de él. Incluso mi tío remedó sus chillidos de jeva. “No se dejó puyar y rogó para que no le sacaran el clavo”, dijo el gocho.
“El jose” tiene casi dos meses internado en el Seguro Social. Dice no tener dinero para comprar la pieza y además no se deja colocar alguna inyección. Tiene una especie de fobia a las agujas. Los médicos están obstinados de él. Tal vez sea mejor para las calles maracayeras que se quede ahí adentro. Pero si le dan de alta, quedará cojo para toda su vida.
Con eso es con lo que cuenta el hampa en Maracay. Ahora me siento más a salvo en mi ciudad.
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