En vista del pobre desempeño de mi relato en las últimas semanas, decidí hacerlos en grupos de los y tres. Así puedo dormir más temprano los días que realmente me sienta cansado, sin la obligación de la rutina.
Viernes: Flores en el ático.
Me tocó la guardia nocturna. Ismael se encontraba alegre y juguetón. A medida que pasó la noche, empezó a ponerse agresivo. Yo traté de no darle la pastilla para dormir tan temprano, por temor al consumo de tantos medicamentos. Fue un gran error.
Cuando ya sentí que había pasado la brecha de lo tolerable, decidí administrarle el medicamento. Él intentó escupirlo y tuve que cerrarle la bola con una mano y con la otra tomar sus brazos. Era una escena dantesca. Cuando su pastilla se disolvió en su boca, le solté y empezó a pedir ayuda, como si lo estuviera mantando. La verdad tenía que hacerlo, porque al día siguiente tenía que trabajar e ir a una boda.
En la cama que fue de el Sr. Breto y del hijo de Tania, colocaron a un chamo que se encontraba tremendamente coñaseado. Según escuhé, es familia de Diego, su mamá es policía y esa cama la pidieron porque iba a ser trasladado al Hospital Central. Esa tarde, el canal Globovision reseñó que la emergencia del hospital estaba colapsada y que se presentaban a sus afueras grandes colas de ambulancias con enfermos que debían ser trasladados a otros centros asistenciales. Y así fue, se quedó todo el fin de semana en esa cama.
Sábado. Familia enorme.
Una de las cosas que más me ha deprimido de esta crísis es que he sentido que mi familia está desapareciendo. Tres viejas -incluyendo a mi mamá- el tío epileptico, mi hermana y mi sobrina.
Esa noche se casó un primo segundo. Fui a la boda con una de mis tías. Son hijos de una tía abuela, la cual tuvo alrededor de 12 hijos y que a su vez volvieron a poblar Macondo, claro, sin mi apellido.
Es extraño ver a tanta gente que te conoce y que tú no les recuerdas. Que te salude con mucho afecto una hermosa prima y tú, sinceramente, le digas que no tienes idea de quién es.
Pero esa velada me llenó de optimismo. Si no tengo hijos, algunos de mis genes seguirán en la tierra.
Domingo. Jim Morrison.
Luego de un alegre trasnocho -bebí una copa de vino y un vaso de whiskey- y de largas tardes viendo películas de Akira Kurosawa, fui esa noche al hospital.
Ahora mi tío dice que mi tía tiene a un indio a sus espaldas.
Por un evento en la calle, esa noche no fraternicé con nadie.
"El junkie", me dijo muy feliz que el martes le dan de alta. De "pata é palo" no sabemos para cuándo.
Una tía de Diego, que es médico, fue quien personalmente llevó el jueves la documentación de mi tío al Seguro Social de Caracas, porque la secretaria del Servicio Social de Maracay se fue de vacaciones. esto, luego de 3 semanas de realizados los trámites. Falta menos, aunque la cruz se hace cada vez más pesada.
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