miércoles, 21 de abril de 2010

El tío sin seguro. Parte 34. Agotamiento.

Hoy fueron las 4 horas más largas que he vivido en esa habitación. Una mezcla de cansancio y de rutina fue fatal para mi ánimo. Hoy no quiero escribir, solo lo hago por compromiso y porque Javimar me escribió hoy.

Cada día me desespero cuando aquellas personas que prometieron ayudarme no me llaman para darme buenas noticias. Es un castigo.

Al Sr. Breto le dieron de alta. Se fue con una fama de “pasao”. Diego me contó que no sólo quería una vaina con la hermana de “el Junkie”, sino que hasta intentó besar a una enfermera. Su mamá, orgullosa, dijo “Es que él es mujeriego como su padre”. Nojoda…

Diego me ordenó que le bajara más regaettón. Esa es mi tarea de todas las noches.
Los padres de Diego, el Sr. Leonardo –que tuve que botarle los orines porque el sobrino no vino- y el huraño Sr. Edmundo hablaron toda la noche sobre niños deformes o siameses.

Mañana opera al Junkie.

Ismael sigue con su voladora. Ya nos sentimos culpables por su estado apacible.

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