jueves, 1 de abril de 2010

El tío sin seguro. Parte 12 + 1. Insomnio.

El fenobarbital es un anti convulsionante muy poderoso. Empezó a utilizarse en el Siglo XX. En principio fue empleado por los Nazis para asesinar a los niños que no cumplían con los cánones de la raza aria (este dato créanlo tanto como las barbaridades que dice Iván Mata en su programa, porque lo saqué de Wikipedia).

Luego se descubrieron sus facultades médicas como depresor del sistema nervioso. Se utiliza para el tratamiento de la epilepsia, la hipnosis, causa alucinaciones y dependencia. Tal puñal tuve que metérmelo por Internet para conocer sus características y sus riesgos, entre ellos que en sobredosis puede inducir al coma.

En la mañana

Apareció el tercer donante. Un amigo, a quien llamo en mi Blog “El colombiano”, respondió a mi llamado de Drácula por sangre amiga. Conversamos sobre los antecedentes médicos de mi familia, cosa en la cual no profundizaré, igual que los momentos de aseo a mi tío.

Lo más resaltante de esa mañana fue cuando conté la anécdota de “el jose”, y cómo sobrevivió a 14 tiros en el cuerpo. Uno de los donantes dijo “es que esos tipos tienen en la sangre unos “malandrocitos” que son más arrechos que cualquier glóbulo blanco”.

También conversamos sobre la posibilidad de llevar este cuento al formato cine. Las características físicas de los personajes. Escribiré sobre eso en una noche que no tenga nada que decir.

En la habitación

Franco y Cecilia, el niño y su mamá evangélica y chavista, se fueron de alta. “el jose” ya le había agarrado cariño, le decía “señora, no sea entrepita y váyase a dormir” cada vez que empezaba a marear a los demás pacientes con sus cuentos. Le agarró tanto afecto como a Tania.

Ahora la “sopa” de la habitación era “papi chulo”. Ese día ninguna de sus mujeres le vino a visitar. “Viste wuon, se te arrecharon y se fueron pá la playa en Semana Santa” le decía “el jose”, quien además se burlaba que el pobre hombre tenía el pito de orinar lleno y nadie se lo descargaba en la poceta.

“Verga, ese chamo en su casa debe estar matándose a pajas” decía “papi chulo” con respecto a Franco. “Si ese hacía lo que le daba la gana aquí, imagínate en su propia casa”.

Ni “Papi chulo” ni sus nenas tenían la confianza de Raquel (mi mamá), hasta que se declaró acérrimo antichavista. El evangélico de al lado también le tiene arrechera al Presidente. Sus horas en el hospital se le han hecho más gratas, mientras lee los titulares de “El Nuevo País”.

El tío está “volando”

Ahora retomo lo expuesto en los dos primeros párrafos. Desde hace días a mi tío no se le entiende nada de lo que dice. “El gocho” confirmó lo que me dijo mi tía “Como a la una de la mañana empieza a decir que le traigan los pantalones porque se quiere ir caminando”. La noche anterior tumbó la tracción en la madrugada.

Esa noche volví a dormir en el suelo. “el jose” se reía porque pensaba que la tracción me iba a caer encima de madrugada en una de sus horas felices. Hubo un desequilibrio en su salud porque la neurólogo le mandó a colocar un medicamente intravenoso, que sumado a las dos pastillas que le suministramos, lo tenían noqueado.

Mi tía tiene algún tipo de “Don” paranormal. Es de las personas que en la mañana saben que alguien se murió porque en la noche sintió un jalón o soñó con una boda. Durante el exceso de medicamentos a mi tío –antes que nos diéramos cuenta y le bajáramos la dosis- conversó con él. Esto fue lo que le dijo:

“Vi a mi papá y a mi mamá. Estaban en un lugar muy bonito. Quisiera estar ahí. Mi papá me dio la bendición. No me dijeron nada. Les pedí agua bendita para beber. Luego vi a la virgen y a Dios. Detrás de ti están el diablo y un ángel que se están peleando”. Mi tía tiene actualmente una situación personal de la cual tampoco profundizaré, a menos que la trama lo requiera.

Cuando leí el libro de Brian Weiss, la tercera noche en la emergencia, recuerdo un capítulo en el cual relataba las experiencias de las personas cercanas a la muerte durante procesos hipnóticos. Usualmente las personas conversan con familiares muertos. Además él había comentado que frecuentemente observaba a un zamuro en la habitación, preocupante por la connotación del ave. Esa noche decidí conversar con él luego de su dosis.

Comenzando la noche me dijo que vio a un gallo. Incluso dijo en voz alta “josé, agárrame el gallo”, a lo cual “el jose” le respondió: la pinga, no seas marico.

Luego me dijo que una de las muchachas que trabajó como servicio en la casa se apareció en la habitación. “Ahí está Yurka, pero se escondió”. En sus sueños nunca vio a su hermana, también enferma a partir de un momento de su niñez.

El resto de la madrugada lo dediqué a luchar en contra de sus movimientos de loco. Esa noche se dedicó a quitarse los pañales y luego orinarse. Tuve que agarrarle las manos durante 2 horas hasta que se quedó dormido. Me decía “Amárrame” “¿No me vas a ayudar?”. Fue una noche de mierda.

Esa noche tuve una duda ¿Qué le habrán dicho mis abuelos sobre mí en su sueño? ¿Seré un ángel empecinado en salvarle o un demonio que no quiere que pase sus últimos días en su hogar? El primer día, cuando casi cae desde la camilla cuando lo sacaban de la ambulancia en el Hospital Central, yo evité que besara el suelo. Con ese pensamiento cerré los ojos y fui a dormir tranquilo en las sillas de aluminio que están ubicadas al frente de terapia intensiva.

A propósito, en la tarde volvía ver a las hermanas evangélicas. Me dijeron que a su papá le operarían del pulmón. Estaba inconsciente, pero fuera de peligro. “Está en las manos del Señor”. Esa noche ninguna estuvo en la Terápia Intensiva, tal vez Dios ya hizo su voluntad.

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