sábado, 3 de abril de 2010

El tío sin seguro. Parte 16. El empleado jalabola.

La historia de la fractura de “el gocho” comenzó en Barcelona. Una empresa de anuncios subcontrató a Señalca para que montara unos avisos luminosos. La tarea debía estar lista para ese martes y por ello “el gocho” tuvo que trabajar hasta altas horas de la noche del lunes… hasta que se cayó.

La empresa oriental lo trasladó a una clínica privada, donde el médico de guardia dijo que había que operar de emergencia. Presuntamente para evitar que le cobraran la hospitalización del obrero, el dueño de Señalca pagó a un Taxi para que trasladara a “el gocho” a Maracay. El mismo se fue al Seguro Social de la ciudad y a un mes del accidente no le han operado, mucho menos le han comprado la prótesis.

Todas las noches discute sobre lo mal que le trata su jefe, que le paga salario mínimo, que les quitaron el seguro, que prometió traer la pieza de Estados Unidos y aun no lo ha hecho, horas extras, deudas con el gobierno…

“el jose” le dijo: Eso le pasa a los empleados jalabolas. Seguro tú le comprabas el café y le regalabas galletas.

“papi chulo” comentó: Yo por 30 mir diarios no le trabajo a ese sucio.

“Pero necesitaba la plata para mantener a mis tres hijos. Ese eres tú que tienes 4 mujeres y no te alcanzan los reales”, ripostó el gocho.

La esposa de “el gocho” le trajo un pescado con arroz. Él no quiso comer y se lo dio a “el jose”. Discutíamos qué tipo de pescado era y el señor con cara seria dijo “ese es una palometa”. La mamadera de gallos no fue normal.

Luego, “cara é crímen” pidió parte del pescado. “Gocho, entre los dos te están mordiendo la palometa”, le dije.

Comenzando la tarde, “el gocho” le dijo a “el jose”: Abre el boca de sapo pá meterte el guevo mio”. “el jose” respondió: Lo que quiero son las nalgas tuyas.

Desde que se declaró Ricky Martin, los chistes de homosexuales son el pan nuestro de cada día.

Lo que tenía que ocurrir

Mi tío es estítico. Pero aquello es inevitable y para i mala leche, yo estuve de guardia. No ahondaré en los detalles escatológicos. Solo diré que un enfermero, que se parece a Gustavo Aguado, me ayudó en la tarea.

No hay comentarios: