miércoles, 12 de agosto de 2015

Un discurso para gobernar, no gobernar como dice el discurso

Comenzando la “Era Maduro”, todos los economistas anunciaban que, debido a la baja en los precios del petróleo, se debía devaluar la moneda para sincerar los gastos del Estado. El Presidente, ya en ejercicio desde la enfermedad de Chávez, tenía un panorama político complicado, y aconsejado por unos asesores, que evidentemente conocen más de comunicación, psicología y manipulación de masas, pero no de economía, decidió mantener el cambio de la divisa a Bs. 6.30 por dólar.

La decisión sirvió para que más de un radical celebrara la decisión que aparentemente no iba a afectar su bolsillo, debido a que los productos de primera necesidad no debían aumentar de precio, pero no entendió que el déficit de ingresos en divisas del Estado, que construyó una economía de puertos para evitar que “los empresarios golpistas se fugaran con los capitales”, iba a ser pagado con monda nacional sin respaldo. Al subir el poder adquisitivo del venezolano, pero invirtiendo la misma cantidad de dólares para producción, ha ocasionado la escasez, y que aquellos productos que no son beneficiados con dólar preferencial, acuden a un dólar negro que sube de manera exponencial.

Explicado de manera más sencilla: Una decisión político electorera que respondía más al resultado ajustado de las elecciones presidenciales de abril de 2013 que a un mínimo de sensatez, desató esta “tormenta perfecta”. Luego vino el “Dakazo” para ganar unas elecciones de alcaldes, acabando con lo que precisamente controla la inflación: el abastecimiento de productos.

Básicamente el venezolano tiene dos años llevando coñazo en las colas. Ya los saqueos son el pan nuestro de cada día y gracias a los teléfonos inteligentes –que el gobierno regala entre Bs. 2 mil y 5 mil- nos enteramos de lo que ocurre en el interior, porque la capital descubrió el mundo del robo a los transportes de alimentos cuando las gandolas empezaron a quedarse atrapadas en cierto distribuidor del Este de Caracas. Ya muchas voces dentro del chavismo no solo admiten que el modelo económico no sirve, también advierten que el chavista “se va a quedar en su casa por el descontento”.

No hay que ser brutos para darse cuenta que aun con un REP contaminado, el venezolano, con 1 o 5 cédulas, mostrará su descontento en las elecciones. Aunque en lo particular creo que el 6 de diciembre, como válvula de escape, se ve muy lejos para el nivel de arrechera que se siente en las calles.

¿Pero qué hacer? La gente votará por la MUD (o dejará de votar por el Psuv) como una expresión de descontento, pero lo cierto es que del otro lado no hay unidad de criterios. Capriles asomó tres ideas que pareciera gustaron más en el chavismo que dentro de la propia oposición, aquello de subir el sueldo 50%, devolver las empresas expropiadas y aumentar los ingresos con recursos no deficitarios.
En mi opinión, primero hay que “Liberar a Willy” para saber dónde estamos parados. De todas las opiniones que he escuchado sobre el precio real del dólar, la más lógica me pareció la de Pedro Palma: Si una gaseosa cuesta Bs. 90 (Pagué eso hace 10 días) y en Estados Unidos puede costar en promedio un dólar, la divisa americana vale Bs. 90. Según Palma, son muchas más las cosas que puedo comprar en Venezuela con Bs. 700 que en Estados Unidos con un dólar.

Y lo segundo es que es momento de sembrar ideas coherentes en la gente. Siempre nos quejamos que el venezolano es facilista, y además que mientras más pobre, más ingenuo ¿Qué mejor momento para enseñarle a la gente que el trabajo digno es la única manera de salir adelante? ¿No es nuestro presente la mejor manera de demostrar que los beneficios sociales son factibles solo si el Estado tiene la capacidad de pagarlos? ¿No es precisamente un esquema de moneda débil lo que ha permitido surgir a los países emergentes?

Y mientras en Miraflores piensan que aún es posible mantener el gobierno sin tomar decisiones necesarias para el país –e incluso ganar la Asamblea Nacional, como si el chavista y el pueblo en general tuviera una manera distinta al voto de expresar su descontento-, porque cree que en 15 días la vaina no se va a poner más fea, Estados Unidos negocia con Irán más acuerdos que le permitirán producir más barriles de petróleo y China devalúa su moneda, porque sencillamente ese gobierno no tiene miedo a golpes de Estado.


Mientras eso ocurre, nosotros somos incapaces de generar una fuente de ingresos alterna, solo porque un séquito de políticos de izquierda y militares quiere seguir robando. Esperemos que la oposición –o el que se monte- entienda que hay que tener un discurso para gobernar, no gobernar como dice el discurso

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