jueves, 20 de agosto de 2015

El Antichavista

Introducción


Muchas veces la palabra más sabia debe decirse de la peor manera, para que la misma sea recordada.

En cualquier curso de coaching se enseñan los principios de la comunicación, por ejemplo que la misma debe ser asertiva y, dependiendo del contexto, formal o informal. Pero no todos los grandes filósofos de la historia han sido dulces en su verbo ni en la forma de expresarse. Mi favorito: Friedrich Nietzsche.

Durante los primeros meses del año 1999, los venezolanos conocimos a un gran orador y conocedor –tal vez empírico- de las mejores técnicas para persuadir (manipular) a su pueblo. Sin embargo, Hugo Chávez enfocó sus primeros discursos como Presidente de Venezuela en borrar de su figura algunos paradigmas. El más peligroso: Los llaneros son brutos.

Nota del editor: No considero que sea inapropiado mi comentario, ya que mi abuelo nació en Lezama, mi abuela en Barbacoas y mi mamá en Altagracia de Orituco. Y desde chiquito este maracayero duerme en chinchorro.

El nativo de Sabaneta hacía un esfuerzo intelectual por comentar la  enorme cantidad de libros que –según él- devoró durante sus años de prisión en la cárcel de Yare. Citas de obras que incluyen desde “El Capital” de Marx hasta “El oráculo del guerrero” de Lucas Estrella (Que fue su libro de cabecera hasta que Boris Izaguirre afirmó en una entrevista con Napoleón Bravo que era un libro muy gay), fueron ingresando poco a poco aquello que llaman “el inconsciente colectivo” del venezolano.

Pero con Chávez yo tuve una experiencia similar a la que casi a diario obtenía con Iván Mata en su programa vespertino de La Mega: Casi siempre que hacía referencia a un evento histórico, deportivo, político… que conozco, los tipos estaban equivocados. Un ejemplo “Jaime Lusinchi gobernó en Venezuela entre 1967 y 1972” y mi curiosidad periodística me conducía a Wikipedia para identificar la fuente de información errada del locutor de radio.

Si bien existe un significante y un significado, y que a su vez cada interpretación pasa por las experiencias personales y culturales propias, sin duda el concepto de “Superhombre” o “Übermensch” que Chávez entendió de los planteamientos de mi filósofo alemán favorito, no podía calificarse como algo distinto a “lamentable”. Casi lo imagino en su celda leyendo “Así habló Zaratustra” mientras tarareaba el “Gingle” de la publicidad de los mamíferos de Parmalat en los 90.

En ese momento me di cuenta que el “fenómeno” político más importante de Latinoamérica en lo que ha trascurrido de siglo XXI era un charlatán. Sí, un charlatán que gobernó 15 años mi país y que solo perdió un referendo aprobatorio de una reforma constitucional y la batalla contra el cáncer. Mientras eso ocurrió, yo me gané la vida como periodista del gobierno, y mis escritos –no firmados por ética- contribuyen a una estructura de manipulación de masas. Hoy solo encuentro desahogo en un perfil falso de Facebook y un Blog no rastreable por los motores de búsqueda.

Pero mi obra preferida de Nietzsche es “El Anticristo” (Der Antichrist, Fluch auf das Christentum), la cual leí completa haciendo una cola para comprar comida. La lectura, densa y pesada, es una exposición de cientos de argumentos para definir al cristianismo como una religión corrupta, irreal e incluso por debajo del judaísmo.

Nota del editor: Yo no estoy en contra de la iglesia católica, para mí es una institución moral que merece el respeto de la sociedad, y cuya función principal es explicarnos el punto de vista espiritual de las cosas, no importa cuántos sacerdotes hayan violado monaguillos en los Estados Unidos. Este último hecho no es más que otra injusta generalización.

“El Anticristo” no es una lectura simpática. Inspirado en ella, yo me animo a escribir “el antichavista”, que no es más que una forma sádica de hacer bulliying no solo a la visión política más contradictoria de la historia, por ser de izquierda, militarista, homofóbica y pro Islam, también a nuestra miseria como pueblo.

Yo me atrevo a asegurar que dentro del mismo linaje de María Corina Machado y demás “Dueños del Valle”, existen conductas egoístas, tercermundistas y miserables –tan miserables como chavistas- que han hundido en la miseria al país más rico del nuevo mundo.

Todos mis amigos con los cuales conservo una amistad superior a los 10 años coinciden en algo: No tengo sutileza para decir las verdades y sin duda soy un ser humano que prefiere la soledad a la hipocresía. Así será el antichavista, mi segundo esfuerzo literario del año 2015.


Muchas veces la palabra más sabia debe decirse de la peor manera, para que la misma sea recordada. Esto no es más que una respuesta adecuada para el momento que vivimos como sociedad.

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