Otra cosa que he aprendido de mis juntas con psicólogos es
el riesgo que uno corre al identificarse con un objeto, un símbolo o un animal.
El mayor peligro es asumir como karma las principales
características de, en mi caso, un felino. Los Tigres son autosuficientes y
mejores peleadores que los mismos Leones, ya que los segundos suelen vivir en
manadas, mientras que el otro se las arregla solo.
Peor que eso es ponerle un nombre de una persona. Pero aquí viene
mi justificación.
Mientras mis compañeros de colegio iban a clases con camisas
de sus equipos europeos o selecciones nacionales del país de sus abuelos –en aquella
época el marketing deportivo era solo para ricos-, desde niño iba a mis clases
con una camisa de los Tigres por debajo del uniforme. Con el tigre del símbolo
de los 90, en una franela de mala calidad comprada a un buhonero fuera del estadio.
Es decir, desde niño no solo soñaba con que algún día
Adidas, Nike (Under Armor si fue patrocinante, actualmente es Outfield) o Puma
vendieran las camisas de mi equipo de béisbol ¿Y tener un peluche? #NWLD.
Pus ese tiempo de Dios llegó con el nuevo milenio y fue en
2008 cuando compré al tigre que hace honor a mi cuenta anónima de Facebook. De
hecho compré dos y luego dos más, uno de ellos para el primogénito de mi mejor
amigo.
El Tigre de mi carro, más allá de su nombre, representa a la
mejor época de mi vida, cuando compré mi carro, logré escalar a un trabajo digno
cerca de mi casa, vi a mi equipo ganar tres títulos seguidos -y una Serie del
Caribe- y también fueron los años cuando mi sobrina aún era una niña, pero ya
hablaba y razonaba con su tío.
De hecho ella lo bautizó “Minitío”. Aún mantengo esa mentira
blanca con ella. Su nombre real representa a uno de esos buenos recuerdos.
¿Qué si soy capaz de botarlo? Jamás. Porque eso no cambiará
lo que soy el día de hoy, el producto de mis virtudes y defectos, de mis
aciertos y mis errores. Además ha sobrevivido a tres robos. Si algo seré hasta el
último día de mi vida es Tigrero y espero recordar en ese momento muchos de
esos años, muchos de esos buenos tiempos.
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