Comenzando la “Era Maduro”, todos los economistas anunciaban
que, debido a la baja en los precios del petróleo, se debía devaluar la moneda
para sincerar los gastos del Estado. El Presidente, ya en ejercicio desde la
enfermedad de Chávez, tenía un panorama político complicado, y aconsejado por
unos asesores, que evidentemente conocen más de comunicación, psicología y
manipulación de masas, pero no de economía, decidió mantener el cambio de la
divisa a Bs. 6.30 por dólar.
La decisión sirvió para que más de un radical celebrara la
decisión que aparentemente no iba a afectar su bolsillo, debido a que los
productos de primera necesidad no debían aumentar de precio, pero no entendió
que el déficit de ingresos en divisas del Estado, que construyó una economía de
puertos para evitar que “los empresarios golpistas se fugaran con los capitales”,
iba a ser pagado con monda nacional sin respaldo. Al subir el poder adquisitivo
del venezolano, pero invirtiendo la misma cantidad de dólares para producción,
ha ocasionado la escasez, y que aquellos productos que no son beneficiados con
dólar preferencial, acuden a un dólar negro que sube de manera exponencial.
Explicado de manera más sencilla: Una decisión político
electorera que respondía más al resultado ajustado de las elecciones
presidenciales de abril de 2013 que a un mínimo de sensatez, desató esta “tormenta
perfecta”. Luego vino el “Dakazo” para ganar unas elecciones de alcaldes,
acabando con lo que precisamente controla la inflación: el abastecimiento de
productos.
Básicamente el venezolano tiene dos años llevando coñazo en
las colas. Ya los saqueos son el pan nuestro de cada día y gracias a los
teléfonos inteligentes –que el gobierno regala entre Bs. 2 mil y 5 mil- nos
enteramos de lo que ocurre en el interior, porque la capital descubrió el mundo
del robo a los transportes de alimentos cuando las gandolas empezaron a
quedarse atrapadas en cierto distribuidor del Este de Caracas. Ya muchas voces
dentro del chavismo no solo admiten que el modelo económico no sirve, también
advierten que el chavista “se va a quedar en su casa por el descontento”.
No hay que ser brutos para darse cuenta que aun con un REP
contaminado, el venezolano, con 1 o 5 cédulas, mostrará su descontento en las
elecciones. Aunque en lo particular creo que el 6 de diciembre, como válvula de
escape, se ve muy lejos para el nivel de arrechera que se siente en las calles.
¿Pero qué hacer? La gente votará por la MUD (o dejará de
votar por el Psuv) como una expresión de descontento, pero lo cierto es que del
otro lado no hay unidad de criterios. Capriles asomó tres ideas que pareciera
gustaron más en el chavismo que dentro de la propia oposición, aquello de subir
el sueldo 50%, devolver las empresas expropiadas y aumentar los ingresos con
recursos no deficitarios.
En mi opinión, primero hay que “Liberar a Willy” para saber
dónde estamos parados. De todas las opiniones que he escuchado sobre el precio
real del dólar, la más lógica me pareció la de Pedro Palma: Si una gaseosa
cuesta Bs. 90 (Pagué eso hace 10 días) y en Estados Unidos puede costar en
promedio un dólar, la divisa americana vale Bs. 90. Según Palma, son muchas más
las cosas que puedo comprar en Venezuela con Bs. 700 que en Estados Unidos con
un dólar.
Y lo segundo es que es momento de sembrar ideas coherentes
en la gente. Siempre nos quejamos que el venezolano es facilista, y además que
mientras más pobre, más ingenuo ¿Qué mejor momento para enseñarle a la gente
que el trabajo digno es la única manera de salir adelante? ¿No es nuestro
presente la mejor manera de demostrar que los beneficios sociales son factibles
solo si el Estado tiene la capacidad de pagarlos? ¿No es precisamente un
esquema de moneda débil lo que ha permitido surgir a los países emergentes?
Y mientras en Miraflores piensan que aún es posible mantener
el gobierno sin tomar decisiones necesarias para el país –e incluso ganar la
Asamblea Nacional, como si el chavista y el pueblo en general tuviera una
manera distinta al voto de expresar su descontento-, porque cree que en 15 días
la vaina no se va a poner más fea, Estados Unidos negocia con Irán más acuerdos
que le permitirán producir más barriles de petróleo y China devalúa su moneda,
porque sencillamente ese gobierno no tiene miedo a golpes de Estado.
Mientras eso ocurre, nosotros somos incapaces de generar una
fuente de ingresos alterna, solo porque un séquito de políticos de izquierda y
militares quiere seguir robando. Esperemos que la oposición –o el que se monte-
entienda que hay que tener un discurso para gobernar, no gobernar como dice el
discurso
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