IV: El Sindicalista
Comienzo este cuarto capítulo con otra percepción personal.
Yo lamento no haber buscado pareja “en serio” hace 6 o 9 años. En ese tiempo,
cuando uno tenía una cita con una chica, generalmente la chama tenía una
carrera e intentaba meterse en un crédito para comprar casa o apartamento, no
importa que no quedara en Las Delicias o en San Jacinto, ya que por la
prolongación de la avenida Aragua empezaban a construirse urbanizaciones
cerradas al mejor estilo de los “suburbios gringos” y cuyos precios en obra
gris ameritaban un sacrificio, pero no era algo inalcanzable.
Hoy incluso hasta las chamas de la edad de mi sobrina (18),
comentan que el plan es: “Tengo un pana que vende suspiros y cabello de Ángel en
Guatemala y están haciendo las lucas”. Pero la mediocridad abarca todos los
estratos sociales. Un “Camarada cooperante” –que recientemente abrió los ojos
porque lo jodieron con una contratación-, me dijo lo siguiente: “Los chamos de
antes querían estudiar o jugar pelota, ahora solo piensan que si en cuidar
carros, bachaquear o meterse a malandros para cogerse a una prepago como Rosita”.
Esa es una consecuencia del legado: Haber dejado en la Presidencia a un chofer
de autobús y sindicalista, un tipo que no inspira, que no es buen ejemplo para
nada. Trabajar en este país no vale la pena.
Ese error de percepción lo tuvieron los sindicalistas del país
con la izquierda. De hecho no fue un error de percepción sino de cultura. Tarea
para quien lea este artículo: Investigue sobre Lech Wałęsa.
No puede definirse como gobierno obrero a uno que coloque a
un gafo con fama de reposero en la presidencia –Obviamente no me refiero al
célebre expresidente de Polonia-, o que apruebe leyes “a la loca”, que ni la “todopoderosa
administración pública” no paga, como horas extra, sábados y domingos triples o
respete demás derechos consagrados en instrumentos como la Ley Orgánica del
Trabajo o la Lopcymat. Un gobierno es obrero cuando cumple con todo eso y vela
por la seguridad del trabajador… PERO EL QUE TRABAJA DE VERDAD.
Y ese es el problema. Las personas con “fuero” sindical
(Condición que les impide ser despedidos, trasladados o desmejorados en sus
condiciones de trabajo) no trabajan. No es que apoye el “chiché” que el
sindicalista es flojo, es que literalmente no trabajan, porque se supone que su
labor es recorrer los centros de trabajo para verificar las condiciones del
afiliado al sindicato, acompañarlo hasta las instituciones correspondientes a
defender sus derechos y… un verguero de vainas que nunca hacen.
La realidad del sindicalista adeco que sobrevivió a la CVT
es que hoy calla para seguir robando, y los sindicaleros del gobierno “callan a
la gente” para también seguir robando. Incluso durante los días del Paro Petrolero
del 2002, el gobierno apoyó el surgimiento de una organización llamada UNT, que
básicamente era una CVT chavista. Ante lo difícil que es apoyar a un Estado de
izquierda desde la óptica sindical, estos no solo se retiraron del gobierno,
sino que hoy en día son mucho más críticos que el “monstro original” que aun
manejan los adecos.
También quisiera referirme a los sindicatos de la
construcción. Es lamentable que en este país los asesinatos por razones
sindicales superan por mucho a los políticos. Ojo, el deber ser es que ninguna
de las dos figuras exista. Hoy esos sindicalistas son Pranes, asesinos a sueldo…
y todos los demás sinónimos.
También es triste que en Ciudad Guayana, donde sí existe un
movimiento sindical “como es”, y están todos arrechos por el fracaso del
Estado, son ahora “chivos expiatorios” de los saqueos en San Félix. Es decir,
si usted es sindicalista en este país, es usted un flojo, cabrón, inútil,
asesino a sueldo o “paga peo”. Y si su entorno es muy corrupto, usted podría ser Presidente.
Ser sindicalista significa confrontar al patrono. Pero ser
sindicalista en un gobierno de izquierda, el cual promueve que todos ganen lo
mismo, trabajes o no, es como ser un antisemita judío. Es decir, estudie, no
sea ignorante.
Pero para finalizar el cuento con el que inicié este
capítulo, y lo ladilla que se ha vuelto escuchar las mismas respuestas de las
mujeres profesionales con las que uno considera se puede hacer un futuro, todo
se resume a lo que escribió la amiga de un amigo en su twitter: “Bogotá: Rock
al parque, Valencia: Guaco #Meiriademasiado”. Es decir, mamagüeva ¿Tú cambias a
tu patria por un concierto de Rammstein? ¿O es que ya te ladillaste de un país
donde hasta hace 3 años vinieron bandas como Green Day, Aerosmith y Nine Inch
Nails, y como la “orgía de Cadivi” se acabó, ahora no vale la pena vivir aquí?
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