II: El Ni-Ni
Producto de la exitosa estrategia comunicacional emprendida
por uno que otro genio de las comunicaciones y la psicología vinculado con al
izquierda propia, en Venezuela se implantó lo que se reconoce como la “Cultura anti
partidos”. Ojo, no pretendo desconocer los errores del pasado, pero sí es cierto
que en el mundo, cuando un partido político tiene una crisis, encuentra la
manera de reinventarse y volver al poder. Dicho de una manera más simple: por
cada Richard Nixon aparece años después un Ronald Reagan.
Pero el mensaje “nada puede ser peor que los adecos y los copeyanos”
quedó tan arraigado en la cultura criolla, que las encuestas aseguran que hasta
abril del año pasado fue la principal razón para que la mayoría del país votara
primero por Convergencia, La Causa R, el MVR y el PSUV. Y me siento en la
obligación de brindar otra aclaratoria: Aun con un rechazo superior al 70%, es
el partido de gobierno el que tiene mayor identificación, triplicando en el
peor de los casos a Primero Justicia.
De la cultura anti partidos nació el Ni-ni. Tal vez un
fenómeno incomprendido en su naturaleza, ya que es muy normal que una persona
que no está inscrita en partidos políticos regularmente vaya a votar y lo haga
por una misma tarjeta. La participación política, al igual que otros aspectos
de la vida, tiene ciertos niveles. Claro, la campaña de terror del Psuv sobre
los empleados públicos del país, tiene como consecuencia que este partido solo haya
sacado más votos que número de sus militantes en las últimas elecciones en las
que participó el “Comandante eterno”.
Y el Ni-Ni es un fenómeno electoralmente sobrestimado. En
las dos últimas elecciones presidenciales, la abstención fue menor al 20%, muchos
de ellos raspa cupos fuera del país, gente que ya se había ido demasiado y no
cambió su centro de votación a una embajada y uno que otro pendejo que botó la
cédula. Es decir, esa gente casi siempre vota.
Pero ser Ni-Ni es como ser “medio marico”, incluyendo en ese
concepto todas las descripciones gráficas: “Mama güevo, pero no se deja coger”,
o “Soy activo, pero no pasivo”… Hermano, si usted hace algo de eso y le gusta,
usted es gay, así que “Deje la mariquera”.
Es decir, yo puedo estar de acuerdo con políticas de
inclusión sin que eso signifique que considero que la “vaina está buena”, o
comprender que hay errores y ser muy crítico con el gobierno, pero prefiero dar
un respaldo a quienes gobiernan. Se puede ser oposición sin simpatizar con la
MUD o ser “de izquierda” sin votar por estos ladrones que nos gobiernan.
Luego de esta explicación socio – política – escatológica,
viene mi sesión de coñazos contra esta raza pusilánime, cómplice del mayor
desfalco que ha sufrido el tesoro nacional de algún país del nuevo mundo. Usted
es un irresponsable que ha permitido la institucionalización de la mediocridad,
usted es un pendejo que cree que la teoría de la adaptación es aplicable a su propio
patio. Usted es como el padre de familia que permite que sus hijos caigan en
las drogas, solo por “Dejar que el niño viva su proceso”.
Usted es como quien dice “En Venezuela existen excelentes
ideas para combatir la delincuencia”, pero no las comunica. Usted critica y no
hace nada, usted es un inútil en una coyuntura de cambio social.
Adaptarse a la corrupción para lograr un objetivo puede ser
válido en una situación desesperada, pero el deber ser es enseñar a los hijos -y
a los niños en general- que sí es posible hacer las cosas de manera decente, salir
adelante honestamente.
No es posible que a un venezolano “le sabe a bola” que en
este país existan presos políticos, que cierren medios de comunicación, la persecución
a los empleados públicos, la discriminación política, la institucionalización del
“paramilitarismo” a través de esa figura aberrada y socialista del “Pran” y los
“Estados paralelos”. Usted es tan güevón como el que dice “De bolas, la culpa
es de ella ¿quién la manda a salir a las 3:00am? Por eso la violaron”. O peor, “No
me importa que suba el dólar, porque yo gano en bolívares”.
Tal vez la figura del “Ni-ni” murió durante las guarimbas.
Más allá de la estupidez de creer que un gobierno va a caer por quemar cauchos
en una urbanización y luego encerrarse en tu casa (Diseñada por un cubano
disidente y por eso ya entiendo por qué Castro va a morir en el poder y en
libertad), muchas de estas personas comprendieron que el Estado fue el que
mandó todo su poder de fuego a zonas residenciales donde viven niños y ancianos
–hecho en el cual algunos funcionarios de la Policía de Aragua se dedicaron a
robar a los manifestantes- y que existe una cierta complicidad con el hampa.
En este último punto quisiera hacer una salvedad, ya que
cualquier persona medianamente inteligente sabe que el “Hampa no tiene
fidelidades políticas”, como principal argumento de las hoy llamadas “OLP” pero
mejor conocidas como operaciones de limpieza social.
Yo quiero confesar que yo estoy de acuerdo con un nuevo
modelo de país, que debe ser el resultado de una propuesta adaptada a nuestras
realidades, con objetivos claros y con una dirección que defina el “qué” y el “para
qué” hacer las cosas, pero considero que apoyar en este momento una tercera
vía, no es otra cosa que una sinvergüenzura, una forma de pescar en río
revuelto y una vía simple para obtener narco financiamiento del Estado.
No es que yo esté muy de acuerdo con que Ramos Allup vuelva
a la Asamblea Nacional, sobre todo porque la familia de su esposa hace negocios
con la Gran Misión Vivienda Venezuela, sino por lo que él representa. Henry Ramos
jamás ha votado y votará por una medida del gobierno orientada a seguir jodiendo
a la empresa privada o que institucionalice la persecución política. También
hay que comprender el significante y el significado que un político tan
representativo como él forme parte de una nueva mayoría, es un mensaje claro y
contundente al actual “status quo”.
Así que si usted conoce a un “Nini” o a alguien que apuesta
por estas “terceras vías” cuyo “Perfecto tiempo de Dios” no ha llegado, dígale
que deje la mariquera, porque si siguen gobernando los mismos, nada va a
cambiar.
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