martes, 3 de febrero de 2009

Nunca bajé de 150 Kph
El cementerio de Salom

El año pasado viaje con 7 panas al primer juego de la final ante Cardenales en Barquisimeto, en 2 Ford Ka. Tigres ganó y regresamos alegres, tal vez demasiado.
Solo dos anécdotas por contar.

El otro Ford Ka lo estaba manejando un pana, al cual llamaremos “El presi”. Siempre quiso que le prestara mi carro para probar su motor, ya que todo el mundo le decía que corre más que su Aveo.
Fuimos en caravana desde Maracay. El punto de encuentro fue la bomba “Chacao” que se encuentra luego del peaje de Guacara, donde hay un Burger King. Mientras mis pasajeros hacían “número 2” en el tocador de caballeros de la franquicia de hamburguesas, “El presi” arrancó y me sacó unos vitales minutos en nuestra simbólica carrera.
Cuando llegó al estadio de Barquisimeto se sorprendió al verme al frente de las taquillas esperándolo. “Tú eres un sádico, un loco ¿Cómo coño me pasaste si yo iba a 190 por esa autopista y nunca bajé de 150?”.
“Loco eres tú que dices que ibas a esa velocidad a todo gañote”.



Ganamos, pero no era suficiente para el presi. A excepción de los dos choferes, todos estaban rascaos, y así emprendimos el regreso a Maracay. “El presi” montó una ladilla al dueño de su carro “Métete a Salom, porque yo hice una promesa para quedar campeones”. Tanta fue la insistencia que tuve que seguir al otro Ford Ka por una carreterita de Yaracuy. Le seguí y dimos una vuelta a la plaza del pueblo de Salom, donde vivían los padres de “el presi”. Justo antes de salir del pueblo –a eso de las 2:30 am, el otro carrito plateado se detuvo al frente del cementerio.
“Señores, yo hice una promesa para que los Tigres queden campeones. Tenemos que entrar al cementerio a rezar en la tumba de mis abuelos”. Yo me confieso un “cagao” por naturaleza, y para colmo no estaba bebiendo, pero me parece más peligroso meterme en un barrio de madrugada que en un cemeterio de pueblo ¿Aun no he echado el cuento de mi sesión espiritista cuando estudiaba en el San José?
Vimos la puerta del cementerio abierta. Justo antes de entrar –con la previa meada en los árboles del pueblo, “el presi” y otros CDM´s, le volcaron (amos) el agua y el hielo de la cava donde teníamos la cerveza a otro pana, bailarín de un video que coloqué en este blog y a quien denominé “el felino”.
No hubo visitas a tumbas ni resfriados para “el felino”, pero los Tigres quedaron campeones. La promesa este año era lanzarnos al Lago de Maracaibo si la final era con las Águilas. No nos lanzamos al Guaire, pero los Tigres quedaron campeones ante los Leones.

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