El caso Javier García

En estos días, cuando todo el mundo tiene de “Sopa” a nuestro Presidente, a Rafael Correa y demás líderes latinoamericanos que, digamos, “pegaron las nalgas de la tierra” por apoyar a las FARC, quisiera hablar de un caso que ya ha pasado para el olvido de nuestra opinión pública, y donde podemos ser como “El Camaleón” y cambiar de color para echarle tierra al gobierno y a la oposición.
Javier García fue un reportero de Radio Caracas Televisión. Le conocí en la época de la Asamblea Nacional Constituyente; sí, en aquella época cuando Luis Miquilena tenía más poder que Chávez y Peña era Alcalde Mayor por el MVR. Incluso hubo algunos que pensaban que el caso Cavendes era un mito creado por los Adecos, porque en el gobierno no había corruptos.
Fui con un grupo de compañeros de clase de Periodismo a entrevistar a los Constituyentistas, para que conociéramos el manejo de la fuente política. Me dieron ganas de escupir a Alfredo Peña y tuve un interesante debate con Eustoquio Contreras. Javier García apareció en escena, con un cabello muy arreglado, todo un metrosexual -aunque en aquella época no existía el término- y empezó a hacerse ojitos con mi profesor. Por ello dice Er Conde “entre ellos mismos se reconocen con solo verse”.
Javier García fue brutalmente asesinado un día domingo en su apartamento. Inmediatamente los medios de comunicación privados le cayeron encima al gobierno, porque era un reportero de RCTV y por el tema de la inseguridad personal, que ha llegado a niveles tan alarmantes que en un fin de semana en Caracas hay más muertos que en Irak.
Desde un primer momento, y ganándome la antipatía de mi familia dije “Fue un crimen pasional porque ese tipo es marico”. Me cayeron encima, me compararon con Mario Silva –que bolas, no- y a los tres días el CCICPC (Mejor conocido como PTJ o Policía Técnica Policial en el pasado) confirmaron la teoría.
¿Por qué gente como la familia Poleo empezaron a bombardear al gobierno si todo el gremio conocía las “mañas” del periodista? Quienes piensan distinto al presidente, quedaron como unos “golpistas” y “manipuladores mediáticos” incapaces de proponer ideas de punta para sacar de la pobreza a esta nación. Por gente como esa el país está dividido y la oposición no es alternativa política.
Sin embargo, el gobierno no tardó mucho en meter la pata. Unos “sádicos” disfrazados de policías empezaron a regar las fotos del crimen por Internet. El gobierno reaccionó como siempre después que los medios, y esperó a que la opinión pública se indignara para empezar a investigar y poner presos a los culpables. Claro, para iniciar una investigación penal, los fiscales tienen que cerciorarse que sea “políticamente correcta”. Por gente como esa es que nadie en este país cree en los poderes públicos ni en la justicia.

En un conocido programa nocturno de Globovision, unos periodistas se disgustaron porque intentaron que un invitado condenara a una periodista de El Universal, porque describió al asesino como un tipo guapo, resaltando la condición de gay de García. El invitado dijo que es un hecho que no se debe omitir, cosa que es muy razonable, porque el único lugar donde la homosexualidad y el consumo de drogas no es algo habitual es en la televisión de emisión abierta.
Quiero finalizar diciendo que no estoy justificando el triste final de Javier, diciendo a lo Mario Silva que “se lo buscó por marico”. Su tendencia sexual jamás justificaría un crimen tan horrendo. Lo que quise decir es que los crímenes pasionales ocurren en todo el mundo. Además ¿Quién no recuerda el caso del Cura que encontraron muerto el Sabana Grande y aparentemente miembros del gobierno literalmente le sembraron “un marico” para despotricar a la iglesia católica? En el gobierno no son unos santos, pero esta vez los medios cometieron un error.