jueves, 3 de julio de 2008

Pedro Pablo Peñaloza // El Papa rojo

A falta de una constitución reformada, el proceso ahora cuenta con una Iglesia católica reformada. "Si no consigo la reelección indefinida, al menos tengo asegurada la redención eterna", pensará el comandante. Para esto no hizo falta votos, ni de castidad y mucho menos de pobreza. Estos hermanitos no son descalzos. Son descaminados.
La Iglesia católica reformada, según se puede leer en su página web, "no es monárquica, sino más bien, inclusiva, participativa y con un fuerte espíritu bolivariano, que reconoce que Jesucristo como Señor de la historia está presente en el proceso revolucionario que está suscitándose en Venezuela". Con semejante credo, a nadie debe extrañar que los clérigos de esta congregación den a comulgar ruedas de molinos.
El líder de este movimiento ha señalado que lucharán contra "el imperio estadounidense" y ha admitido que "estamos aprendiendo a mirar a las clases populares como lo hace el presidente Hugo Chávez". Los pastores de este rebaño antes que incluir ovejas, prefieren meter cabras.
Los guías de la Iglesia católica reformada condenan "esa nefasta y caprichosa carga humana, que es el celibato obligatorio e impuesto". Es decir, ellos rechazan la abstinencia que ordena el Vaticano.
Estos sacerdotes rinden culto a la revolución. Sus evangelistas son el alcalde Juan (Barreto), el general Lucas (Rincón) y el comisario de la PTJ, Marcos (Chávez). El cuarto es el gobernador Acosta Carlez, quien hace las veces de Mateo, pues llegó con un eructo y se fue con tremendo… problema que se armó en Carabobo, ¿verdad?
Ya se sabe que Santo Tomás le bastó con ver para creer, pero eso era en tiempos de la cuarta. La Iglesia de la V adora a los profetas que miran, oyen, sienten, huelen, saborean y tocan. Sólo leen el libro de Isaías.
Como se trata una fe reformada o en plena ebullición constituyente, el monaguillo Vásquez de Armas planteó suprimir de la Carta Magna entregada por Moisés la octava norma, por aquello de "no levantarás falsos testimonios ni mentirás".
Debajo de la quinta disposición, "no matarás", se incluirá un parágrafo único donde se expresará: "salvo que sea un enfrentamiento entre bandas". Y como muestra de que la revolución está montada en la onda globalizadora, se avanzará en el proceso de desregulación y simplificación de las leyes acortando la norma celestial de 10 a 9 artículos, por medio de la anulación del séptimo mandamiento: no robarás.
Los altos jefes de la Iglesia católica reformada de Venezuela saben que "es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que un rico entre al Reino de los Cielos", pero no se preocupan por eso. Ellos no quieren entrar a ningún reino. Son antimonárquicos.
ppenalozaochoa@gmail.com

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