Uno de los pocos canales de televisión –que hoy solo se ve
por Internet- que informa sobre la situación en las calles de Venezuela y que da
un justo espacio a los líderes de oposición es la cadena colombiana NTN24. En
su emisión de esta noche, una testigo del homicidio de Kluiverth Roa en San
Cristóbal, comentó que el chamo de 16 años suplicó a Javier Mora, policía
bolivariano de 23 años, que no lo matara. Luego de consumado el hecho, el
oficial pidió perdón al cadáver.
La dramática escena debe ser contextualizada. La Policía
Nacional Bolivariana fue creada por el ahora gobernador de Aragua Tarek El
Aissami durante su largo período como ministro de Interior y Justicia, bajo la
promesa de mejorar el modelo policial y que éstos recibieran una formación
socialista y respetuosa de los derechos humanos.
Si Mora tiene hoy 23 años, cuando Chávez llegó al poder
tendría 6. Su formación desde ese entonces –y como policía- recibió una
lamentable frase de adoctrinamiento: “Patria, Socialismo o Muerte”, la cual fue
modificada por el propio Chávez al conocer que padecía de un cáncer que solo le
daría a lo sumo 2 años de vida.
Tal vez la adrenalina de la situación, sumado al
adoctrinamiento que ha recibido durante su proceso de crecimiento como persona,
como profesional de la seguridad pública y como militante de un partido político,
le llevó a cometer semejante estupidez, tan estúpida como todos aquellos que
repitieron la bendita frase sin saber su origen etimológico. Hace pocos días le
recordé a un amigo chavista que no maldijera, precisamente por el poder que
tiene cada palabra y cómo puede devolverse como un búmeran.
Mora pidió perdón al cadáver de Roa, cuando ante sus ojos
explotó la “cotufa ideológica” que estuvo calentándose durante 16 años en el
microondas de su locura. Tan grave es el caso que casi todos los poderes
públicos han condenado el hecho, tratando de minimizar el desastre en el que
está convertida San Cristóbal en este momento y de lo que poco se sabe gracias
a la censura oficial tanto en la capital de la república (Caracas) como en la
militar (Maracay).
Solo el diputado Darío Vivas se atrevió a decir que el
policía recibió un cheque de Uribe y el propio Nicolás Maduro acusó a la
derecha de un plan desestabilizador. Earle Herrera, gran periodista pero
alcohólico confeso y político mediocre, dijo en la plenaria de la Asamblea Nacional
que en la Cuarta República los asesinos no iban presos, cuando precisamente
hace un año más de 40 personas fueron asesinadas en nuestras calles por malandros
pagados (colectivos) por el propio estado, policías y efectivos militares. Para
el gobierno, el único responsable es Leopoldo López y dos alcaldes.
En honor a la verdad, también fueron degollados con alambres
de púas “motorizados” que iban a repartir “pizzas” en las zonas donde había
guarimbas a las 3:00am.
Mi posición es que semejante hecho tiene que llamar a la
reflexión, de quienes adversan al gobierno y sobre todo de quiénes les apoyan
¿Realmente hay que defender aquello que llaman “Socialismo” con la muerte? ¿La
justicia social implica caerle a tiros a la gente que protesta porque no hay
seguridad, comida y futuro para defender a una cúpula militar / comunista
corrupta y podrida?
Hoy un chamo de San Cristóbal –cuyo padre posiblemente era
fanático del Barsa o de Ajax-, pagó con su vida por el poder de las palabras,
por la estupidez de quien no sabe lo que defiende, ni por qué ni para qué. Aunque
es pertinente destacar que otros cuatro estudiantes han sido ajusticiados en
Táchira y Zulia e los últimos días.
Y por su lado Javier Mora es el hombre nuevo que ha formado
la revolución.
Nota del editor: La autopsia del chamo contradice al
Presidente Maduro, ya que la causa de muerte no fue un perdigón sino un arma de
fuego, amparada por el polémico decreto 40.589, resolución 8610, que autoriza
su uso en manifestaciones.
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