lunes, 23 de febrero de 2015

A Ley de un tiro que no me causa gracia

Al frente de mi trabajo hay un negocio cuyo dueño es un chino. Desde hace meses se ha convertido en un sitio de alto tráfico, ya que recibe diariamente algún producto de primera necesidad, razón por la cual desde las 5 de la mañana mucha gente de pueblo empieza a hacer su cola. Curiosamente ya en ese momento conocen los productos que se van a vender en el día… PRIMERO QUE EL PROPIO CHINO, cosa que hace evidente que el Sundee, organismo del Estado encargado de evitar “la Guerra Económica”, ya forma parte de la red de corrupción denunciada por el mismo gobierno llamada “los bachaqueros”
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En la misma calle López Aveledo, pero una cuadra más al sur, se forma la cola de “Liberty Express”, con la gente que compra por Amazon a dólar preferencial. A su vez esta cola empalma con la del Farmatodo de la calle Páez, donde usualmente llega desodorante y jabón.

El ánimo en la calle -es decir, en las colas- es cambiante. Cuando hay sol que jode, la gente se amarga, cuando el día está fresco, baja el estrés. Cuando la cola avanza, están alegres y cuando se estanca, comienzan los peos. A eso de las 3:00PM, ya cuando el chino quiere cerrar su negocio, se prende una sampablera con la gente que queda en la cola, ordenada por personal policial y militar. Al menos hoy están haciendo algo por el orden público y no solo sirven para lavarle la camioneta al general o vender pollos.

La gente que hoy está arrecha tiene cara de pueblo, es decir, esos que no pueden mirarse al espejo y decir con orgullo que nunca votaron por esta mierda y que incluso bien sea votando, llevado gente a votar o tirando piedras, se opusieron a este camino. Esa es la gente, que al menos en un 60%, siempre respaldó al gobierno.

La anarquía está a la vuelta de la esquina. Uno de los parqueros me confesó que unos bachaqueros querían pagarle Bs. 20 mil para violentar la Santamaría del chino en la madrugada, es decir, un saqueo. Otro señor dijo “Aquí se va a armar un peo. Nunca aquí la gente perdía 12 horas de su día para comprar productos de primera necesidad”. Todos los días hay olor a violencia, los cuerpos de seguridad están armados, la gente en la calle está armada… Solo falta que a “alguien” se le escape un tiro al oeste de Caracas o en Guarenas, le pegue a un niño o una viejita, para que todo lo que conocemos como Estado se derrumbe.

Yo en lo personal no quiero que pase esa vaina, como tampoco quería que Chávez muriera sin ganarle unas elecciones presidenciales y así dejar que Venezuela tomara por sí misma un nuevo rumbo. Yo quiero que la gente siga “comiendo patria”, para que el día de las elecciones castigue a quienes, por seguir robando, los tienen pasando necesidad, y tal vez en poco tiempo, hambre.

De cualquier otro escenario, que nos alimentará el orgullo por decir “siempre tuve la razón”, solo nos dejará tristeza, dolor y remordimiento. Recuperemos la esperanza que nunca debemos perder y construyamos una mayoría con aquellos que gracias a su “contacto con la realidad” hayan despertado.


Este escenario no va a cambiar, ni que revendan “Hojillas” volverán a manipular a esa gente.

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