Mi hermana llegó a Maracay. Ella y un pana serían los encargados de donar sangre.
Mi hermana y yo llegamos al mismo tiempo que mi pana, al que llamaré “El Fryddmar”. Él a su vez se encontró en la cola a un compañero del Pedagógico de Maracay, donde se graduaron de profesores.
Durante media hora de espera a que entregaran los números para donar sangre, echaron cuentos sobre su experiencia en liceos públicos. “Chamo, yo estoy trabajando en San Mateo y un día decidimos hacer un recorrido por el pueblo. Los malandros, a punta de pistola, nos regresaron a la escuela”. “Los muchachos no pueden entrar con los bolsos cerrados a la escuela. A uno de dije que abriera el bolso y me dijo de manera sincera que cargaba una 9mm”.
Fryddmar echó otros cuentos. Confesó que algunos muchachos llegan drogados a los liceos, otros venden drogas.
El pana de Fryddmar contrapunteó con los cuentos de las niñas embarazadas. “Hay una a la que le doy clases, estudia 5to año y tiene 2 hijos”. “Otro chamo de 16 años está empatado con una mujer de 32”.
También hablamos de otros aspectos de la educación venezolana y juegos de softbol, pero no gastaré líneas en cosas buenas.
Coincidencias políticas
Los panas son chavistas. Gracias a la polarización política, es difícil pensar que en ambos lados existe autocrítica, debido a la pasión que despiertan los temas de debate en el venezolano. Pero existe.
Escuchar de un chavista estas premisas es esperanzador. De dos, es para ser optimista.
1- Chávez es mal Presidente porque es imposible nombrar al menos 5 ministros que sean eficientes.
2- Chávez no ha hecho absolutamente nada para acabar con la corrupción.
3- El chavismo es, en esencia, un “neoadequismo”.
4- Ya un coñazo de gente se ha volteado por el tema eléctrico.
5- La discriminación política es una mierda fascista. Pero si esta viene del Estado es aún peor, porque como ciudadano yo puedo dejar de depender de algún empresario privado, mas no del Estado.
Me hubiera gustado continuar el debate con las debilidades de la oposición, como su flojera crónica para contactar a los sectores populares y cómo dejamos morir la democracia por el descaro de la corrupción. Pero el pana de Fryddmar y mi hermana debían donar sangre.
A Fryddmar lo rebotaron porque tenía gripe. Tomé su número y me rebotaron porque tengo la hemoglobina baja.
“Muchacho, en tus labios se te nota el desgasto físico”, dijo la enfermera.
Dicen los científicos que unos labios rojos son atractivos al sexo opuesto. Pero en semejante peo soy incapaz de notarlo. 12 días de trasnochos y preocupaciones. Y la certeza que al menos serán 20.
Mi hermana donó medio litro de sangre. Le dijo a la enfermera que necesitamos los donantes y ya nos habían rebotado a 4 (2 por hemoglobina, uno por gripe y una lesbiana). Ella le llenó un papel de donación a nombre de su hermano. Un tal Jorge Chacón. Mi hermana y yo no compartimos el apellido. Igual le agradezco el detalle a la enfermera.
2 semanas: 2 de 4 donantes.
Histeria familiar
Raquel –mi mamá- se compró un celular Nokia con diccionario el viernes pasado, para suplantar a un Movistar que le compró mi hermana hace 5 años. Ella no sabe utilizarlo.
Le dijo a mi sobrina que se lo escribiera. Yo le dije a la niña que no lo hiciera, sino que le quitara el diccionario, porque le conozco y va a querer que yo le escriba los mensajes porque no va a querer aprender. Histérica me gritó “Coño, yo no he dormido, Ismael estuvo jodiendo toda la noche”. Ella no suele dormir luego de pasar una noche en el hospital.
Mi tío es una carga, ya lo sé.
Los tres José González
En la habitación compartida volvió la alegría. A Héctor el carpintero le dieron de alta y en su lugar metieron a un señor muy serio, educado… y evangélico.
Al hijo de la evangélica le operaron. Salió bien. Lo tienen a sopa porque una de las noches se acostó a dormir en el suelo con la mamá. Ella carga una colchoneta que le regalaron en un “Simoncito”. “Ese chamo está loco, se pone como loco cuando la mamá le da la teta”, dijo “el jose”.
En las noches no deja dormir a nadie. Cuando no está llorando para que le pongan calmantes, se la pasa metido en el baño. “Ayer estuvo 3 horas matándose a pajas en el baño. Esa poceta sonaba que jode. La señora entró y pensó que su hijo es epiléptico”, dijo Papi Chulo, que al igual que “El jose”, se llama José González.
Cuando le quitaron el yeso con una pequeña sierra se puso a llorar. Entre todos tuvieron que agarrarlo para que se quedara quieto.
El papá en la mañana le trajo un tetero. Dijeron que era un gel para un tacto que le realizaría un enfermero que trajeron del ambulatorio de Chuao, que tiene unos dedos de 50 centímetros.
Su mamá lo tiene muy consentido. El hampa le ha matado dos hijos.
“El gocho”, que también se llama José González, advirtió que la noche anterior los enfermeros le iban a meter doble dosis, porque recién ayer se dieron cuenta que los tres tienen el mismo nombre y apellido.
Jodió a “el josé” de nuevo con el cuento de la cicatriz en el abdomen. “Esa cesaria se la hizo porque dijo que lo obligaron, no se lo hicieron con amor. Como que eran morochos, porque esa raja es grande. El loco no sabe si fueron dos niñas o dos niños”.
Luego le preguntó a “Papi Chulo” que cuántos hijos tiene. Dos niñas, respondió. “Aja, ahora di con quién las tienes” y comenzó el relajo.
“El jose” arremetió. “Chamo, sendo pescozón te metió la jeva de ayer”. “Eso es amor”, le respondió. El carajo tiene 3 mujeres, la esposa y un culo en Puerto Cabello. Tres de ellas y la mujer le van a visitar, incluso a la misma hora. “Chamo, yo le quiero echar los perros a la negrita”, le pidió “El jose”.
Finalmente, la evangélica chavista buscó aceite para colocar en la puerta del baño. “El gocho” dijo “Gracias a Dios la puerta no suena, ahora sí va a poder dormir el señor Montenegro”.
A pesar de sus arranques de locura a media noche, mi tío duerme al menos 14 horas diarias. Raquel, mi tía, yo e incluso el nuevo vecino, reímos con el comentario.
Esta noche cenó bien. Poco a poco parece recuperarse.
martes, 30 de marzo de 2010
lunes, 29 de marzo de 2010
El tío sin seguro. Parte 11. Extrañando a Tania. La ayuda que no ayuda.
El día estuvo medianamente fastidioso en la habitación. Oswaldo y Tania abandonaron el hospital. Le sugerí al gocho que se pusiera una peluca y unas gafas para que “el jose” le jodiera como a ella.
En la noche empezamos a hablar de los espíritus. La madre del niño (la chavista evangélica), dijo que esas son personas muertas que siguen vivas. “El jose” le respondió “señora, ustedes los evangélicos están soyaos ¿cómo es eso que los muertos no están muertos? Yo tengo un vecino que es evangélico y se volvió loco de tanto leer la biblia. Una vez me llevaron a un retiro con unos evangélicos pá regenerarme y me pusieron a pasar coleto y a trabajar. Los mandé pal coño de su madre”.
Héctor el carpintero fue operado hoy. Su novia le acompañó en la noche, soportando los comentarios soeces de “El jose”.
En la cama de Oswaldo ingresaron a un chamo con cara de crimen. Con dos chistes de “el jose”, entró en confianza.
Mi tío tiene un mal semblante. Parece un viejito moribundo desde aquellas dos noches sin aire acondicionado. Lo bueno es que se está portando bien.
Lo malo… Yo soy boca de sapo.
La ayuda que no ayuda
Parecerá terriblemente ingrato lo que voy a escribir, pero necesito desahogarme.
En una emergencia como esta, nadie puede sentir rencor u orgullo, ya que no sabes quién te podrá ayudar.
Hay personas con las cuales siempre vas a contar. Por ejemplo Moralinda, quien me sacó a comer chawarmas y a comprar películas en las ballenas luego que culminé mi guardia dominical. Ella fue la única persona que me acompañó en la funeraria la noche que velaron a mi abuela.
Hay personas que te sorprenden. La familia del Tigre de mi carro, a quien llamo “Malyanito”, se reportó. Javimar y sus viejos se comprometieron a ayudarme a encontrar donantes. No duden que los fastidiaré después de Semana Santa. Me hicieron sentir un ser especial. Y pensar que nunca visito a esos viejos en su ferretería.
El Chivo también entra en ese grupo.
Hay personas que te harían sentir bien si se preocuparan más por ti. A esas mismas personas son a las que menos les pides ayuda, sobre todo si ya te han decepcionado. Nadie está obligado a ser como uno le sueña.
Hay personas con quienes se es ingrato, pero no dudan en darte la mano. Ejemplo María Grazia.
Finalmente hay personas que dicen “llámame si necesitas algo” o “Cuenta conmigo para donar sangre”, pensando que uno nunca les va a llamar. Cuando les llamas, te apagan el teléfono, no te devuelven las llamadas y el lunes te dicen que igual no podían ayudar o que se tomaron una pastilla que les impide donar sangre. Si se les pide semejante favor, es porque es una urgencia, coño.
En la noche empezamos a hablar de los espíritus. La madre del niño (la chavista evangélica), dijo que esas son personas muertas que siguen vivas. “El jose” le respondió “señora, ustedes los evangélicos están soyaos ¿cómo es eso que los muertos no están muertos? Yo tengo un vecino que es evangélico y se volvió loco de tanto leer la biblia. Una vez me llevaron a un retiro con unos evangélicos pá regenerarme y me pusieron a pasar coleto y a trabajar. Los mandé pal coño de su madre”.
Héctor el carpintero fue operado hoy. Su novia le acompañó en la noche, soportando los comentarios soeces de “El jose”.
En la cama de Oswaldo ingresaron a un chamo con cara de crimen. Con dos chistes de “el jose”, entró en confianza.
Mi tío tiene un mal semblante. Parece un viejito moribundo desde aquellas dos noches sin aire acondicionado. Lo bueno es que se está portando bien.
Lo malo… Yo soy boca de sapo.
La ayuda que no ayuda
Parecerá terriblemente ingrato lo que voy a escribir, pero necesito desahogarme.
En una emergencia como esta, nadie puede sentir rencor u orgullo, ya que no sabes quién te podrá ayudar.
Hay personas con las cuales siempre vas a contar. Por ejemplo Moralinda, quien me sacó a comer chawarmas y a comprar películas en las ballenas luego que culminé mi guardia dominical. Ella fue la única persona que me acompañó en la funeraria la noche que velaron a mi abuela.
Hay personas que te sorprenden. La familia del Tigre de mi carro, a quien llamo “Malyanito”, se reportó. Javimar y sus viejos se comprometieron a ayudarme a encontrar donantes. No duden que los fastidiaré después de Semana Santa. Me hicieron sentir un ser especial. Y pensar que nunca visito a esos viejos en su ferretería.
El Chivo también entra en ese grupo.
Hay personas que te harían sentir bien si se preocuparan más por ti. A esas mismas personas son a las que menos les pides ayuda, sobre todo si ya te han decepcionado. Nadie está obligado a ser como uno le sueña.
Hay personas con quienes se es ingrato, pero no dudan en darte la mano. Ejemplo María Grazia.
Finalmente hay personas que dicen “llámame si necesitas algo” o “Cuenta conmigo para donar sangre”, pensando que uno nunca les va a llamar. Cuando les llamas, te apagan el teléfono, no te devuelven las llamadas y el lunes te dicen que igual no podían ayudar o que se tomaron una pastilla que les impide donar sangre. Si se les pide semejante favor, es porque es una urgencia, coño.
Jugando dominó como el Tigre de Carayaca
Tomado de http://www.cuandoerachamo.com/
Quienes de chamos estamos jugando al Dominó siempre hemos escuchado la expresión “El Tigre de Carayaca” para referirse a alguien que juega muy bien. El Tigre de Carayaca es el apodo de uno de los mejores jugadores de Dominó de Venezuela.
El doctor Héctor Simosa Alarcón “El tigre de Carayaca” fue un médico traumatólogo, egresado de la Universidad Central de Venezuela. Nació en Aragua de Maturín, estado Monagas, el 16 de enero de 1921, y muere en Caracas el 19 de octubre de 1984. Comenzó su afición científica por este juego desde los doce años de edad viendo jugar a su padre.
Jugador de una gran capacidad de análisis científico del juego, cambio el mundo del dominó entre los años 55 y 80. Desarrolló la técnica que expuso por primera vez en su libro en el año 1957, mientras estudiaba en la Universidad central de Venezuela. Su libro, “Ciencia y Arte en el Dominó”, cincuenta años después continúa siendo un Best Seller.
En dicha obra se planteó por primera vez un método de juego que está fundamentado en la información que el jugador de turno transmite en función de la pinta que va a generar en su jugada. “El Tigre de Carayaca”, ha sido, es y será para siempre “El Gran Señor del Dominó”, ya que influyó, a través de sus enseñanzas y comentarios, en muchos de los que hoy en día son estrellas del firmamento dominocístico.
Aquí les dejo algunas de las frases y consejos del libro del Tigre de Carayaca:
- En la salida con dobles, se emplea el mayor de los dobles que tenga acompañamiento”.
- Se divierte más el perder jugando bien, que el ganar jugando mal
- Hay que saber salir, pues las manos se ganan o pierden desde la salida
- La segunda piedra es mucho más importante que la primera y aún mucho más que la salida.
- En muchas ocasiones se debe tratar de jugar aquellas fichas que pueden incomodar el desarrollo de un buen juego.
- El domino es “mitad ciencia mitad suerte que en algunos momentos adquiere un profundo carácter matemático”
- El mayor número de tantos posibles de coger en un tranca de Dominó es de 103 y el mayor en una dominada es de 109.
- Cuando se va a iniciar un juego que conviene es de buena técnica pensar en la jugada, asi se tenga una sola ficha que jugar. La pensada es la única seña aceptada en el Dominó.
Quienes de chamos estamos jugando al Dominó siempre hemos escuchado la expresión “El Tigre de Carayaca” para referirse a alguien que juega muy bien. El Tigre de Carayaca es el apodo de uno de los mejores jugadores de Dominó de Venezuela.
El doctor Héctor Simosa Alarcón “El tigre de Carayaca” fue un médico traumatólogo, egresado de la Universidad Central de Venezuela. Nació en Aragua de Maturín, estado Monagas, el 16 de enero de 1921, y muere en Caracas el 19 de octubre de 1984. Comenzó su afición científica por este juego desde los doce años de edad viendo jugar a su padre.
Jugador de una gran capacidad de análisis científico del juego, cambio el mundo del dominó entre los años 55 y 80. Desarrolló la técnica que expuso por primera vez en su libro en el año 1957, mientras estudiaba en la Universidad central de Venezuela. Su libro, “Ciencia y Arte en el Dominó”, cincuenta años después continúa siendo un Best Seller.
En dicha obra se planteó por primera vez un método de juego que está fundamentado en la información que el jugador de turno transmite en función de la pinta que va a generar en su jugada. “El Tigre de Carayaca”, ha sido, es y será para siempre “El Gran Señor del Dominó”, ya que influyó, a través de sus enseñanzas y comentarios, en muchos de los que hoy en día son estrellas del firmamento dominocístico.
Aquí les dejo algunas de las frases y consejos del libro del Tigre de Carayaca:
- En la salida con dobles, se emplea el mayor de los dobles que tenga acompañamiento”.
- Se divierte más el perder jugando bien, que el ganar jugando mal
- Hay que saber salir, pues las manos se ganan o pierden desde la salida
- La segunda piedra es mucho más importante que la primera y aún mucho más que la salida.
- En muchas ocasiones se debe tratar de jugar aquellas fichas que pueden incomodar el desarrollo de un buen juego.
- El domino es “mitad ciencia mitad suerte que en algunos momentos adquiere un profundo carácter matemático”
- El mayor número de tantos posibles de coger en un tranca de Dominó es de 103 y el mayor en una dominada es de 109.
- Cuando se va a iniciar un juego que conviene es de buena técnica pensar en la jugada, asi se tenga una sola ficha que jugar. La pensada es la única seña aceptada en el Dominó.
domingo, 28 de marzo de 2010
El tío sin seguro. Parte 10. El “Papi Chulo” y la virgen de los sicarios.
Esa mañana empezó a funcionar el aire acondicionado. “El gocho” y yo discutíamos si realmente estaba enfriando. Él subió su mano para tocar la ventanilla y dijo “Ahora sí está duro”. La mamadera de gallo por el chinazo no fue normal.
Era el segundo día de los nuevos hospitalizados. El atropellado, el niño y su madre resultaron ser otros personajes.
En el pasado reporte dije que al hombre atropellado, a quien llamaré “El papi chulo”, había llegado con su madre. En realidad era su esposa. También le va a visitar su amante, igual de vieja que su esposa. Ambas le dieron su cachetón el sábado, y luego empezaron a besarse y a meterse mano en plena habitación de hospital, al lado de un niño de 13 años, un viejo epiléptico, un malandro, dos obreros y un chamo con su mamá.
Al niño lo agarraron de sopa. La primera noche lloró mucho del dolor. También notamos que cuando le vienen a visitar arranca en llanto. Dicen que por coincidencia se le pasa el efecto del calmante a la hora de las visitas. “El jose” le dice “Ese muchacho lo tienen mingón, yo voy a mandar a meter a ese menor pal retén pa que sea serio”.
Entre todos le abordamos. Le preguntamos si tenía novia y nos dijo que sí. Empezamos a mamarle gallos porque se mete a bañar al menos 3 veces al día, una buena excusa para liberar “energía” a su edad. El chamo se molesta, pero no mucho. Sabe que si se arrecha lo vamos a joder más.
La mamá, además de evangélica y chavista, es confianzuda. Ayer tomó parte del talco de mi tío sin mi permiso. Me dijo que le había pedido permiso a Ismael, quien estaba desmayado de tantos analgésicos y fenobarbital. En la noche le pidió el teléfono a Raquel para hacer una llamada, que por supuesto no se lo dio.
Tania también está molesta con ella. La señora tiene un ojo clínico para meterse en el baño cuando está ocupado. Lo hizo con Tania, con el gocho cuando estaba meando, y con su hijo, a quien vimos desnudo por su imprudencia. Sin embargo, me dio parte de los caramelos que le regalaron a su hijo.
La virgen de los sicarios
Cerca de las 6 de la tarde, “El jose” dio una bienvenida calurosa a Tania “Tania, gracias a Dios que llegaste. Me salvaste la vida. Acabo de echar una rolo de cagada y necesito que me limpies”. “Nojoda, fuera yo familia tuya”, respondió.
Desde que llegué, ellos se echan bromas pesadas. Supuestamente Tania es novia de un tío de “el jose”. Esa mañana apareció una bolsa con un polvo blanco en la cama de Oswaldo. Tania pegó 4 gritos diciendo que era cocaína. “el jose” le dijo que eso era “tierra de muertos” y que se la iba a echar para joderla.
Tanto exceso de adrenalina jodedora por “el jose” se debía a que milagrosamente su pierna mejoró. Yo vi las radiografías y el hueso se soldó solo. Incluso vi una de las 14 balas que le metieron. Probablemente le den de alta mañana. Dios protege a los malandros, o es muy trabajadora esa “virgen de los sicarios”.
“¿Qué le vas a hacer al carajo que te jodió? Le pregunté a “el jose”. “Chamo, yo me tengo que portar bien. Además el tipo está encanao”.
Mientras todo esto ocurrió, mi tío tiene un peor semblante. Me dijo que no quiere que le corten la pierna. Empezó a portarse bien apenas empezó a funcionar el aire acondicionado.
Pasan los días y el disfrute que me da la compañía de estos locos no mejora mi estado de ánimo.
Era el segundo día de los nuevos hospitalizados. El atropellado, el niño y su madre resultaron ser otros personajes.
En el pasado reporte dije que al hombre atropellado, a quien llamaré “El papi chulo”, había llegado con su madre. En realidad era su esposa. También le va a visitar su amante, igual de vieja que su esposa. Ambas le dieron su cachetón el sábado, y luego empezaron a besarse y a meterse mano en plena habitación de hospital, al lado de un niño de 13 años, un viejo epiléptico, un malandro, dos obreros y un chamo con su mamá.
Al niño lo agarraron de sopa. La primera noche lloró mucho del dolor. También notamos que cuando le vienen a visitar arranca en llanto. Dicen que por coincidencia se le pasa el efecto del calmante a la hora de las visitas. “El jose” le dice “Ese muchacho lo tienen mingón, yo voy a mandar a meter a ese menor pal retén pa que sea serio”.
Entre todos le abordamos. Le preguntamos si tenía novia y nos dijo que sí. Empezamos a mamarle gallos porque se mete a bañar al menos 3 veces al día, una buena excusa para liberar “energía” a su edad. El chamo se molesta, pero no mucho. Sabe que si se arrecha lo vamos a joder más.
La mamá, además de evangélica y chavista, es confianzuda. Ayer tomó parte del talco de mi tío sin mi permiso. Me dijo que le había pedido permiso a Ismael, quien estaba desmayado de tantos analgésicos y fenobarbital. En la noche le pidió el teléfono a Raquel para hacer una llamada, que por supuesto no se lo dio.
Tania también está molesta con ella. La señora tiene un ojo clínico para meterse en el baño cuando está ocupado. Lo hizo con Tania, con el gocho cuando estaba meando, y con su hijo, a quien vimos desnudo por su imprudencia. Sin embargo, me dio parte de los caramelos que le regalaron a su hijo.
La virgen de los sicarios
Cerca de las 6 de la tarde, “El jose” dio una bienvenida calurosa a Tania “Tania, gracias a Dios que llegaste. Me salvaste la vida. Acabo de echar una rolo de cagada y necesito que me limpies”. “Nojoda, fuera yo familia tuya”, respondió.
Desde que llegué, ellos se echan bromas pesadas. Supuestamente Tania es novia de un tío de “el jose”. Esa mañana apareció una bolsa con un polvo blanco en la cama de Oswaldo. Tania pegó 4 gritos diciendo que era cocaína. “el jose” le dijo que eso era “tierra de muertos” y que se la iba a echar para joderla.
Tanto exceso de adrenalina jodedora por “el jose” se debía a que milagrosamente su pierna mejoró. Yo vi las radiografías y el hueso se soldó solo. Incluso vi una de las 14 balas que le metieron. Probablemente le den de alta mañana. Dios protege a los malandros, o es muy trabajadora esa “virgen de los sicarios”.
“¿Qué le vas a hacer al carajo que te jodió? Le pregunté a “el jose”. “Chamo, yo me tengo que portar bien. Además el tipo está encanao”.
Mientras todo esto ocurrió, mi tío tiene un peor semblante. Me dijo que no quiere que le corten la pierna. Empezó a portarse bien apenas empezó a funcionar el aire acondicionado.
Pasan los días y el disfrute que me da la compañía de estos locos no mejora mi estado de ánimo.
sábado, 27 de marzo de 2010
El tío sin seguro. Parte 9. Cuidar a un enfermo “enfermo”.
Es fácil perder el buen humor en una situación como esta. Quien no tiene dinero para pagar a alguien que pueda prestar atención en casa, o un asilo, tiene la desagradable experiencia de asear y tratar con sus familiares. Por ejemplo, muchos maracayeros afirman que la Madre María de San José, primera Beata de Venezuela, tenía un carácter muy fuerte.
Convivir con personas enfermas, algunas sin esperanza y sus familiares es patético. Esta frase no es de Manuel Rosales: No es sano compartir con gente enferma.
No solo yo he perdido el buen humor. Ismael pasa toda la noche jugando con la sábana, la cual a veces se enrolla con los alambres de la tracción y le causa un gran dolor. En repetidas ocasiones me pide que le acerque el almanaque del Tigre que tanto quiere llevarse. Yo, con voz seria, le digo que se quede quieto.
Los chistes de “el gocho” y “el jose” también han disminuido de frecuencia. Todo desde que se dañó el aire acondicionado. Hoy observé una raja que tiene “el jose” en el abdomen. “¿Chamo, y esa cesaria?” le pregunté “Eso fue que el marido lo obligó a abortar”, dijo el gocho. “El jose” no se mete conmigo ni con el gocho, y somos los únicos que lo jodemos.
En cambio a Oswaldo y Tania, el chamo que hace motos de plastilina y su mamá, se las tiene aplicada. El hermano de Oswaldo es policía y le dijo a “El jose” que los dejara de joder. Él en cambio cada vez que puede le dice a la mamá que le va a meter una pistola en la boca.
El carpintero, el pana que se encuentra al lado de mi tío, siempre tiene algo que hacer. En su cama tiene un ipod, un BB, un Nintendo DS, un radio a pilas. Le dije sobre algunas oportunidades que tiene si legaliza su microempresa o si busca un socio. Él se fracturó la pierna porque manejó rascao su moto. Le operan el lunes, porque a Dios gracias, no es feriado para los hospitales, mas sí para algunas de las áreas administrativas del SS.
La mamá del niño que ingresó ayer nos contó que vive en un barrio de Paya. Fue al hospital de Turmero, pero ahí no hay cómo hacer rayos X. Luego lo trasladaron a un DCI y tampoco. Cayó en el Seguro. Es evangélica y chavista. Habla hasta por los codos, aunque es muy colaboradora. Ella nunca quisiera ir a los Estados Unidos porque un chavista que fue a su comunidad le dijo que en ese país se vive peor que aquí.
El otro pana que ingresó ayer tuvo un altercado con su mujer. Aparentemente estaba con “la otra” en el momento del accidente. Su mujer le visitó hoy y le zampó una cachetada, lo que causó la mamadera de gallos del fin de semana de “El Gocho” y de “El jose”.
Hoy una cuarta persona se sumó a la vigilancia constante de mi tío. Elizabeth, una señora que plancha en nuestra casa, fue durante la semana a visitarle en el Seguro. Nos dio mucha alegría. Raque recordó que ella se molestó porque no le avisamos cuando murió mi abuela. También vimos en ese acto de solidaridad una oportunidad. Le ofrecimos pagarle para que cuidara a mi tío por las tardes y así bajar las guardias diarias a solo 6 horas.
Salud a la venezolana
Al llegar esta tarde al hospital había 3 carros con música a todo volumen en el estacionamiento y con gente bebiendo Solera verde. Aparentemente a un malandro lo chocaron y lo llevaron a él y a su rumba, al hospital. Uno de los vigilantes dijo ¿Y quién los va a correr de aquí?
En la noche la emergencia estaba colapsada. Salí al cafetín a tomar un jugo de naranja. Luego no podía entrar porque el hacinamiento era muy grande, mucha gente herida esperando ser atendida. Al momento de entrar casi se caen a coñazos con los vigilantes y los médicos.
La esperanza de una lluvia, no para que el Guri y la revolución respiren, sino para evitar el calor insoportable de esa habitación.
Convivir con personas enfermas, algunas sin esperanza y sus familiares es patético. Esta frase no es de Manuel Rosales: No es sano compartir con gente enferma.
No solo yo he perdido el buen humor. Ismael pasa toda la noche jugando con la sábana, la cual a veces se enrolla con los alambres de la tracción y le causa un gran dolor. En repetidas ocasiones me pide que le acerque el almanaque del Tigre que tanto quiere llevarse. Yo, con voz seria, le digo que se quede quieto.
Los chistes de “el gocho” y “el jose” también han disminuido de frecuencia. Todo desde que se dañó el aire acondicionado. Hoy observé una raja que tiene “el jose” en el abdomen. “¿Chamo, y esa cesaria?” le pregunté “Eso fue que el marido lo obligó a abortar”, dijo el gocho. “El jose” no se mete conmigo ni con el gocho, y somos los únicos que lo jodemos.
En cambio a Oswaldo y Tania, el chamo que hace motos de plastilina y su mamá, se las tiene aplicada. El hermano de Oswaldo es policía y le dijo a “El jose” que los dejara de joder. Él en cambio cada vez que puede le dice a la mamá que le va a meter una pistola en la boca.
El carpintero, el pana que se encuentra al lado de mi tío, siempre tiene algo que hacer. En su cama tiene un ipod, un BB, un Nintendo DS, un radio a pilas. Le dije sobre algunas oportunidades que tiene si legaliza su microempresa o si busca un socio. Él se fracturó la pierna porque manejó rascao su moto. Le operan el lunes, porque a Dios gracias, no es feriado para los hospitales, mas sí para algunas de las áreas administrativas del SS.
La mamá del niño que ingresó ayer nos contó que vive en un barrio de Paya. Fue al hospital de Turmero, pero ahí no hay cómo hacer rayos X. Luego lo trasladaron a un DCI y tampoco. Cayó en el Seguro. Es evangélica y chavista. Habla hasta por los codos, aunque es muy colaboradora. Ella nunca quisiera ir a los Estados Unidos porque un chavista que fue a su comunidad le dijo que en ese país se vive peor que aquí.
El otro pana que ingresó ayer tuvo un altercado con su mujer. Aparentemente estaba con “la otra” en el momento del accidente. Su mujer le visitó hoy y le zampó una cachetada, lo que causó la mamadera de gallos del fin de semana de “El Gocho” y de “El jose”.
Hoy una cuarta persona se sumó a la vigilancia constante de mi tío. Elizabeth, una señora que plancha en nuestra casa, fue durante la semana a visitarle en el Seguro. Nos dio mucha alegría. Raque recordó que ella se molestó porque no le avisamos cuando murió mi abuela. También vimos en ese acto de solidaridad una oportunidad. Le ofrecimos pagarle para que cuidara a mi tío por las tardes y así bajar las guardias diarias a solo 6 horas.
Salud a la venezolana
Al llegar esta tarde al hospital había 3 carros con música a todo volumen en el estacionamiento y con gente bebiendo Solera verde. Aparentemente a un malandro lo chocaron y lo llevaron a él y a su rumba, al hospital. Uno de los vigilantes dijo ¿Y quién los va a correr de aquí?
En la noche la emergencia estaba colapsada. Salí al cafetín a tomar un jugo de naranja. Luego no podía entrar porque el hacinamiento era muy grande, mucha gente herida esperando ser atendida. Al momento de entrar casi se caen a coñazos con los vigilantes y los médicos.
La esperanza de una lluvia, no para que el Guri y la revolución respiren, sino para evitar el calor insoportable de esa habitación.
El tío sin seguro. Parte 8. Ofrecer ayuda y también ayudar.
El viernes me tocaba cuidarle en la madrugada. Esa noche trajeron dos nuevos lesionados: un niño de 12 años de Turmero que se lesionó jugando fútbol y un tipo que lo chocaron en su moto.
Ambos llegaron con sus madres. La del niño llegó hablando de su experiencia como enfermera en el Hospital Central. “Cuando llegaba un niño quien nadie quería, yo le alimentaba. Tuve 3 hijos naturales y 15 adoptivos. En una oportunidad estuve dos semanas viviendo en el hospital, cuando uno de mis nietos recién nacidos estuvo en terapia intensiva”.
Mi comentario fue: “Gocho ¿por qué no le pedimos que adopte “al Jose”?” “No hermano, ese es irrecuperable”.
Al otro enfermo también le acompañó su madre. A ambos les ayudé a colocarles en su cama. Otra vez eran 7 los enfermos en la habitación.
Esa noche dormí en una cama improvisada. En el suelo uní 2 bolsas negras y una maletica con ropa, pañales y sábanas limpias para colocarle a mi tío. Pero con los hospitalizados entrando tatas veces decidí dormir en unas sillas de aluminio al frente de la Terapia Intensiva.
Ahí me encontré con las colombianas evangélicas, las hijas del paciente que conocí en emergencia el tercer día y que estaba muy amarillo. Lo tenían en cuidados intensivos desde esa noche. Recordé lo mal que trató a su hija esa noche, como malgastó su poco tiempo de vida con sus seres queridos. De la otra evangélica internada en emergencia supe que aun vivía.
Mientras estuve acostado en el suelo de la habitación, recordé la escena de la película “Camino a la felicidad”, cuando Will Smith durmió con su hijo en el baño de un metro. Pero yo no estaba en una situación tan dramática, porque una señora del servicio social de la Gobernación habló con el Seguro Social para que garantizaran la existencia y la prótesis para mi tío. Solo faltaba cuadrar con un contacto para que, si fuera posible, me la entregaran el martes después de semana santa en Caracas.
A esa señora de la gobernación la conocí gracias a una compañera de trabajo, una de las pocas que respondió al llamado que hice en mi trabajo para solicitar donantes de sangre para mi tío. Su ayuda fue mucho mayor, aunque ahora mi mayor preocupación es conseguir voluntarios.
Mientras tanto, yo sudaba como un cerdo porque el aire acondicionado se dañó desde el mediodía. Mi tío pasó muy mala noche con el calor.
Homofobia y menstruación
No todo el mundo puede ser donante de sangre. Entre los requisitos se encuentra ser mayor de edad, no mayor a 58 años, no haber tenido hepatitis, enfermedades venéreas, no ejercer la prostitución, no ser hipertenso, llegar mucho antes de las 7am para que te asignen un número…
Tres personas aparecieron a ayudarme. A un amigo le dio un ataque de tensión (ya no debe ser donante), pero no pudo recibir un número; una amiga, que recién había superado su menstruación, la rechazaron porque tenía la hemoglobina baja; y la última le dijeron que no por ser homosexual.
A menos que esa enfermera sea una fiel seguidora de la serie “Padre de Familia” y piense que si le transfieren sangre de un gay a una persona va a adoptar esa condición, pues coño… Mi tío epiléptico, con retraso y ¿gay? ¿Con lo que odia a Juan Gabriel?
No tiene ningún tipo de sentido semejante segregación. Se supone que las personas que asisten a donar sangre se sienten sanas y además en el mismo banco de sangre deben analizarla contra VIH y demás enfermedades.
Discriminación a niveles tontos. Si viviéramos en los Estados Unidos, mi amiga pudiera haber iniciado una demanda millonaria contra el estado.
Una semana hospitalizado: 0 donantes de 4 necesarios.
Ambos llegaron con sus madres. La del niño llegó hablando de su experiencia como enfermera en el Hospital Central. “Cuando llegaba un niño quien nadie quería, yo le alimentaba. Tuve 3 hijos naturales y 15 adoptivos. En una oportunidad estuve dos semanas viviendo en el hospital, cuando uno de mis nietos recién nacidos estuvo en terapia intensiva”.
Mi comentario fue: “Gocho ¿por qué no le pedimos que adopte “al Jose”?” “No hermano, ese es irrecuperable”.
Al otro enfermo también le acompañó su madre. A ambos les ayudé a colocarles en su cama. Otra vez eran 7 los enfermos en la habitación.
Esa noche dormí en una cama improvisada. En el suelo uní 2 bolsas negras y una maletica con ropa, pañales y sábanas limpias para colocarle a mi tío. Pero con los hospitalizados entrando tatas veces decidí dormir en unas sillas de aluminio al frente de la Terapia Intensiva.
Ahí me encontré con las colombianas evangélicas, las hijas del paciente que conocí en emergencia el tercer día y que estaba muy amarillo. Lo tenían en cuidados intensivos desde esa noche. Recordé lo mal que trató a su hija esa noche, como malgastó su poco tiempo de vida con sus seres queridos. De la otra evangélica internada en emergencia supe que aun vivía.
Mientras estuve acostado en el suelo de la habitación, recordé la escena de la película “Camino a la felicidad”, cuando Will Smith durmió con su hijo en el baño de un metro. Pero yo no estaba en una situación tan dramática, porque una señora del servicio social de la Gobernación habló con el Seguro Social para que garantizaran la existencia y la prótesis para mi tío. Solo faltaba cuadrar con un contacto para que, si fuera posible, me la entregaran el martes después de semana santa en Caracas.
A esa señora de la gobernación la conocí gracias a una compañera de trabajo, una de las pocas que respondió al llamado que hice en mi trabajo para solicitar donantes de sangre para mi tío. Su ayuda fue mucho mayor, aunque ahora mi mayor preocupación es conseguir voluntarios.
Mientras tanto, yo sudaba como un cerdo porque el aire acondicionado se dañó desde el mediodía. Mi tío pasó muy mala noche con el calor.
Homofobia y menstruación
No todo el mundo puede ser donante de sangre. Entre los requisitos se encuentra ser mayor de edad, no mayor a 58 años, no haber tenido hepatitis, enfermedades venéreas, no ejercer la prostitución, no ser hipertenso, llegar mucho antes de las 7am para que te asignen un número…
Tres personas aparecieron a ayudarme. A un amigo le dio un ataque de tensión (ya no debe ser donante), pero no pudo recibir un número; una amiga, que recién había superado su menstruación, la rechazaron porque tenía la hemoglobina baja; y la última le dijeron que no por ser homosexual.
A menos que esa enfermera sea una fiel seguidora de la serie “Padre de Familia” y piense que si le transfieren sangre de un gay a una persona va a adoptar esa condición, pues coño… Mi tío epiléptico, con retraso y ¿gay? ¿Con lo que odia a Juan Gabriel?
No tiene ningún tipo de sentido semejante segregación. Se supone que las personas que asisten a donar sangre se sienten sanas y además en el mismo banco de sangre deben analizarla contra VIH y demás enfermedades.
Discriminación a niveles tontos. Si viviéramos en los Estados Unidos, mi amiga pudiera haber iniciado una demanda millonaria contra el estado.
Una semana hospitalizado: 0 donantes de 4 necesarios.
jueves, 25 de marzo de 2010
El tío sin seguro. Parte 7. Contento y aceptado
Mi tío tiene en su cuartico de la casa, ubicado en el patio, cantidades de mariqueras que colecciona. Una de ellas son los almanaques. Ya dijo que los doctores le regalaron el almanaque de Tigre de la habitación. Si no se lo lleva él, lo haré yo.
Ismael se siente parte del grupo y aceptado. Le llaman “El abuelo”. Desde pequeño él siempre convivió con el rechazo, por ser feo con bolas. Mi sobrina nunca le dijo tío y mi hermana le trata con recelo. Yo me acostumbré a su presencia y me jugaba con él, aunque siempre me pareció desagradable verle comer. Juega con los granos, pasta y demás, por horas en la mesa.
Todas las noches le dice a “El Jose” que le eche un cuento. Para los malandros es un viejito que requiere atención, no lo juzgan por su fealdad y además ya saben qué hacer si le da un ataque de epilepsia.
Temas de conversación
Al gocho le encantan las películas mexicanas de antes, las de Pedro Infante, Tin tan, las rancheras… A mi tío siempre le gustaron y las recuerda. De joven iba a verlas en los viejos cines de Maracay. El gocho le habla por horas sobre el asunto, hasta que yo le cambio la conversación por las comiquitas. Allí debatimos todos.
Cuando era niño, la rutina de mi tío era ir a una panadería que queda cerca de nuestra casa, al frente de un concesionario Totoya de la avenida Constitución. Ahí tomaba café, un cigarro y robaba las bolsitas de azúcar. Limpiaba carros a cambio de un sencillo, que lo gastaba en sus vicios.
De joven montaba bicicleta y acompañaba a un lisiado a hacer diligencias. Ese cuento lo eché en un artículo pasado, pero dije que era él quien manejada, cosa que no es cierta. El carro es adaptado al señor, a quien le faltan las piernas. El lisiado es dueño de un comercio de computación en La Barraca.
Ismael veía novelas hasta altas horas de la noche en un televisor marca National, eso hasta la época de “Por Estas Calles”. Luego las novelas se volvieron tan malas que ya no le provocaba. Sus últimos años ya no tenía algún entretenimiento, más que ir a comer. La verdad le han hecho bien estos días en la sala con los lesionados. Necesitaba gente nueva con quien hablar.
Habían pasado 2 días desde que me mandaron a comprar unos cables para realizarle una tracción y hasta ahora no se la habían colocado. Será una semana santa muy larga…
Ismael se siente parte del grupo y aceptado. Le llaman “El abuelo”. Desde pequeño él siempre convivió con el rechazo, por ser feo con bolas. Mi sobrina nunca le dijo tío y mi hermana le trata con recelo. Yo me acostumbré a su presencia y me jugaba con él, aunque siempre me pareció desagradable verle comer. Juega con los granos, pasta y demás, por horas en la mesa.
Todas las noches le dice a “El Jose” que le eche un cuento. Para los malandros es un viejito que requiere atención, no lo juzgan por su fealdad y además ya saben qué hacer si le da un ataque de epilepsia.
Temas de conversación
Al gocho le encantan las películas mexicanas de antes, las de Pedro Infante, Tin tan, las rancheras… A mi tío siempre le gustaron y las recuerda. De joven iba a verlas en los viejos cines de Maracay. El gocho le habla por horas sobre el asunto, hasta que yo le cambio la conversación por las comiquitas. Allí debatimos todos.
Cuando era niño, la rutina de mi tío era ir a una panadería que queda cerca de nuestra casa, al frente de un concesionario Totoya de la avenida Constitución. Ahí tomaba café, un cigarro y robaba las bolsitas de azúcar. Limpiaba carros a cambio de un sencillo, que lo gastaba en sus vicios.
De joven montaba bicicleta y acompañaba a un lisiado a hacer diligencias. Ese cuento lo eché en un artículo pasado, pero dije que era él quien manejada, cosa que no es cierta. El carro es adaptado al señor, a quien le faltan las piernas. El lisiado es dueño de un comercio de computación en La Barraca.
Ismael veía novelas hasta altas horas de la noche en un televisor marca National, eso hasta la época de “Por Estas Calles”. Luego las novelas se volvieron tan malas que ya no le provocaba. Sus últimos años ya no tenía algún entretenimiento, más que ir a comer. La verdad le han hecho bien estos días en la sala con los lesionados. Necesitaba gente nueva con quien hablar.
Habían pasado 2 días desde que me mandaron a comprar unos cables para realizarle una tracción y hasta ahora no se la habían colocado. Será una semana santa muy larga…
El tío sin seguro. Parte 6. El gocho todero
Finalmente el sexto día me dieron el nombre de la placa para el fémur. La distribuye una sola empresa en Venezuela y su costo son 30 mil de los fuertes. Pero “según” soy pana de Juan Diego, me la dejaron en 16 mil 500. Tuve que llamar a los panas más cercanos para buscar ya no solo los 4 donantes de sangre, sino instituciones que pudieran ayudar a encontrar la pieza.
Esa noche, El jose tenía un rollo armado por una tarjeta de teléfono. Le dijo al pana que se encuentra al lado de mi tío que se la instalara. De alguna u otra manera quería joderlo para que le comprara otra tarjeta. A mi mamá ya le había pedido 2 pañales.
Ese pana también tuvo una mala experiencia. Tuvo que defecar en un pato. Luego pidió la ayuda del enfermero para que le botara los desperdicios y le hicieron el favor de mala gana. Regó toda la mierda en el baño. Mi mamá tuvo que limpiarlo.
Esa noche el gocho dio más detalles sobre su vida. A mediados de los 80 fue policía militar. Comentaba que en más de una ocasión le tocó ir a las discotecas a redadas. Metía presos a las putas, transformistas e incluso a los mismos policías.
El comentario salió al aire porque el chino, en su última noche, comentó que en una oportunidad unos policías le pidieron real, y como no tenía lo iban a matar al lado de una quebrada. Al final le tumbaron 70 mil bolos y le dieron unos coñazos.
El chino se fue al día siguiente. Su madre comentó que no se lo quería llevar a la casa. En una discusión que tuvo con él, le dijo que con sus dolores estaba pagando las que había hecho.
El gocho siguió comentando parte de su historia. Monta cajas de luz de publicidad, entre ellas las de Volkswagen, Fiat y pancartas del PSUV. Toda la familia de mi jefe firmó y por eso le quitaron el contrato nacional de cajas de luz de Banfoandes. El gocho viaja por todo el país realizando ese trabajo.
El nativo de El Vigía y habitante de Caña de Azúcar posee un buen humor que le permite joder al mismo El Jose. “Gocho, echa un cuento pá alegrar la vaina”. “¿Quieres que te eche otro? Ya lo tengo preñado.
En una oportunidad se encontraba en la Casanova Godoy montando una valla. Un señor en un BMW botó dos gallinas muertas con los nombres, al derecho y al revés, de dos personas. Un trabajo de santería. En pocos minutos llegaron unos “Viquingos” e hicieron un sancocho con las aves muertas. Les facilitó agua para que los indigentes las hirvieran en un pote viejo de Vatel.
Dijo que nunca volvería a votar por Isea, Bastidas o la de su municipio. “Son malos todos. Debimos haber votado por Mardo para que Isea se pusiera las pilas y compitieran en obras. Me arrepiento y mi familia también”.
El pueblo no es tonto. Lo que pasa es que a veces olvidamos lo que ocurrió en este país para que llegáramos a donde estamos.
Esa noche, El jose tenía un rollo armado por una tarjeta de teléfono. Le dijo al pana que se encuentra al lado de mi tío que se la instalara. De alguna u otra manera quería joderlo para que le comprara otra tarjeta. A mi mamá ya le había pedido 2 pañales.
Ese pana también tuvo una mala experiencia. Tuvo que defecar en un pato. Luego pidió la ayuda del enfermero para que le botara los desperdicios y le hicieron el favor de mala gana. Regó toda la mierda en el baño. Mi mamá tuvo que limpiarlo.
Esa noche el gocho dio más detalles sobre su vida. A mediados de los 80 fue policía militar. Comentaba que en más de una ocasión le tocó ir a las discotecas a redadas. Metía presos a las putas, transformistas e incluso a los mismos policías.
El comentario salió al aire porque el chino, en su última noche, comentó que en una oportunidad unos policías le pidieron real, y como no tenía lo iban a matar al lado de una quebrada. Al final le tumbaron 70 mil bolos y le dieron unos coñazos.
El chino se fue al día siguiente. Su madre comentó que no se lo quería llevar a la casa. En una discusión que tuvo con él, le dijo que con sus dolores estaba pagando las que había hecho.
El gocho siguió comentando parte de su historia. Monta cajas de luz de publicidad, entre ellas las de Volkswagen, Fiat y pancartas del PSUV. Toda la familia de mi jefe firmó y por eso le quitaron el contrato nacional de cajas de luz de Banfoandes. El gocho viaja por todo el país realizando ese trabajo.
El nativo de El Vigía y habitante de Caña de Azúcar posee un buen humor que le permite joder al mismo El Jose. “Gocho, echa un cuento pá alegrar la vaina”. “¿Quieres que te eche otro? Ya lo tengo preñado.
En una oportunidad se encontraba en la Casanova Godoy montando una valla. Un señor en un BMW botó dos gallinas muertas con los nombres, al derecho y al revés, de dos personas. Un trabajo de santería. En pocos minutos llegaron unos “Viquingos” e hicieron un sancocho con las aves muertas. Les facilitó agua para que los indigentes las hirvieran en un pote viejo de Vatel.
Dijo que nunca volvería a votar por Isea, Bastidas o la de su municipio. “Son malos todos. Debimos haber votado por Mardo para que Isea se pusiera las pilas y compitieran en obras. Me arrepiento y mi familia también”.
El pueblo no es tonto. Lo que pasa es que a veces olvidamos lo que ocurrió en este país para que llegáramos a donde estamos.
El tío sin seguro. Parte 5. Odiamos a los ricos y a los chavistas
La noche anterior, “El chino” se la pasó leyendo un Nuevo Testamento que regalan los evangélicos, esos con portada azul. Lo operaban el martes, el quinto día de mi reclusión en el hospital.
La habitación de los recluidos en Traumatología se me hizo familiar. Al lado de la cama de mi tío colocaron un almanaque chino, con un Tigre (es el año de Tigre). En horas de la mañana mi mayor preocupación era conseguir los nombres de las prótesis. Cuando los obtuve, de manera extraoficial, fui a averiguar en una empresa que queda en la Torre Cosmopolita. Ya no era de 6 mil el asunto. Una de las prótesis valía 8 mil y la segunda opción 12 mil 800.
En la noche compartí con los recluidos. El jose comentó que los 14 tiros que le metieron fue para quitarle su moto. Él se encontraba en un velorio. Lo dejaron tirado en la emergencia del hospital, una doctora lo subió al piso y 3 días después despertó en esa habitación. Ya llevaba 1 mes y 9 días internado.
El jose era el más preparado de todos. Tiene al lado de su cama potes de cloro, lavansan, alcohol… Solo le faltaban pañales, ya que su tracción le impide ir al baño.
En un ataque de jodedera, el jose dijo “Yo me voy a arrechar con todo esos enfermeros y le voy a caer a tiros a toditos”. El gocho, quien se encuentra a su lado, dijo, “Claro que le vas a caer a tiros, con esa pata levantada y las caraotas que almorzamos vas a matar a peos a todo el que entre”.
El gocho pasó toda la noche hablando mal de su jefe, el dueño de Señalca. No quiso comprar la prótesis para su mano izquierda, a pesar que según cuenta, se fracturó en horas de trabajo. “Esos extranjeros son todos unos coños de madre”, opinión apoyada por todos los demás. El dueño de esa empresa es de ascendencia italiana.
Pero el resentimiento no es solo para los ricos. También rechazaron la supuesta Ley que impondría el gobernador para evitar que las personas beban al frente de las licorerías (con la cual yo estaría de acuerdo). Según ellos, ahora solo te venderán la cerveza caliente. “Los chavistas sí pueden celebrar con güisqui, esos coños de madre”, añadió el gocho.
En una oportunidad, un dueño de una licorería de La Cooperativa colocó unos streppers en su negocio. Solo en Venezuela.
El chamo de la moto no habló esa noche. El jose le amenazó con tumbarle la moto en la cual se estrelló. “Yo sé donde vives”. Sin embargo, la mamá del chamo se ha hecho pana del malandro, a pesar de su vocabulario de portero de burdel.
Al final de la noche trajeron al chino del quirófano. Tuve que ayudar a su mamá y al camillero a colocarlo en su cama. Tenía mucho dolor, aparentemente porque hubo problemas al suministrare la anestesia. Más tarde me enteraría que forma parte de una banda que roba bicicletas en su barrio.
La habitación de los recluidos en Traumatología se me hizo familiar. Al lado de la cama de mi tío colocaron un almanaque chino, con un Tigre (es el año de Tigre). En horas de la mañana mi mayor preocupación era conseguir los nombres de las prótesis. Cuando los obtuve, de manera extraoficial, fui a averiguar en una empresa que queda en la Torre Cosmopolita. Ya no era de 6 mil el asunto. Una de las prótesis valía 8 mil y la segunda opción 12 mil 800.
En la noche compartí con los recluidos. El jose comentó que los 14 tiros que le metieron fue para quitarle su moto. Él se encontraba en un velorio. Lo dejaron tirado en la emergencia del hospital, una doctora lo subió al piso y 3 días después despertó en esa habitación. Ya llevaba 1 mes y 9 días internado.
El jose era el más preparado de todos. Tiene al lado de su cama potes de cloro, lavansan, alcohol… Solo le faltaban pañales, ya que su tracción le impide ir al baño.
En un ataque de jodedera, el jose dijo “Yo me voy a arrechar con todo esos enfermeros y le voy a caer a tiros a toditos”. El gocho, quien se encuentra a su lado, dijo, “Claro que le vas a caer a tiros, con esa pata levantada y las caraotas que almorzamos vas a matar a peos a todo el que entre”.
El gocho pasó toda la noche hablando mal de su jefe, el dueño de Señalca. No quiso comprar la prótesis para su mano izquierda, a pesar que según cuenta, se fracturó en horas de trabajo. “Esos extranjeros son todos unos coños de madre”, opinión apoyada por todos los demás. El dueño de esa empresa es de ascendencia italiana.
Pero el resentimiento no es solo para los ricos. También rechazaron la supuesta Ley que impondría el gobernador para evitar que las personas beban al frente de las licorerías (con la cual yo estaría de acuerdo). Según ellos, ahora solo te venderán la cerveza caliente. “Los chavistas sí pueden celebrar con güisqui, esos coños de madre”, añadió el gocho.
En una oportunidad, un dueño de una licorería de La Cooperativa colocó unos streppers en su negocio. Solo en Venezuela.
El chamo de la moto no habló esa noche. El jose le amenazó con tumbarle la moto en la cual se estrelló. “Yo sé donde vives”. Sin embargo, la mamá del chamo se ha hecho pana del malandro, a pesar de su vocabulario de portero de burdel.
Al final de la noche trajeron al chino del quirófano. Tuve que ayudar a su mamá y al camillero a colocarlo en su cama. Tenía mucho dolor, aparentemente porque hubo problemas al suministrare la anestesia. Más tarde me enteraría que forma parte de una banda que roba bicicletas en su barrio.
miércoles, 24 de marzo de 2010
El tío sin seguro. Parte 4. Los tres dueños
El humor negro es mi preferido. Gracias a él, cualquier situación difícil se vive con una sonrisa… malévola.
En la noche del sábado, durante mi conversación con Juan Diego (el médico hermano de mi mejor amigo) hablamos sobre las vainas que a uno le toca ver en las emergencias de los hospitales. “Sí marico, esta mañana estuve en la emergencia del Hospital Central y vi a un hombre que se cortó la pierna el mismo con una motosierra”. Yo imaginé una escena de Kill Bill y me cagué de las risas. A Juan Diego –desde ese punto de vista- también le dio gracia.
En la mañana me enteré que a mi tío lo trasladaron al piso 2 con los internos de traumatología. Ahí se encuentra recluido con 6 hombres, ellos son dos obreros, un chamito y tres malandros. Pasé el mediodía con él y empecé a conocer a estos personajes.
El médico residente entró para sustraer los yesos. Comenzó con el chino, uno de los malandros, quien tenía un yeso que ocupaba toda su pierna izquierda. Cuando empezaron a cortarle el yeso, empezó a dar unos gritos de jeva. Todos reímos como si viéramos un episodio de JackAss o Dirty Sánchez, mientras el pana mentaba madres a diestra y siniestra.
Luego le tocó a mi tío, quien tenía una bota en su pié izquierdo, ni chilló. El chino dijo “Es que lo que pasa es que mi yeso era más grande y por eso ardía más”. La verdad es que mi tío se la pasa drogado con Fenobarbital. Podríamos caerle a patadas en el fémur entre todos y probablemente no sentiría nada.
Siguió el chamo de al lado de la puerta de la habitación. Chocó en su moto. Curiosamente se la pasa todo el tiempo haciendo motos de plastilina. Tuvo que quitarse el interior para que le colocaran una férula. La enfermera le miraba el paño que tapaba sus genitales. Cuando se fueron los médicos, “El Tocayo”, uno de los malandros de la habitación, le dijo al joven que tenía una admiradora. “¿Cuál?”; “¿Te vas a hacer el loco? Esa estaba rezando pá que se cayera el pañito”.
El tocayo es un malandro viejo que se encuentra al frente de mi tío. Esa noche me contó que si bien ahorita es un tipo sano (la empresa en la que trabaja le compró su prótesis), hubo una época en la que no.
“Teníamos un grupo de muchachos sanos en el barrio. Eso hasta que un pana nos presentó a un chamo que nos metió malas mañas. Al poco tiempo caí en el perico”. Al día siguiente le dieron de alta.
Le llamamos "el tocayo" porque se llama “José”, al igual que el tercer malandro “El jose”. La primera vez que hablé con él me dijo “Tengo un mes y 8 días internado aquí”. En horas de la tarde, cuando el médico le quitó el yeso a mi tío, le dijo “Pana ¿hasta cuándo coño é la madre voy a estar metido en esta vaina?” A lo que le respondió “Yo no tengo la culpa que te hayan vaciado media metralleta en esa pierna. Recibió 14 tiros el día que fue ingresado.
Los tres malandros presumían de sus hazañas. “Se me puso popi y lo dejé peago”, dijo El jose; “Yo no andaba en ese crimen, pero me agarraron. Pagué Tocorón, pero no lo pajié”, contó el chino, quien resultó ser un gran hablador de guevonadas, porque tiene 17 años y presumo que a esa edad no lo debieron haber metido preso en esa cárcel. Digo yo ¿no?
Esa noche hablamos sobre el caso de Uguet Urbina. Los tres coincidieron que de haber sospechado que los empleados fueron los que planificaron el secuestro de su mamá (tesis de la defensa del pelotero) ellos también los hubieran quemado vivos. Los empleados de Urbina se salvaron y el lanzador está cumpliendo 14 años de pena en la prisión de San Juan de los Morros, donde dicen que vive como un Rey.
La verdad agradezco la oportunidad de convivir con personas con quienes jamás hubiera cruzado palabra, llenas de vida y con ganas de reír.
En la noche del sábado, durante mi conversación con Juan Diego (el médico hermano de mi mejor amigo) hablamos sobre las vainas que a uno le toca ver en las emergencias de los hospitales. “Sí marico, esta mañana estuve en la emergencia del Hospital Central y vi a un hombre que se cortó la pierna el mismo con una motosierra”. Yo imaginé una escena de Kill Bill y me cagué de las risas. A Juan Diego –desde ese punto de vista- también le dio gracia.
En la mañana me enteré que a mi tío lo trasladaron al piso 2 con los internos de traumatología. Ahí se encuentra recluido con 6 hombres, ellos son dos obreros, un chamito y tres malandros. Pasé el mediodía con él y empecé a conocer a estos personajes.
El médico residente entró para sustraer los yesos. Comenzó con el chino, uno de los malandros, quien tenía un yeso que ocupaba toda su pierna izquierda. Cuando empezaron a cortarle el yeso, empezó a dar unos gritos de jeva. Todos reímos como si viéramos un episodio de JackAss o Dirty Sánchez, mientras el pana mentaba madres a diestra y siniestra.
Luego le tocó a mi tío, quien tenía una bota en su pié izquierdo, ni chilló. El chino dijo “Es que lo que pasa es que mi yeso era más grande y por eso ardía más”. La verdad es que mi tío se la pasa drogado con Fenobarbital. Podríamos caerle a patadas en el fémur entre todos y probablemente no sentiría nada.
Siguió el chamo de al lado de la puerta de la habitación. Chocó en su moto. Curiosamente se la pasa todo el tiempo haciendo motos de plastilina. Tuvo que quitarse el interior para que le colocaran una férula. La enfermera le miraba el paño que tapaba sus genitales. Cuando se fueron los médicos, “El Tocayo”, uno de los malandros de la habitación, le dijo al joven que tenía una admiradora. “¿Cuál?”; “¿Te vas a hacer el loco? Esa estaba rezando pá que se cayera el pañito”.
El tocayo es un malandro viejo que se encuentra al frente de mi tío. Esa noche me contó que si bien ahorita es un tipo sano (la empresa en la que trabaja le compró su prótesis), hubo una época en la que no.
“Teníamos un grupo de muchachos sanos en el barrio. Eso hasta que un pana nos presentó a un chamo que nos metió malas mañas. Al poco tiempo caí en el perico”. Al día siguiente le dieron de alta.
Le llamamos "el tocayo" porque se llama “José”, al igual que el tercer malandro “El jose”. La primera vez que hablé con él me dijo “Tengo un mes y 8 días internado aquí”. En horas de la tarde, cuando el médico le quitó el yeso a mi tío, le dijo “Pana ¿hasta cuándo coño é la madre voy a estar metido en esta vaina?” A lo que le respondió “Yo no tengo la culpa que te hayan vaciado media metralleta en esa pierna. Recibió 14 tiros el día que fue ingresado.
Los tres malandros presumían de sus hazañas. “Se me puso popi y lo dejé peago”, dijo El jose; “Yo no andaba en ese crimen, pero me agarraron. Pagué Tocorón, pero no lo pajié”, contó el chino, quien resultó ser un gran hablador de guevonadas, porque tiene 17 años y presumo que a esa edad no lo debieron haber metido preso en esa cárcel. Digo yo ¿no?
Esa noche hablamos sobre el caso de Uguet Urbina. Los tres coincidieron que de haber sospechado que los empleados fueron los que planificaron el secuestro de su mamá (tesis de la defensa del pelotero) ellos también los hubieran quemado vivos. Los empleados de Urbina se salvaron y el lanzador está cumpliendo 14 años de pena en la prisión de San Juan de los Morros, donde dicen que vive como un Rey.
La verdad agradezco la oportunidad de convivir con personas con quienes jamás hubiera cruzado palabra, llenas de vida y con ganas de reír.
martes, 23 de marzo de 2010
El tío sin seguro. Parte 3. Último día de drama
Pasé la mañana y la tarde del domingo drogado del sueño. Dormí en casa de mi abuela, ya que en la mía a esa hora había racionamiento eléctrico. Al despertar di la nueva buena a mi familia sobre la posibilidad que mi tío volviera a caminar. Pensé que el costo de la prótesis era manejable para mi presupuesto y más si aceptan tarjeta de crédito.
Me tocó esa noche de guardia desde las 4 de la tarde hasta las 10 de la noche. Tuve una discusión con la portera del hospital porque el día anterior no me permitió ingresar con una silla –en emergencias no la permiten- ni tampoco podía entrar en shorts. Le dije que el día anterior entró un transfor con hilo dental y otro con minifalda, no existen carteles que informen sobre la vestimenta o las sillas (sí el número de acompañantes) y que por Dios, por algo se llama “Emergencia”. Procedí a ir al carro de Raquel y nos intercambiamos mi short por su mono, para terminar la discusión.
Evangélicos con mala suerte
La señora que estaba a la derecha de mi tío se fue a su casa y en su lugar colocaron a un señor que se encontraba más amarillo que Homero Simpson. Es un colombiano que tiene un cáncer en el hígado. Los parientes, incluyendo a su hermano gemelo, debatían sobre la suerte del señor, debido a la conocida capacidad de regeneración de dicho órgano.
Sus tres hijas le acompañaban. Una de ellas me dijo que también tuvo problemas con la misma vigilante. Luego conocí a las demás. Al ver la vestimenta de las 3, observé que cargaban faldas largas, por lo cual concluí que son evangélicas. Me dije a mí mismo “Coño, a esa gente le ocurren todas las tragedias”.
Con ellas también comenté sobre la necesaria distancia que necesitan tener los médicos con los pacientes. “Aquí se muere gente todos los días. Si tienen afectos especiales hacia sus pacientes se van a volver locos” les dije. No sabía de la gravedad de la enfermedad del señor, quien escuchó mis comentarios.
El estado de ánimo del enfermo no era el mejor. Estaba muy amargado. Aparentemente en alguna oración entendió que su hija más alta (sorprendentemente parecida a él) dijo que “ojalá se muriera” “Que Dios le de paz”, lo cual le molestó mucho. Ella le pidió perdón, dijo que nunca dijo eso y trató de consolarle. Imagino que esa es la reacción natural de un hombre que sabe que va a morir y no quiere aceptarlo.
Tres camas más hacia la izquierda se encontraba una señora muy gorda con su madre, quien también tiene una pierna rota. Tenía un mes en el hospital. Le recordaré por sus momentos al defecar, que nos hacía huir a todos los demás acompañantes. Por su gravedad imagino no la terminan de operar, misma situación que viví con mi abuela solo por 24 horas ¿Gracias a Dios?
El inevitable remordimiento
Mi tío, en uno de sus pocos momentos despierto, hizo una seña conocida por ambos. Juntó sus dedos índices y preguntó “Orge, tú y la doctora…” como una forma de preguntar si estaba empatado con Patricia, quien nos acompañó el viernes en la ambulancia. Le dije que no. Le dije que ella era casada. Esa seña que recuerdo de mi infancia (me la hacía con una vecina que conozco desde los 6 años y se llama María Gabriela –Grabriela le decía él-) me dio mucho sentimiento. Él no tiene a más nadie, más allá de sus tres viejas hermanas y yo.
Su expectativa de vida nunca ha sido larga, pero ha llegado a viejo. En mi familia todos son así. Creo que tenemos “genes de pinos” o algo así, dicen de las personas con longevidad. Sus padres murieron a los 86 años. Mi abuelo padeció “Mal de Chagas” por más de 50 años. Incluso quisieron estudiar su caso, porque literalmente era un hombre “de gran corazón”, al punto que ofrecieron pagar sus tratamientos médicos. Renunciamos a esa idea porque él era muy cobarde y temía que lo enterraban vivo cuando le practicaban una resonancia. Mi abuela padeció 2 infartos, cáncer y diabetes, la cual finalmente la mató el año pasado.
Esa fue mi última noche de drama, no porque haya finalizado su hospitalización, sino porque le trasladaron a los cuartos de los internos. El lunes debía volver a trabajar y cuidar a mi tío en los ratos libres y de almuerzo. Pero sin duda salir de la emergencia del hospital mejoró el ambiente de los días siguientes. Ya les contaré el porqué.
Me tocó esa noche de guardia desde las 4 de la tarde hasta las 10 de la noche. Tuve una discusión con la portera del hospital porque el día anterior no me permitió ingresar con una silla –en emergencias no la permiten- ni tampoco podía entrar en shorts. Le dije que el día anterior entró un transfor con hilo dental y otro con minifalda, no existen carteles que informen sobre la vestimenta o las sillas (sí el número de acompañantes) y que por Dios, por algo se llama “Emergencia”. Procedí a ir al carro de Raquel y nos intercambiamos mi short por su mono, para terminar la discusión.
Evangélicos con mala suerte
La señora que estaba a la derecha de mi tío se fue a su casa y en su lugar colocaron a un señor que se encontraba más amarillo que Homero Simpson. Es un colombiano que tiene un cáncer en el hígado. Los parientes, incluyendo a su hermano gemelo, debatían sobre la suerte del señor, debido a la conocida capacidad de regeneración de dicho órgano.
Sus tres hijas le acompañaban. Una de ellas me dijo que también tuvo problemas con la misma vigilante. Luego conocí a las demás. Al ver la vestimenta de las 3, observé que cargaban faldas largas, por lo cual concluí que son evangélicas. Me dije a mí mismo “Coño, a esa gente le ocurren todas las tragedias”.
Con ellas también comenté sobre la necesaria distancia que necesitan tener los médicos con los pacientes. “Aquí se muere gente todos los días. Si tienen afectos especiales hacia sus pacientes se van a volver locos” les dije. No sabía de la gravedad de la enfermedad del señor, quien escuchó mis comentarios.
El estado de ánimo del enfermo no era el mejor. Estaba muy amargado. Aparentemente en alguna oración entendió que su hija más alta (sorprendentemente parecida a él) dijo que “ojalá se muriera” “Que Dios le de paz”, lo cual le molestó mucho. Ella le pidió perdón, dijo que nunca dijo eso y trató de consolarle. Imagino que esa es la reacción natural de un hombre que sabe que va a morir y no quiere aceptarlo.
Tres camas más hacia la izquierda se encontraba una señora muy gorda con su madre, quien también tiene una pierna rota. Tenía un mes en el hospital. Le recordaré por sus momentos al defecar, que nos hacía huir a todos los demás acompañantes. Por su gravedad imagino no la terminan de operar, misma situación que viví con mi abuela solo por 24 horas ¿Gracias a Dios?
El inevitable remordimiento
Mi tío, en uno de sus pocos momentos despierto, hizo una seña conocida por ambos. Juntó sus dedos índices y preguntó “Orge, tú y la doctora…” como una forma de preguntar si estaba empatado con Patricia, quien nos acompañó el viernes en la ambulancia. Le dije que no. Le dije que ella era casada. Esa seña que recuerdo de mi infancia (me la hacía con una vecina que conozco desde los 6 años y se llama María Gabriela –Grabriela le decía él-) me dio mucho sentimiento. Él no tiene a más nadie, más allá de sus tres viejas hermanas y yo.
Su expectativa de vida nunca ha sido larga, pero ha llegado a viejo. En mi familia todos son así. Creo que tenemos “genes de pinos” o algo así, dicen de las personas con longevidad. Sus padres murieron a los 86 años. Mi abuelo padeció “Mal de Chagas” por más de 50 años. Incluso quisieron estudiar su caso, porque literalmente era un hombre “de gran corazón”, al punto que ofrecieron pagar sus tratamientos médicos. Renunciamos a esa idea porque él era muy cobarde y temía que lo enterraban vivo cuando le practicaban una resonancia. Mi abuela padeció 2 infartos, cáncer y diabetes, la cual finalmente la mató el año pasado.
Esa fue mi última noche de drama, no porque haya finalizado su hospitalización, sino porque le trasladaron a los cuartos de los internos. El lunes debía volver a trabajar y cuidar a mi tío en los ratos libres y de almuerzo. Pero sin duda salir de la emergencia del hospital mejoró el ambiente de los días siguientes. Ya les contaré el porqué.
El tío sin seguro. Día 2. La noche de los transfor
El viejo y los evangélicos
Los únicos 3 familiares de mi tío Maracay decidimos distribuirnos en guardias de 6 horas. Ese sábado le cuidé de 6 a 12m y de 12p a 6.
En la mañana me tocó la indeseable tarea de cambiarlo y ayudarlo a orinar. Como no teníamos un “pato” o un orinadero, conseguimos un pote de arroz chino para él. Cada vez que orinaba, mojaba toda la cama, las sábanas y a los pacientes cercanos (ah y a sus familiares). No lo culpo, una vez estaba manejando y me dio flojera detenerme a orinar. Intenté hacerlo en un pote de Gatorade, pero no pude.
Esa mañana pude conocer los casos de los enfermos de la emergencia, ya que gracias a Dios mi tío pasa la mayor parte del tiempo dormido. A su lado derecho estaba un señor muy mayor y en pésimo estado de salud. Casa vez que los enfermeros ayudaban a limpiarlo, notaba como botaba sangre por algunos orificios que tenía entre el abdomen y los genitales. Según me explicaron sus familiares, fue operado de los riñones en Apure, no salió bien y solo orinaba sangre. Tenía una semana recluido en la emergencia.
Al lado izquierdo de mi tío se encontraba una señora evangélica. Le realizaron una enterostomía (así se escribe) porque le habían encontrado un cáncer en los ovarios. La operación salió mal, el cáncer ya se le había regado a los pulmones y contrajo pulmonía. A veces la veía mejorar, otras en muy grave estado. Siempre tenía a su lado al menos 4 personas, dándole masajes en la espalda, ayudándole a defecar, dándole aire y leyendo la biblia. La mitad de su familia son cristianos evangélicos. Esa mañana, un ciego fue a visitarla y a darle ánimo. Yo no creo que su forma de creer sea la correcta, pero les aseguro que a quienes conocí esa noche son muy buenas personas. En general todos los familiares de los internos lo son. En los momentos difíciles se encuentra el mejor rostro del venezolano.
La noche de los transfor
En el turno de la madrugada esperaba ver de todo. En la oportunidad que pasé la noche con mi abuela, vi llegar a ese hospital a un niño de 12 años herido en una balacera. Murió a pocos momentos de haber sido ingresado. Pero esa noche viviría algo más que la misma realidad.
Gracias al sueño interminable de mi tío, pude leer esa noche una novela de Brian Weiss, sí, el mismo que salía en el Show de Cristina entrevistado por el tema de la reencarnación. Primera vez que leo un libro de 200 páginas de una sola sentada “A través del tiempo”, ayudado por 4 cafés con leche que sabían a diarrea.
A eso de las 3 de la mañana llegaron 2 transformistas y un tipo, que supongo era uno de sus clientes. El (la) primera, llegó vestido con unas mallas negras, hilo dental, barriga afuera (arrugada como la de cualquier viejo de más de 50) y un sostén. “La herido”, recibió un balazo con entrada y salida en una pierna. Su “otra compañero” cargaba una mini falda que develaba la mitad de sus nalgas y una cara de viejo andaluz. El doctor de guardia llamó a “la herido” para preguntarle cómo hacía para taparse los testículos. Ella dijo que era operado. El doctor le respondió: Pero es que en sus radiografías aparece un gancho en su pelvis. Al parecer se hizo una operación de cambio de sexo “ambulatoria” y le colocaron un gancho para que cicatrizara la piel.
Uno de los acompañantes de los internos en la emergencia charlaba con los vigilantes sobre la dificultad de entrar a emergencias con sus compañeros de la mañana. Le dijo: Si yo necesito entrar, me pongo a renquear y le dijo “por favor, me dirijo a traumatología”.
Esa noche el viejito de apure fue trasladado a medicina interna. En su lugar entró una señora mayor que estaba convulsionando. Mejoró y le dieron de alta al día siguiente.
Sobre el desarrollo de mi historia, esa madrugada hablé con Juan Diego, quien estaba de guardia en pediatría. Me hizo hablar con el traumatólogo de guardia. Me informó que a mi tío tenían que colocarle una prótesis que podía costar al menos 6 mil fuertes, pero que volvería a caminar. Me aconsejaron que presionara a los traumatólogos, porque si no pasaría meses en esa situación.
Al final de la noche llegó un balaceado. Como no había cama, le colocaron un suero y le remitieron a otro centro asistencial. De seguro se murió en la ambulancia.
La suerte de conseguir una cama, la suerte de la vida o de la muerte, en un país sin salud pública.
Los únicos 3 familiares de mi tío Maracay decidimos distribuirnos en guardias de 6 horas. Ese sábado le cuidé de 6 a 12m y de 12p a 6.
En la mañana me tocó la indeseable tarea de cambiarlo y ayudarlo a orinar. Como no teníamos un “pato” o un orinadero, conseguimos un pote de arroz chino para él. Cada vez que orinaba, mojaba toda la cama, las sábanas y a los pacientes cercanos (ah y a sus familiares). No lo culpo, una vez estaba manejando y me dio flojera detenerme a orinar. Intenté hacerlo en un pote de Gatorade, pero no pude.
Esa mañana pude conocer los casos de los enfermos de la emergencia, ya que gracias a Dios mi tío pasa la mayor parte del tiempo dormido. A su lado derecho estaba un señor muy mayor y en pésimo estado de salud. Casa vez que los enfermeros ayudaban a limpiarlo, notaba como botaba sangre por algunos orificios que tenía entre el abdomen y los genitales. Según me explicaron sus familiares, fue operado de los riñones en Apure, no salió bien y solo orinaba sangre. Tenía una semana recluido en la emergencia.
Al lado izquierdo de mi tío se encontraba una señora evangélica. Le realizaron una enterostomía (así se escribe) porque le habían encontrado un cáncer en los ovarios. La operación salió mal, el cáncer ya se le había regado a los pulmones y contrajo pulmonía. A veces la veía mejorar, otras en muy grave estado. Siempre tenía a su lado al menos 4 personas, dándole masajes en la espalda, ayudándole a defecar, dándole aire y leyendo la biblia. La mitad de su familia son cristianos evangélicos. Esa mañana, un ciego fue a visitarla y a darle ánimo. Yo no creo que su forma de creer sea la correcta, pero les aseguro que a quienes conocí esa noche son muy buenas personas. En general todos los familiares de los internos lo son. En los momentos difíciles se encuentra el mejor rostro del venezolano.
La noche de los transfor
En el turno de la madrugada esperaba ver de todo. En la oportunidad que pasé la noche con mi abuela, vi llegar a ese hospital a un niño de 12 años herido en una balacera. Murió a pocos momentos de haber sido ingresado. Pero esa noche viviría algo más que la misma realidad.
Gracias al sueño interminable de mi tío, pude leer esa noche una novela de Brian Weiss, sí, el mismo que salía en el Show de Cristina entrevistado por el tema de la reencarnación. Primera vez que leo un libro de 200 páginas de una sola sentada “A través del tiempo”, ayudado por 4 cafés con leche que sabían a diarrea.
A eso de las 3 de la mañana llegaron 2 transformistas y un tipo, que supongo era uno de sus clientes. El (la) primera, llegó vestido con unas mallas negras, hilo dental, barriga afuera (arrugada como la de cualquier viejo de más de 50) y un sostén. “La herido”, recibió un balazo con entrada y salida en una pierna. Su “otra compañero” cargaba una mini falda que develaba la mitad de sus nalgas y una cara de viejo andaluz. El doctor de guardia llamó a “la herido” para preguntarle cómo hacía para taparse los testículos. Ella dijo que era operado. El doctor le respondió: Pero es que en sus radiografías aparece un gancho en su pelvis. Al parecer se hizo una operación de cambio de sexo “ambulatoria” y le colocaron un gancho para que cicatrizara la piel.
Uno de los acompañantes de los internos en la emergencia charlaba con los vigilantes sobre la dificultad de entrar a emergencias con sus compañeros de la mañana. Le dijo: Si yo necesito entrar, me pongo a renquear y le dijo “por favor, me dirijo a traumatología”.
Esa noche el viejito de apure fue trasladado a medicina interna. En su lugar entró una señora mayor que estaba convulsionando. Mejoró y le dieron de alta al día siguiente.
Sobre el desarrollo de mi historia, esa madrugada hablé con Juan Diego, quien estaba de guardia en pediatría. Me hizo hablar con el traumatólogo de guardia. Me informó que a mi tío tenían que colocarle una prótesis que podía costar al menos 6 mil fuertes, pero que volvería a caminar. Me aconsejaron que presionara a los traumatólogos, porque si no pasaría meses en esa situación.
Al final de la noche llegó un balaceado. Como no había cama, le colocaron un suero y le remitieron a otro centro asistencial. De seguro se murió en la ambulancia.
La suerte de conseguir una cama, la suerte de la vida o de la muerte, en un país sin salud pública.
El tío sin seguro
Camatagua / Maracay
Me encontraba de regreso a Maracay, específicamente a la altura de San Sebastián de los Reyes, cuando recibí un mensaje de texto de Raquel (mi mamá). Ismael se cayó, ven rápido porque no podemos cargarlo. Devolví la llamada para conocer la gravedad de la situación y decir que estaría llegando a la ciudad a las 4 de la tarde.
El tío Ismael
Ángel Ismael Montenegro es mi tío por parte de mamá. Durante su niñez se cayó de un caballo en su natal Lezama, ubicado en el estado Guárico, cerca de San José de Guaribe, lo cual le causó una epilepsia. Desde esa edad ha tenido que tomar diariamente distintos medicamentos, el más fuerte de ellos Fenobarbital.
Aprendió a leer, a sumar, andar en bicicleta y si mi memoria no me falla, en una oportunidad le manejó a un lisiado que vive cerca de mi casa. Es adicto al café y al cigarro, le gusta la música ranchera, las películas de Pedro Infante y comer caraotas, que hace poco le fueron prohibidas por sus dificultades para defecar.
Nunca fue una carga tan fuerte como mi tía Elba, quien luego de un triste suceso a los 4 años, contrajo meningitis y literalmente se volvió una loca agresiva. Murió en 1989, mucho antes de cumplir los 40 años de edad.
La ambulancia accidentada y mi amigo el Play Boy
Al llegar a mi casa le trasladamos al Ambulatorio del Norte, centro de salud primaria inaugurado por el pasado gobernador. Dos semanas antes le habíamos llevado allá porque tenía una fiebre a 41 grados, la cual se le quitó con un baño con agua fría.
Nos atendió una enfermera que escuchaba en su celular “System of the down” y una doctora de padres italianos llamada Patricia, cuya bata médica no escondía del todo sus preciosos senos que me mantuvieron mareado toda esa tarde.
Los camilleros, uno de ellos de cumpleaños, le realizaron una radiografía y le colocaron una férula. Otra doctora nos explicó que su fractura era muy grave, requería de operación y que sería trasladado al Hospital Central. Durante mi estadía en el ambulatorio, me conseguí a una amiga periodista y a un compañero de trabajo, este último con un problema de tensión.
La enfermera rokera, la doctora voluptuosa y yo nos montamos en la ambulancia para trasladarlo al hospital. Al bajarlo en la emergencia, mi tío casi se cae de la camilla, lo capturé gracias a mis reflejos felinos, que me permitieron contenerlo a él sin que se cayeran sus placas, que cargaba en las manos.
La emergencia del hospital la encontré remodelada. En agosto pasé una madrugada allí con mi abuela. Ahora había piso de granito, las paredes limpias y un cuadro del Presidente, pero con la misma cantidad de enfermos en los pasillos. Eran las 6 de la tarde del viernes y ya la emergencia estaba colapsada ¿Cómo se les ocurre hablar maravillas de un sistema de salud que tiene la misma cantidad de camas que dejó Marcos Pérez Jiménez? ¿Por 3 ambulatorios y 2 CDI´S nuevos?
De regreso, la doctora se fue adelante con los camilleros y yo me quedé con la enfermera y mi tío en la cabina de la ambulancia. En 5 minutos me comentó que tenía 23 años, era recién graduada y que sí le gustaba el rock. Ellas se bajaron para cambiar el destino de la orden de traslado y yo me quedé con mi tío en la cabina de la ambulancia.
Durante los 20 minutos que esperé la orden me encontré con dos amigos más en el ambulatorio. Cuando fueron a prender la ambulancia, se le había descargado la batería. Tuvimos que bajar a mi tío y prenderla empujada. En el traslado al hospital del Seguro Social me tocó ir con la doctora en la cabina trasera, sin luz ni aire acondicionado. “Les sale racionamiento” dijeron los camilleros.
Patricia me contó que era madre a sus 23 años y vivía con el padre del niño aun sin casarse. Cuando le comenté que soy amigo de Juan Diego, un doctor que es hermano de uno de mis mejores amigos, a esa mujer le brillaron los ojos. Ella afirmó que aparento mucho menos de 29 años. Rato después decidió acomodarse su bata para que pudiera salir de la hipnosis a la cual me había sometido toda la tarde.
El recuerdo de la abuela
Antes del traslado, llamé a cuanto amigo conocía para asegurarle la cama a mi tío, ya que 7 meses antes, mi abuela esperó durante 12 horas en una camilla en el pasillo del SS a que le asignaran una cama en emergencia. Una hora después de ser atendida, murió.
Esa noche a mi tío le colocaron un yeso y afortunadamente había cama en la emergencia del Seguro Social. Raquel se quedó con él esa noche y una tía y yo descansamos. Los traumatólogos nos explicaron que la fractura era delicada y que tuviéramos paciencia, porque podía pasar más de un mes hospitalizado.
Me encontraba de regreso a Maracay, específicamente a la altura de San Sebastián de los Reyes, cuando recibí un mensaje de texto de Raquel (mi mamá). Ismael se cayó, ven rápido porque no podemos cargarlo. Devolví la llamada para conocer la gravedad de la situación y decir que estaría llegando a la ciudad a las 4 de la tarde.
El tío Ismael
Ángel Ismael Montenegro es mi tío por parte de mamá. Durante su niñez se cayó de un caballo en su natal Lezama, ubicado en el estado Guárico, cerca de San José de Guaribe, lo cual le causó una epilepsia. Desde esa edad ha tenido que tomar diariamente distintos medicamentos, el más fuerte de ellos Fenobarbital.
Aprendió a leer, a sumar, andar en bicicleta y si mi memoria no me falla, en una oportunidad le manejó a un lisiado que vive cerca de mi casa. Es adicto al café y al cigarro, le gusta la música ranchera, las películas de Pedro Infante y comer caraotas, que hace poco le fueron prohibidas por sus dificultades para defecar.
Nunca fue una carga tan fuerte como mi tía Elba, quien luego de un triste suceso a los 4 años, contrajo meningitis y literalmente se volvió una loca agresiva. Murió en 1989, mucho antes de cumplir los 40 años de edad.
La ambulancia accidentada y mi amigo el Play Boy
Al llegar a mi casa le trasladamos al Ambulatorio del Norte, centro de salud primaria inaugurado por el pasado gobernador. Dos semanas antes le habíamos llevado allá porque tenía una fiebre a 41 grados, la cual se le quitó con un baño con agua fría.
Nos atendió una enfermera que escuchaba en su celular “System of the down” y una doctora de padres italianos llamada Patricia, cuya bata médica no escondía del todo sus preciosos senos que me mantuvieron mareado toda esa tarde.
Los camilleros, uno de ellos de cumpleaños, le realizaron una radiografía y le colocaron una férula. Otra doctora nos explicó que su fractura era muy grave, requería de operación y que sería trasladado al Hospital Central. Durante mi estadía en el ambulatorio, me conseguí a una amiga periodista y a un compañero de trabajo, este último con un problema de tensión.
La enfermera rokera, la doctora voluptuosa y yo nos montamos en la ambulancia para trasladarlo al hospital. Al bajarlo en la emergencia, mi tío casi se cae de la camilla, lo capturé gracias a mis reflejos felinos, que me permitieron contenerlo a él sin que se cayeran sus placas, que cargaba en las manos.
La emergencia del hospital la encontré remodelada. En agosto pasé una madrugada allí con mi abuela. Ahora había piso de granito, las paredes limpias y un cuadro del Presidente, pero con la misma cantidad de enfermos en los pasillos. Eran las 6 de la tarde del viernes y ya la emergencia estaba colapsada ¿Cómo se les ocurre hablar maravillas de un sistema de salud que tiene la misma cantidad de camas que dejó Marcos Pérez Jiménez? ¿Por 3 ambulatorios y 2 CDI´S nuevos?
De regreso, la doctora se fue adelante con los camilleros y yo me quedé con la enfermera y mi tío en la cabina de la ambulancia. En 5 minutos me comentó que tenía 23 años, era recién graduada y que sí le gustaba el rock. Ellas se bajaron para cambiar el destino de la orden de traslado y yo me quedé con mi tío en la cabina de la ambulancia.
Durante los 20 minutos que esperé la orden me encontré con dos amigos más en el ambulatorio. Cuando fueron a prender la ambulancia, se le había descargado la batería. Tuvimos que bajar a mi tío y prenderla empujada. En el traslado al hospital del Seguro Social me tocó ir con la doctora en la cabina trasera, sin luz ni aire acondicionado. “Les sale racionamiento” dijeron los camilleros.
Patricia me contó que era madre a sus 23 años y vivía con el padre del niño aun sin casarse. Cuando le comenté que soy amigo de Juan Diego, un doctor que es hermano de uno de mis mejores amigos, a esa mujer le brillaron los ojos. Ella afirmó que aparento mucho menos de 29 años. Rato después decidió acomodarse su bata para que pudiera salir de la hipnosis a la cual me había sometido toda la tarde.
El recuerdo de la abuela
Antes del traslado, llamé a cuanto amigo conocía para asegurarle la cama a mi tío, ya que 7 meses antes, mi abuela esperó durante 12 horas en una camilla en el pasillo del SS a que le asignaran una cama en emergencia. Una hora después de ser atendida, murió.
Esa noche a mi tío le colocaron un yeso y afortunadamente había cama en la emergencia del Seguro Social. Raquel se quedó con él esa noche y una tía y yo descansamos. Los traumatólogos nos explicaron que la fractura era delicada y que tuviéramos paciencia, porque podía pasar más de un mes hospitalizado.
miércoles, 10 de marzo de 2010
El chavismo de oposición
Pedro Pablo Peñaloza
1.- Para los que entienden que el Presidente comanda un proceso, pero degenerativo, la palabra "chavismo" viene a resumir en sí todo lo malo que existe sobre la faz de la Tierra.
Chavismo es, entonces, un régimen político militarista y autoritario que persigue destruir las libertades públicas. Un sistema que estrangula la democracia y permite que la corrupción y la adulancia se esparzan como plagas malignas. Pero también es el motorizado que se come la flecha en la avenida Lecuna o el vagón del Metro sin aire acondicionado. Más que un término, es una anatema. Sinónimo de abuso de poder y de gamberrada. Ocho letras que sintetizan el perfil del venezolano feo. Feísimo.
Desde esa perspectiva, "chavismo" sirve para calificar las peores prácticas allí donde se den sin importar qué tan lejos se esté política e ideológicamente del jefe de Estado. Partiendo de esta premisa, ciertos detractores de la revolución bolivariana han acuñado una nueva expresión para censurar el desempeño de la Mesa de la Unidad Democrática. En lugar de sacarles la madre, les dicen algo mucho peor: "chavismo de oposición".
2.- La Mesa de la Unidad Democrática incurriría en manejos propios del "chavismo" porque, braman sus "aliados" críticos, es intolerante, prefiere el pacto de cúpulas antes que la consulta popular, se empeña en postular a dirigentes estudiantiles, pero de los años 50, y antepone sus oscuros intereses a las necesidades de la patria.
Algunos de quienes lanzan tamañas acusaciones pueden decir que la burra es negra porque tienen los pelos en la mano. Son figuras que en los albores de este "proceso" acompañaron con entusiasmo al líder socialista. En pocas palabras, se trata del "ex chavismo" de oposición.
Estos antiguos militantes partidistas devenidos analistas políticos y propulsores de la sociedad civil aciertan al momento de describir eso que mientan "chavismo", aunque parcialmente. Olvidan que "chavismo" también es criticar al cogollo, pero sólo si yo no formo parte de él. Es saltarse las reglas acordadas si siento que no me benefician. En fin, "chavismo" es apelar a la descalificación, apostar por el personalismo, arremeter contra el esfuerzo unitario y sembrar cizaña.
3.-Está claro que, en ocasiones, defender a la Mesa de la Unidad Democrática es casi tan difícil como hacer una diligencia ante Cadivi. Espectáculos vergonzosos como la pugna interna de Copei, la lucha por encabezar Miranda, y las disputas en Táchira y Carabobo crispan los nervios de la ya bastante tensa masa opositora.
No obstante, más que apurarse a juzgarlos por las formas, hay que esperar para evaluar sus resultados. Eso es lo importante. La Mesa de la Unidad Democrática no es el conjunto de gaitas del Mater Salvatoris. Está conformada por políticos con ambiciones y proyectos. Es natural y comprensible que existan roces y diferencias. Ahora, lo que sí sería totalmente injustificable y condenable es que no superen esas divergencias para sellar un verdadero pacto y alcanzar la cohesión perfecta.
Mientras este esfuerzo se lleva adelante, el elector deberá estar muy atento y presionar para que nadie se desvíe del camino. Y recordar siempre que se pueden caer a trompadas y tirarse las sillas a la cabeza, con tal de que no rompan la Mesa.
1.- Para los que entienden que el Presidente comanda un proceso, pero degenerativo, la palabra "chavismo" viene a resumir en sí todo lo malo que existe sobre la faz de la Tierra.
Chavismo es, entonces, un régimen político militarista y autoritario que persigue destruir las libertades públicas. Un sistema que estrangula la democracia y permite que la corrupción y la adulancia se esparzan como plagas malignas. Pero también es el motorizado que se come la flecha en la avenida Lecuna o el vagón del Metro sin aire acondicionado. Más que un término, es una anatema. Sinónimo de abuso de poder y de gamberrada. Ocho letras que sintetizan el perfil del venezolano feo. Feísimo.
Desde esa perspectiva, "chavismo" sirve para calificar las peores prácticas allí donde se den sin importar qué tan lejos se esté política e ideológicamente del jefe de Estado. Partiendo de esta premisa, ciertos detractores de la revolución bolivariana han acuñado una nueva expresión para censurar el desempeño de la Mesa de la Unidad Democrática. En lugar de sacarles la madre, les dicen algo mucho peor: "chavismo de oposición".
2.- La Mesa de la Unidad Democrática incurriría en manejos propios del "chavismo" porque, braman sus "aliados" críticos, es intolerante, prefiere el pacto de cúpulas antes que la consulta popular, se empeña en postular a dirigentes estudiantiles, pero de los años 50, y antepone sus oscuros intereses a las necesidades de la patria.
Algunos de quienes lanzan tamañas acusaciones pueden decir que la burra es negra porque tienen los pelos en la mano. Son figuras que en los albores de este "proceso" acompañaron con entusiasmo al líder socialista. En pocas palabras, se trata del "ex chavismo" de oposición.
Estos antiguos militantes partidistas devenidos analistas políticos y propulsores de la sociedad civil aciertan al momento de describir eso que mientan "chavismo", aunque parcialmente. Olvidan que "chavismo" también es criticar al cogollo, pero sólo si yo no formo parte de él. Es saltarse las reglas acordadas si siento que no me benefician. En fin, "chavismo" es apelar a la descalificación, apostar por el personalismo, arremeter contra el esfuerzo unitario y sembrar cizaña.
3.-Está claro que, en ocasiones, defender a la Mesa de la Unidad Democrática es casi tan difícil como hacer una diligencia ante Cadivi. Espectáculos vergonzosos como la pugna interna de Copei, la lucha por encabezar Miranda, y las disputas en Táchira y Carabobo crispan los nervios de la ya bastante tensa masa opositora.
No obstante, más que apurarse a juzgarlos por las formas, hay que esperar para evaluar sus resultados. Eso es lo importante. La Mesa de la Unidad Democrática no es el conjunto de gaitas del Mater Salvatoris. Está conformada por políticos con ambiciones y proyectos. Es natural y comprensible que existan roces y diferencias. Ahora, lo que sí sería totalmente injustificable y condenable es que no superen esas divergencias para sellar un verdadero pacto y alcanzar la cohesión perfecta.
Mientras este esfuerzo se lleva adelante, el elector deberá estar muy atento y presionar para que nadie se desvíe del camino. Y recordar siempre que se pueden caer a trompadas y tirarse las sillas a la cabeza, con tal de que no rompan la Mesa.
martes, 2 de marzo de 2010
Quiniela del Oscar
Luego de un intenso debate entre 4 panas, una botella de Coca Cola y un sintetizador que milagrosamente quedó en una sola pieza, 4 auto nombrados especialistas de cine decidieron hacer sus apuestas sobre la entrega de los Oscar de este año.
Los cuatro personajes son: Leopoldo: Cuentero y orgullosamente nerd intelectual (snob tal vez); El Colombiano: quien ha visto un mayor número de buenas películas que yo; El Chivo: que acompaña a El Colombiano a ver películas en citas de amigos nada homosexuales; y yo: El único que ha estudiado audiovisuales.
Previamente vi algunas películas que me faltaban: The Hurt Locker, A Serious Man; Julie and July y Crazy Hart. En teoría debería pegar la mayoría, aunque fui incapaz de votar por The Hurt Locker o Avatar como Mejor Película.
Mejor Película: The Hurt Locker (El Colombiano, Leopoldo); Inglorious Basters (yo); Avatar (el Chivo).
Mejor Actor: Jeff Bridges por Crazy Hart (Los otros 3) y Jeremy Renner (yo).
Mejor Actriz: Sandra Bullock por The Blind Side (El Colombiano, Leopoldo); Gadburney Sidibe por Precios (Chivo y yo).
Mejor actor de reparto: Unánime Christoph Waltz por Inglorious Basters.
Mejor actriz de reparto: Vera Famiga por Up in the Air (El Colombiano), Mo´nique por Precious (Leopoldo y yo) y Penelope Cruz por Nine (Chivo).
Mejor dirección: The Hurt Locker (El Colombiano y Leopoldo) y Inglorious Basters (Chivo y yo).
Mejor Guión Original: A Serious Man (El Colombiano y yo), Inglorious Basters (Leopoldo), y UP (El Chivo).
Mejor Guión adaptado: Precious (Chivo y yo), Up in the Air (El Colombiano) y Distrito 9 (Leopoldo).
PD: Las demás categorías no importan. En realidad creo que va a ganar The Hurt Locker como mejor película y que el batacazo más creíble sería el de Precious. Pero si dije que Tarantino gana como mejor director, pues tiene que tener la mejor película.
Los cuatro personajes son: Leopoldo: Cuentero y orgullosamente nerd intelectual (snob tal vez); El Colombiano: quien ha visto un mayor número de buenas películas que yo; El Chivo: que acompaña a El Colombiano a ver películas en citas de amigos nada homosexuales; y yo: El único que ha estudiado audiovisuales.
Previamente vi algunas películas que me faltaban: The Hurt Locker, A Serious Man; Julie and July y Crazy Hart. En teoría debería pegar la mayoría, aunque fui incapaz de votar por The Hurt Locker o Avatar como Mejor Película.
Mejor Película: The Hurt Locker (El Colombiano, Leopoldo); Inglorious Basters (yo); Avatar (el Chivo).
Mejor Actor: Jeff Bridges por Crazy Hart (Los otros 3) y Jeremy Renner (yo).
Mejor Actriz: Sandra Bullock por The Blind Side (El Colombiano, Leopoldo); Gadburney Sidibe por Precios (Chivo y yo).
Mejor actor de reparto: Unánime Christoph Waltz por Inglorious Basters.
Mejor actriz de reparto: Vera Famiga por Up in the Air (El Colombiano), Mo´nique por Precious (Leopoldo y yo) y Penelope Cruz por Nine (Chivo).
Mejor dirección: The Hurt Locker (El Colombiano y Leopoldo) y Inglorious Basters (Chivo y yo).
Mejor Guión Original: A Serious Man (El Colombiano y yo), Inglorious Basters (Leopoldo), y UP (El Chivo).
Mejor Guión adaptado: Precious (Chivo y yo), Up in the Air (El Colombiano) y Distrito 9 (Leopoldo).
PD: Las demás categorías no importan. En realidad creo que va a ganar The Hurt Locker como mejor película y que el batacazo más creíble sería el de Precious. Pero si dije que Tarantino gana como mejor director, pues tiene que tener la mejor película.
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