lunes, 9 de marzo de 2009
Grande Orinokia
Especial de vacaciones (Parte I)
Durante la pasada final del béisbol propuse a mi papá, tíos y primos realizar un viaje a la Gran Sabana. En primer lugar porque no conocía el estado Bolívar, segundo porque era una alternativa de viaje largo y económico, tercero porque no tenía que viajar en avión y cuarto porque tal vez por Brasil se podían realizar algunos ilícitos cambiarios –es broma, yo nuuuuunca haría eso-.
Salimos de La Victoria el día jueves en horas de la madrugada. Tomamos la vía de los Valles del Tuy para evitar la cola de Caracas, decisión positiva porque tampoco conocía esa zona. En varios trayectos de la vía hay muchos derrumbes. Habitantes de la zona se dedican a limpiarla y reciben de los conductores un pequeño pago por peaje.
Almorzamos en El Guapo. Comimos cochino –light, por supuesto-, cachapa, tostones y plátano. Nos clavaron con BsF. 110. A partir de ahí tomé el volante de la camioneta 4Runner de mi papá.
La siguiente parada fue en el distribuidor que conduce a Barcelona y a El Tigre. A pocos metros antes de lo que alguna vez fue un Peaje, nos paramos a comprar hielo y papel sanitario. El calor era impresionante y pensé en lo que me esperaba en Puerto Ordaz.
Cruzamos de norte a sur al estado Anzoátegui. Luego de mucho trayecto llegamos a El Tigre, ciudad que se encuentra en el medio de este estado. Si bien es un pueblo grande, tiene muchas cosas curiosas, entre ellas los semáforos poseen un indicador en segundos para saber en cuánto tiempo va a cambiar de color. También hay mucho movimiento de construcción de centros comerciales.
Seguidamente transitamos otra laaaaarga carretera que nos llevó al sur del estado Monagas, donde se hace la conexión hacia el segundo puente sobre el Orinoco. La carretera, que tiene un canal y hombrillo, no posee ningún hueco y a los lados se puede divisar un sembradío de pinos que por momentos te hace olvidar que te encuentras en Venezuela.
Luego de 10 horas de carretera llegamos al puente Orinokia. Sencillamente es imponente, tanto como el río al cual atraviesa. Una obra de ingeniería que hay que agradecer al actual gobierno nacional.
Pocos minutos después llegamos a Puerto Ordaz. Sin duda la ciudad más moderna de Venezuela. Amplias avenidas, grandes islas arborizadas, distribuidores que llevan a las sedes de las empresas básicas y señores ¡NO HAY COLA! Un gran proyecto de ciudad desarrollado por la Cuarta República.
Ya en la ciudad fui al Centro Comercial Orinokia. Es largo, pero no más grande que la mayoría de los Sambil o Las Américas, pero con mucho lujo y con las mismas tiendas que puedes encontrar en cualquier edificación de la familia Cohen. Nos quedamos en una posada que nos recomendó una gran amiga, la cual resultó ser limpia, confortable y agradable.
En la noche disfruté de un tour turístico que me dio mi amiga por la ciudad guayanesa. En las discotecas pude observar algo similar a lo que había visto en el Orinokia: Muchos hombres rumbeando con hombres, pocas mujeres en las calles y nadie les “caía”. Repito, me encontraba en Puerto Ordaz, no en Valencia. Cuando le expliqué a mi amiga que los hombres en Maracay son palos de agua, ella me dijo que le interesaría darse un “paseíto” por mi ciudad. Conclusión: En Puerto Ordaz hay más maricos que mujeres bonitas.
Finalmente, nunca pude corroborar el calor de esa ciudad. Cayó un palo de agua tan impresionante que en la noche que pernocte hizo mucho frío. Hasta el momento creo que la ciudad más calurosa de Venezuela es Maracaibo, y en segundo lugar Maracay.
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4 comentarios:
Jorge: Que finos tus relatos... disfruta tu viaje. besitos.
Ya llegué.
creo que mas rapido era el viaje por el llano via dos caminos, en vez de cruzar miranda que es bien fastidioso
Que ladilla es el llano.
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