viernes, 27 de febrero de 2009
Verdell
“Mejor Imposible” fue por mucho tiempo mi película favorita, hasta que este año compré “La Caida” y estrenaron “El caballero oscuro”. No voy a hablar de su plot porque supongo que todo el mundo la ha visto, al menos por TNT.
Quiero concentrarme en la historia del perro –tal vez perra- de Simon Bishop. En las primeras escenas de la película, el animal es lanzado por Melvin Uddal por el bajante de basura del apartamento donde viven los personajes principales.
Luego del robo que llevó a la quiebra al pintor –Greg Kinnear-, su representante –Cuba Gooding Jr-, que no queda claro si también era su novio o resuelve, decide dejarle el perro al personaje interpretado por Jack Nicholson, diagnosticado como obsesivo compulsivo por su psiquiatra, quien recibe con resignación al animal en su casa.
Pero el perro –a- es esencial en la película. Su magistral actuación, cuando copia las conductas del personaje principal, hace que el obstinado Uddal empiece a demostrarle un cariño especial.
Regularmente compartimos mucho tiempo con personas que sin saber entran en nuestro corazón –perfectamente pueden ser una mascota- y nuestra mente. Cuando estas personas se van o hacen algún desplante es cuando realmente sentimos cuanto nos complementan, así sean perros –as-, gatos –as- y demás.
Yo soy un fanático, y tengo fuertes sentimientos hacia mi pasión: El Béisbol. Lamento no tener ese sentimiento hacia una persona o una mascota, o por lo menos que cuando haya una temporada no decida dejar al abandono a quienes creo que me quieren.
Punto aparte es con mi sobrinita. Como ella sabe que el tío no va a dejar de ir a su juego, ella se va al estadio conmigo, acompañada de un peluche de León para Mami, uno de Tigre para mí y un perrito para ella.
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