Siempre paso las navidades en casa de mi abuela, en la urbanización La Barraca de Maracay. De niño estas fechas eran muy bonitas porque había muchos niños en la cuadra, manejábamos bicicletas y explotábamos fuegos artificiales.
En mi adolescencia ya las cosas no eran igual. La navidad perdió sentido cuando me declaré ateo y debajo del árbol no encontraba regalos. Siempre encontré mayor sentido al fin de año, por la expectativa de la llegada de la media noche y el feliz año. La casa de mi abuela queda en la mitad de la calle, y los vecinos se reúnen en ella para dar y recibir abrazos.
Desde que nació mi sobrina, la verdad disfruto más el día que ella lo pasa con nosotros. Este año nos tocó a nosotros la navidad y al papá el año nuevo.
En mi adolescencia ya las cosas no eran igual. La navidad perdió sentido cuando me declaré ateo y debajo del árbol no encontraba regalos. Siempre encontré mayor sentido al fin de año, por la expectativa de la llegada de la media noche y el feliz año. La casa de mi abuela queda en la mitad de la calle, y los vecinos se reúnen en ella para dar y recibir abrazos.
Desde que nació mi sobrina, la verdad disfruto más el día que ella lo pasa con nosotros. Este año nos tocó a nosotros la navidad y al papá el año nuevo.
1 comentario:
Tu sobri tiene los ojos tristes como tú, que guapa es! dios la guarde!!!
Besitos,
M.
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