
Soy fan del Manchester, pero también soy antimadridista. Tampoco es que estoy taaaan arrecho.
Un amigo periodista, quien trabaja para EspnDeportes y El Nacional, me dijo en una oportunidad –para justificar la derrota de los Tigres ante los Leones en 2006, único año en el que todo el mundo nos dio favoritos- que en el deporte, como en la vida, no gana el más fuerte o el más inteligente, sino quien realmente cree que puede ganar. Es decir, siempre la esperanza es la que logra los grandes milagros.
El resultado 2-0 a favor del Barça no era nada milagroso, pero sí poco esperado. Los catalanes mostraron un medio campo maravilloso y dos de su famoso tridente, Messi y Etoo, supieron definir. Ah, no olvidemos a su defensa que estuvo perfecta.
El Manchester lució confiado y salió a buscar el partido. Su Director Técnico, Alex Ferguson, no colocó a todas sus piezas ofensivas y jugó al desgaste del Barça. No supo defender el empate y no tuvo ideas para remontar. Faltaron ganas y corazón, y por eso el Barça tiene su triplete.
¿Qué le queda al Manchester? Reforzar y rejuvenecer su medio campo, buscar piezas que generen un juego bonito, tipo Messi, Iniesta y Xabi.
Las derrotas siempre son necesarias para dar sabor a la vida, y ante el fracaso solo queda aprender y corregir para volver a ganar. “Nadie viene al mundo a perder”, escuché en estos días.
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