Esa madrugada de lunes, que sigue en mis más bellos recuerdos, vi un gato negro. Como dice mi jefe, las cosas que ocurren no son ni buenas ni malas, son porque así tienen que ser.
I
Luego de un día soleado, una noche lluviosa
apuré el paso de mi caminata nocturna
cerca de mi casa, un joven llevaba flores
y entraba a un edificio que tiene tu nombre
Triste simbolismo sobre la persona que quiero
aquella que respondió con silecio a mis suspiros
con justo odio a mis comentarios crueles
con burla a mis escritos más sentidos
Siempre he creído que hay personas que quieren ser infelices
Aquellas que ven el vaso medio vacío
II
Nunca es fácil arrancarte del alma
los sentimientos bonitos hacia aquella
que no entiende que las historias de princesas
siempre las escriben los más feos sapos
Cuando el odio vence al cariño
la soberbia al perdón
te ofenden con tontos circos
y los agresores asumen su papel de payasos
el soñador siempre guarda en su corazón
sus más bellas tonterías
III
Ella se vistió de negro, del color de su corazón
tanto que incluso su piel parece mimetizarse con el sol
Nada pudo seguir siendo igual
cuando crucé la raya entre el cariño y el sentimiento
Cambiaron las risas por la crítica cínica
la compañía por la soledad
del eterno sí a las excusas rebuscadas
la incomodidad estropeó la naturalidad
Nadie se enamora de una persona en particular
sólo de lo que siente cuando está cerca de ella
IV
Todo ocurrió porque siempre te importó
que un genio detallista, un poeta sincero
sintiera que detrás de tus curvas y de tu sonrisa única
había miles de cosas que un artista debe admirar
Los caballeros oscuros dicen que la noche
es más negra justo antes de amanecer
nunca pierde el que nunca se rinde
aunque tu ideal luche contra la soberbia humana
Nunca pediré perdón a quien he perdonado
Ni rechazaría el simple olvido sin formalismo
miércoles, 26 de mayo de 2010
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