Una noche conversé con el Sr. Breto sobre las películas venezolanas. Él me dijo que su favorita era una con María Conchita Alonso y Daniel Alvarado, en la cual hacían papeles de una manipuladora y un violador. Yo le dije que la mía era Secuestro Express. Coincidimos en que casi ninguna tiene un final feliz.
Cuando empezó esta aventura en la salud pública decidí escribir estas crónicas porque es impresionante que el país más rico de Sudamérica tenga un sistema de salud solo comparable con el de Etiopía, tal vez no en infraestructura pero sí en vivencias y en corrupción. Si llevara esta historia al cine tampoco tendría un final feliz, pero con mucho humor negro y será un ejemplo de lucha en contra del sistema de corrupción endógena de este país, en el cual conviven compatriotas y "pitiyankees".
Cuatro personajes son claves en la resolución de esta historia: "el jose", el hermano de Yepes, "el gocho" y la "tía" de Diego.
"el jose"
"el jose", el malandro malcriado que se fue del hospital con una lesión similar a la de mi tío -la de él fue por un tiro- y decidió no operarse, hoy fue al seguro a iniciar su rehabilitación.
"el hermano de Yepes"
Yepes es mi compañero de trabajo. Su hermano es de los mejores traumatólogos, no solo por sus conocimientos, sino porque siendo estudiante, en la época del terremoto de Caracas, desapareció 5 días y volvió con su "batica" llena de sangre -me contó su hermano- atendiendo a los heridos. Lo mismo hizo durante la tragedia de "El Limón" en Maracay.
Fui a su consultorio con las radiografías de mi tío para pedir una opinión profesional sobre el caso. Me dijo que por sus condiciones físicas -las que le describí- y su enfermedad es un riesgo innecesario operarlo. Me contó que ese tipo de fracturas se trataba con tracción antes que existieran las prótesis y que las personas, luego de dos o tres meses, volvían a caminar con rehabilitación.
La recuperación de mi amigo sicario me hizo entender que definitivamente mi tío volverá a caminar.
Al hermano de Yepes le conocí porque en agosto recibí un golpe muy fuerte en el hombro durante un juego de softbol. Luego de una resonancia, me mandó a comprar un tarflán, una inyección y unas pastillas. Al mes ya estaba levantando pesas. También es el médico de una de mis tías.
Y no me cobró la consulta.
"el gocho"
Las personas llegan cuando se necesitan. Mi amigo andino siempre fue el más chismoso del cuarto. Hablamos sobre Diego y su novia. Me dijo que la chamita es madre y que está empatada con Diego porque le gusta beber.
Caímos en el tema su familia y de su "tía" doctora. Y aquí viene la resolución de la historia.
La "tía" de Diego
La "tía" de Diego en realidad no era su tía. Era una médico de un Seguro Social de Valencia a quien la familia de Diego le pagó para que le agilizara la operación. Fue ella quien llevó a Caracas como "favor" las solicitudes del Sr. Edmundo y de mi tío a Caracas y que según el amigo del tío de Mauricio, efectivamente habían llegado.
La familia de Diego le pagó a esa señora porque él fue víctima de una mala praxis en una clínica privada. Un médico le puso en su pierna una prótesis usada, la cual se rompió. Ella les convenció de operarlo en el seguro más barato, haciendo el papel de "gestora", figura de corrupción que existe para sacar licencias de conducir. La mejor prueba de ello es que el material de Diego llegó rápido, mientras que el del Sr. Edmundo y el de mi tío aun no.
Algunos doctores ofrecen esos oficios porque el Seguro Social asigna las piezas de forma gratuita, no importa si las personas cotizan o no ante el IVSS. Piden la pieza a nombre del enfermo, esperan que las personas las obtengan por medio de Corposalud o que las compren en el único proveedor de prótesis en Venezuela -las empresas se distribuyen la exclusividad en algunas piezas- y luego cuando llega el material lo ofrecen a nuevos enfermos y colocan que fueron asignadas a quienes originalmente las pidieron.
La familia de Diego es dueña de un taller, razón por la cual extrañó que él terminara en un hospital.
A nosotros no nos quisieron ayudar porque pensaron que podíamos conseguir la ayuda por otra parte o que finalmente, ante la esclavitud que significa dormir con el viejo en el hospital, venderíamos el carro de mi mamá o el mío para adquirir la pieza.
Nosotros no consentimos la corrupción. Tenemos derecho a una salud pública "gratuita" que nos descuentan de nuestros sueldos todos los meses. No hay razón para que a un venezolano se le niegue el acceso a la seguridad social.
Mañana pediremos el alta a mi tío y terminaremos el mes que le falta de tracción en nuestra casa para que los "cayos" que se han desarrollado en su hueso consoliden y pueda iniciar rehabilitación. Mañana también operan a "el gocho" y le darán de alta a "el junkie".
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