miércoles, 24 de diciembre de 2008

El Más Valioso de la Final 2007-2008

Especial de navidad II

Usualmente no me gusta recibir crédito por mis buenas acciones, pero alguien tiene que echar el cuento.
Era un sábado de enero de 2008, los Tigres estaban arriba en la final ante Lara 2 juegos por 1, y ganaría el mejor de 7 encuentros. El día anterior, junto a Erika Argüelles, resolví un problema con las entradas para los afiliados del AFTA con el Presidente de los Tigres, y me encontraba con los demás haciendo cola en una taquilla especial para comprar las entradas de los dos juegos que quedaban en Maracay de esa final.
Recibí una llamada de mi jefe, quien me pidió un favor. Un grupo de personas de un barrio de Valencia quería tramitar, por medio de la empresa en la que trabajo, de cumplirle al niño el sueño de conocer a su ídolo Miguel Cabrera. “Jorge, sé que estáis de vacaciones, pero solo vos podéis lograrlo”, fueron las palabras de mi jefe maracucho.
En cuestión de minutos logré cuadrar la cita. Antes de iniciar el cuarto juego, el niño llegó en un autobús con sus vecinos. A los 15 años era receptor de la selección de béisbol Venezuela hasta que le detectaron una penosa enfermedad en una de sus rodillas, por lo cual tenía que andar en silla de ruedas. Casualmente fue Raúl Chávez, ex receptor de Magallanes y quien fue adquirido por los Tigres esa temporada, el primer pelotero con el que habló.
Seguidamente conoció a Róbert Pérez (en la gráfica), Luís Sojo, Tomás Pérez, Ronny Cedeño, Francisco Buttó, Wilfredo Romero… y por alguna extraña razón no pudo hablar con Miguel, siempre acosado por la prensa. La gente del barrio y sus familiares quedaron muy agradecidos conmigo. Al día siguiente imprimí todas las fotos que le tomé con los peloteros e incluso con los narradores de Meridiano TV y ESPN, conseguí las firmas para regalársela, pero lamentablemente perdí contacto con él y no sé si la verdad pudo superar su enfermedad.
Esa final la ganaron los Tigres en 6 juegos, y el Más Valioso fue el lanzador puertorriqueño José Santiago. Pero para esa familia, un fanático de los Tigres que trabaja en una empresa del Estado Venezolano, fue un ángel que les cayó del cielo.

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