El Experimento de la Cárcel de Stanford fue un estudio
realizado por el psicólogo Philip Zimbardo en 1971, en el cual reclutó a 24
jóvenes de clase media para que fingieran ser policías y reclusos en una cárcel
falsa dentro de la misma universidad. Lo que inicialmente parecía un “Juego de
Roll”, debió ser suspendido prematuramente al sexto día de 15, ya que los
policías desarrollaron actitudes sádicas hacia los convictos, al punto que
literalmente “se los iban a coger”.
Este experimento fue muy parecido al que se reseña en la
obra “La Ola”, donde un profesor de anarquía recibe la responsabilidad de
enseñar “autoritarismo”. Con la imposición de símbolos e íconos tanto en el
ámbito representativo (ropa, por ejemplo una boina roja para nuestra realidad)
y de mensajes, hizo que sus estudiantes terminaran adoptando conductas facistas
y neo nazis sin experimentar culpa. El profesor tuvo que explicar, a manera de #VamoACalmano,
que en realidad todo era un discurso pedagógico.
Hago esta referencia porque dentro de mi preocupación por el
problema venezolano he logrado identificar algunos patrones repetitivos. Hoy
por ejemplo pude conversar con un chavista que se aferra a defender a la clase
dominante. Acudió a su vejez para explicarme que yo no podía entender por mi
juventud (de 35 años) los horrores de la 4ta república y que “esa gente mata”,
mientras que los chavistas al menos le zumban algo al pueblo. Luego, en un
ambiente cordial, reconoció que Maduro es una mierda, que los malandros hay que
matarlos y que no está de acuerdo con que el TSJ eche para atrás todas las
leyes de la AN… y está de acuerdo con una salida electoral a la crisis
económica, es decir, que si el chavismo pierde, aquí no se va a morir nadie.
Prometo hacer un escrito más detallado sobre este viaje a
Narnia.
Pero es imposible no darse cuenta que en nuestra historia
existen patrones repetitivos. Así como el psicólogo Zimbardo escogió para su
experimento a jóvenes de clase media, quienes no conocían una cárcel en la vida
real, razón por la cual su interpretación de la “autoridad” podía ser “un libro
abierto”, aquí hay mensajes claves para dominar a las personas según su clase
social y cultural. Es decir, personas que no reciben beneficio económico de
todo este peo: Los pendejos.
Los chavistas suelen ser personas con vejez muy aferradas a
sus paradigmas y que no tuvieron una vida próspera. Los jóvenes son personas
con una figura paterna muy débil o al menos con una ausencia grave en el hogar
¿Son todos brutos? Tal vez a su manera.
Los opositores son personas en extremo neuróticas que pueden
experimentar altos y bajos en su ánimo con facilidad. Son tan manipulables que
pueden estar pelando bolas en el extranjero, sin una estabilidad económica ni
ciudadana, y pensar que progresaron en la vida porque pueden sacar el teléfono
en un autobús sin que los roben (Y el chavista está tan enfermo que considera
lo último una banalidad y no un deber ser) ¿Son todos banales y vacíos? ¿Todo
lo que se ha ido es talento?
En estos días confesé a unas compañeras de estudio que en
algún momento estudié astrología y le recordé sobre la anécdota de Francia en
el mundial de Alemania 2006, cuando Raymond Domenech dijo que no podía tener a
tantos jugadores Cáncer en el equipo porque son muy susceptibles, y a juro
tenía que alinear a Zinedine Zidane. Venezuela es un país susceptible (Consiguió
su independencia un 4 de julio) y ha sido manipulada durante muchos años por
gente sin pudor, con ideología barata y que muchos utiliza las armas para
robarle al pueblo su alimento (Ejemplo lo ocurrido hoy en el Mercado de Mayoristas
de Maracay).
No esperemos a que esta dama entre en un colapso o un
quiebre para darnos cuenta que gracias a Chávez hemos estado jugando con fuego.
Los tiempos sociales parecen ser mucho más cortos que los lapsos electorales.
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