domingo, 22 de mayo de 2016

El Antichavista

VIII El Superhombre



El Antichavista fue un ensayo para expresar toda la arrechera que siento por haber vivido mi juventud durante la borrachera más insensata que ha tenido este país desde que llegaron los españoles. Considero que mis sentimientos no llegan al resentimiento, pero sí creo que todos los venezolanos: chavistas, militares, enchufados, los que se fueron, los que se quedaron… deben asumir su responsabilidad antes de hablar sobre Venezuela y entender que ser un ganador no es una licencia que nos da el tiempo, sino el ser fieles a nuestros principios y valores. Es decir, no soy un ganador si pude robar, lo hice y no fui condenado, ser un ganador en la vida es hacer lo que se considera correcto y ser fiel a los principios básicos de la convivencia humana.

Por eso deseo terminar estos escritos con una nota de esperanza. Los tiempos difíciles son una especie de purga, no solo para salir de lo malo sino también de lo que uno consideraba valía la pena.

El concepto de Superhombre de Nietzsche, como he escrito en varias oportunidades fue manejado con ignorancia por Hugo Chávez, también fue trasformado en la práctica por el chavismo en la aparición del Pran. Un choro que tiene más poder que el policía e incluso el mismo Estado es quien, a cambio de “la causa”, privatizó el derecho a la seguridad e incluso al alimento. Este héroe retorcido, nacido de la más grande situación de desgobierno y anarquía, es el principal legado que nos deja el chavismo. El Pran es el Übermensch bolivariano.

Pero aun en nuestra época más triste, el venezolano ha demostrado solidaridad, tener deseo de colaborar con el prójimo, deseo que el país salga adelante. Venezuela sobrevivirá al chavismo, porque existen compatriotas que, aunque hayan emigrado por conceptos vacíos sobre la vida, no se desvinculan del todo, visten su camisa vinotinto y mandan medicinas a aquellos amigos que siguen aquí dando la lucha.

Sobrevivirá mi país mientras existan funcionarios públicos honestos, que incluso sin ser chavistas dan lo mejor de sí para que los servicios básicos, telecomunicaciones, banca y demás, no se caigan por la mala administración de un político o un militar.

Venezuela renacerá como aquel chavista que fue más grande que su orgullo y comprendió que más allá de su dolor siempre estuvo equivocado.

Mi país seguirá de pié mientras existan personas que prefieran ser pobres a tener una fortuna deshonesta, porque lo importante en la vida no son los lujos con los que vivas, sino cómo disfrutes tu existencia.

Venezuela, mi único país, sobrevivirá al chavismo y a nuestro propio ciclo de vida. Que nuestro sacrificio –en realidad el sacrificio real lo estamos viviendo desde hace dos años para acá y no hay esperanza que las cosas mejoren en el corto plazo- no será en vano. Así como en la Alemania Nazi existieron grupos de resistencia como “La Rosa Blanca” o quienes organizaron la operación Valkiria, no todos los venezolanos somos corruptos, vividores o chavistas.


Aunque nuestros nombres no signifiquen nada para la historia, son nuestras acciones la que nos definen como nación. El verdadero superhombre venezolano existe, existe en las acciones positivas y honestas de cada uno de nosotros, en el buen humor, en la capacidad de compartir una arepa... en nuestra verdadera esencia como nación.

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