Seguiré desnudando a mis panas en mis artículos, bueno, inmortalizándoles en mi Blog. El personaje de hoy le denominaremos “Pepe Nacho”.
Sin duda es una de las personas más divertidas que he conocido. Tiene la habilidad de sacar un chiste de cualquier situación, canta, toca cuatro y además tiene los dientes salidos.
La anécdota de hoy la recordé luego de recibir uno de los tres regalos de cumpleaños que tuve este año. Todo comenzó el día de su defensa de Tesis. Pepe Nacho nunca fue un alumno aplicado, y descubrió su vocación de Comunicador Social –y otras cosas más- cuando recibió sus primeras clases de locución. Estaba muy inseguro y decidió pedirme un consejo.
Ante su nerviosismo, le di lo que en aquel momento fue mi gran secreto para sacar buenas notas en la Universidad. “Pepe, tienes que aplicar la psicología inversa. Es decir, piensa que las cosas te van a salir mal y verás que al final del camino nada suele ser tan difícil como uno cree”.
El muy pendejo aplicó esa premisa –que años después, cuando vi El Secreto, me di cuenta que estaba equivocado- y el día anterior a su defensa se le accidentó su carro. Tuve que ir a remolcarlo en mi “Enterprise”, un Malibú verde año 1975 que utilizaba cuando era estudiante.
Al día siguiente amaneció con diarrea. Una amiga en común me contó que le dijo “Sale líquida, y no se para”. Según las malas lenguas –la mía y la de nuestra amiga en común- tuvo que recurrir a un Tampax. Durante la defensa, el procesador donde tenía su presentación en Power Point se colgó tres veces, y para culminar con broche de oro, se fue la luz. Uno de los jurados le sugirió: “Bueno bachiller, continúe con las láminas impresas”, a lo cual Pepe respondió “¿Cuáles?”
Al final del cuento el pana se graduó ese día. Físicamente lo asociamos con el personaje de la película “La Máscara” de Jim Carrey.
Sin duda es una de las personas más divertidas que he conocido. Tiene la habilidad de sacar un chiste de cualquier situación, canta, toca cuatro y además tiene los dientes salidos.
La anécdota de hoy la recordé luego de recibir uno de los tres regalos de cumpleaños que tuve este año. Todo comenzó el día de su defensa de Tesis. Pepe Nacho nunca fue un alumno aplicado, y descubrió su vocación de Comunicador Social –y otras cosas más- cuando recibió sus primeras clases de locución. Estaba muy inseguro y decidió pedirme un consejo.
Ante su nerviosismo, le di lo que en aquel momento fue mi gran secreto para sacar buenas notas en la Universidad. “Pepe, tienes que aplicar la psicología inversa. Es decir, piensa que las cosas te van a salir mal y verás que al final del camino nada suele ser tan difícil como uno cree”.
El muy pendejo aplicó esa premisa –que años después, cuando vi El Secreto, me di cuenta que estaba equivocado- y el día anterior a su defensa se le accidentó su carro. Tuve que ir a remolcarlo en mi “Enterprise”, un Malibú verde año 1975 que utilizaba cuando era estudiante.
Al día siguiente amaneció con diarrea. Una amiga en común me contó que le dijo “Sale líquida, y no se para”. Según las malas lenguas –la mía y la de nuestra amiga en común- tuvo que recurrir a un Tampax. Durante la defensa, el procesador donde tenía su presentación en Power Point se colgó tres veces, y para culminar con broche de oro, se fue la luz. Uno de los jurados le sugirió: “Bueno bachiller, continúe con las láminas impresas”, a lo cual Pepe respondió “¿Cuáles?”
Al final del cuento el pana se graduó ese día. Físicamente lo asociamos con el personaje de la película “La Máscara” de Jim Carrey.
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