Estar solo significa disfrutar la compañía de tú mejor amigo: Tú mismo. Esa frase la escuché (leí en un chat) a las 11 y media de la noche del viernes.
Yo soy una persona solitaria y sé que la soledad te permite pensar mucho las cosas, lo cual no es muy bueno. Por un momento sentí que los amigos que frecuento me hicieron a un lado y fue una experiencia un tanto desagradable porque no quería sentirme así.
Este sábado dos amigos fueron para mi casa. Uno de ellos me ha ayudado mucho en la vida y con el otro me gusta conversar que jode. El primero que llegó a mi casa fue el segundo. Con él discerní acerca de lo distintas que son nuestras conversaciones a las de hace 11 años, cuando estudiábamos en el colegio y nos cuestionábamos sobre las siguientes situaciones: “Marico, a este pana también le gustaba Rebeca”, “¿Coño, será que Verónica sabe quién soy yo?” o “Verga, Sharon me gusta demasiado”.
Esas conversaciones maricas se perdieron hace rato. Ahora fueron sustituidas por “Verga ¿Y tú no te la pegaste? Porque yo sí”, o “Coño, que pajúo era yo, si me pidió el teléfono es porque quiere que la llame. Seguro me la pude haber pegado”. Todo es más pragmático y gira alrededor del sexo. Viva la madurez.
Yo le hice ese comentario a Leopoldo, mi amigo que siempre me ha ayudado. Me dio una respuesta cruda y pragmática. “Tú y yo estamos aquí porque sabíamos que con las carajas que salimos no íbamos a llegar a nada hoy, y Germán (el otro pana) está con nosotros porque lo dejó la novia”. Siempre defenderé a la amistad como la relación de pareja perfecta, donde cualquier ausencia e infidelidad se comprende y se perdona.
Incluso su intervención fue más arrecha. Debatió conmigo sobre la necesidad que tengo de mudarme, tener una relación seria con una chama y entregarme completamente a una relación romántica. A pesar del poco tiempo que lo veo y de nuestras escazas conversaciones, su pragmatismo no deja de ser oportuno.
Pasamos la noche bebiendo cerveza y hablando guevonadas hasta que llegó el amanecer. Escuchamos música del Ipod de Leopoldo, debatimos sobre directores de cine vanguardista, la influencia de Depeche Mode en la música electrónica y uno que otro cuento subido de tono, que nunca está de más entre machos. También estuvimos horas revisando el Facebook, viendo los perfiles de las chamas que estudiaron con nosotras, quiénes estaban gordas, cuáles habían parido y cuáles se han puesto Tunning.
En una canción de U2, Bono escribió “Lo que tú no tienes ahora es porque no lo necesitas”. Necesitaba estar con estos dos amigos, escuchar la crudeza de uno y el llamado desesperado a la sensibilización de nuestras conversaciones con el otro. Ellos y su mensaje, llegaron al momento justo, y pude ver cómo amanece Maracay desde un edificio de la urbanización El Centro con una Solera verde en la mano derecha. Dios bendiga la amistad.
Yo soy una persona solitaria y sé que la soledad te permite pensar mucho las cosas, lo cual no es muy bueno. Por un momento sentí que los amigos que frecuento me hicieron a un lado y fue una experiencia un tanto desagradable porque no quería sentirme así.
Este sábado dos amigos fueron para mi casa. Uno de ellos me ha ayudado mucho en la vida y con el otro me gusta conversar que jode. El primero que llegó a mi casa fue el segundo. Con él discerní acerca de lo distintas que son nuestras conversaciones a las de hace 11 años, cuando estudiábamos en el colegio y nos cuestionábamos sobre las siguientes situaciones: “Marico, a este pana también le gustaba Rebeca”, “¿Coño, será que Verónica sabe quién soy yo?” o “Verga, Sharon me gusta demasiado”.
Esas conversaciones maricas se perdieron hace rato. Ahora fueron sustituidas por “Verga ¿Y tú no te la pegaste? Porque yo sí”, o “Coño, que pajúo era yo, si me pidió el teléfono es porque quiere que la llame. Seguro me la pude haber pegado”. Todo es más pragmático y gira alrededor del sexo. Viva la madurez.
Yo le hice ese comentario a Leopoldo, mi amigo que siempre me ha ayudado. Me dio una respuesta cruda y pragmática. “Tú y yo estamos aquí porque sabíamos que con las carajas que salimos no íbamos a llegar a nada hoy, y Germán (el otro pana) está con nosotros porque lo dejó la novia”. Siempre defenderé a la amistad como la relación de pareja perfecta, donde cualquier ausencia e infidelidad se comprende y se perdona.
Incluso su intervención fue más arrecha. Debatió conmigo sobre la necesidad que tengo de mudarme, tener una relación seria con una chama y entregarme completamente a una relación romántica. A pesar del poco tiempo que lo veo y de nuestras escazas conversaciones, su pragmatismo no deja de ser oportuno.
Pasamos la noche bebiendo cerveza y hablando guevonadas hasta que llegó el amanecer. Escuchamos música del Ipod de Leopoldo, debatimos sobre directores de cine vanguardista, la influencia de Depeche Mode en la música electrónica y uno que otro cuento subido de tono, que nunca está de más entre machos. También estuvimos horas revisando el Facebook, viendo los perfiles de las chamas que estudiaron con nosotras, quiénes estaban gordas, cuáles habían parido y cuáles se han puesto Tunning.
En una canción de U2, Bono escribió “Lo que tú no tienes ahora es porque no lo necesitas”. Necesitaba estar con estos dos amigos, escuchar la crudeza de uno y el llamado desesperado a la sensibilización de nuestras conversaciones con el otro. Ellos y su mensaje, llegaron al momento justo, y pude ver cómo amanece Maracay desde un edificio de la urbanización El Centro con una Solera verde en la mano derecha. Dios bendiga la amistad.
1 comentario:
Que buenos amigos!
Salud!
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