lunes, 11 de mayo de 2015

Indignación y tristeza



Regularmente digo que en Venezuela puede pasar cualquier vaina. Hasta hoy creía que solo nos faltaba una invasión extraterrestre o que Gozilla destruyera el puente sobre el lago. Como dije, hasta hoy creí que solo faltaba eso.

En horas de la mañana fuimos testigos en Maracay de uno de los eventos más insólitos que puede presenciar un Ciudadano. Un grupo de personas se apostó en la redoma de San Jacinto a manifestar su apoyo al Pran “Juan Petrica”, señalado hoy por los medios regionales como uno de los responsables de los ataques con granadas a las sedes del  Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) de Turmero, Villa de Cura y Caña de Azúcar.

Lo que da más arrechera es que las pancartas decían: “Basta de hostigamiento, dejen a Juan Petrica, quien es un trabajador honrado”...¿Honrado?

Muchas personas ligadas al mundo de la delincuencia han sido reconocidas por el pueblo como trabajadores sociales. Es decir, más de uno ha tenido vocación de Robin Hood y ha entregado parte del dinero mal habido a los que tienen menos.

Pero ese no es el caso de “Juan Petrica”, quien incluso es el coordinador de Deportes del Ministerio de de Servicios Penitenciarios, es decir, Iris Varela le dio rango de funcionario público. El  tipo es una mierda y punto.

Existe un rumor en las redes sociales según el cual cada una de las personas que asistió a la concentración recibió Bs. 5 mil. Allí mi pregunta ¿Dónde coño tienen esas personas las escalas de valores?
Entiendo que en mi círculo social, las escalas de valores que nadie sigue tienen que ver son ser promiscuo, puta, homosexual… Los verdaderos valores que hay que promover son aquellos que no tienen que ver con gustos o preferencias sexuales, tales como la honestidad.

Con valores no se quita el hambre, pero no existe ninguna justificación para que un grupo de venezolanos (llámelos ignorantes o incluso póngales una tendencia política) salga a defender a delincuentes cuyo dinero es mal habido, llámese Johan Petrica… O Diosdado Cabello.

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