domingo, 12 de abril de 2015

El mito de la "Zona de Confort"

Life's a journey, not a destination” es una estrofa de la canción “Amazing”, de Aerosmith, mi banda favorita de toda la vida. El describir a la vida como un viaje, no como un destino, en mi opinión significa que plantearse una meta y luchar por ella no es obsesionarse por el resultado, sino entender que para emprender un camino se debe aprender y disfrutar, mientras estás en el proceso de conseguir lo que en un momento llamaste “meta” o “felicidad”.

Hay otra más sencilla y en español: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”.
Y aunque esto sea una “verdad absoluta” y una forma correcta de interpretar la vida, nos cuesta tanto aplicarla en nuestro verbo…

En estos días hablé con un cooperativista de la empresa del Estado para la cual trabajo e hicimos algunas precisiones sobre el “Decreto Obama”, El Bachaqueo” y “Las elecciones parlamentarias”, todo esto desde la perspectiva de un chavista. Obviamente hablo de él, no de mí.

Sin pedirle opinión sobre el tema de las firmas –que me parece absurdo porque Estados Unidos no va a derogar un decreto que afecta en la práctica solo a 7 corruptos-, me dio su punto de vista.

“Chamo, a mí que no me vengan con el cuento que tienen 10 millones de firmas. Si en las elecciones de 2012, con Chávez vivo, todo el mundo entusiasmado y con una situación económica no tan precaria, apenas alcanzamos los 8.100.000 votos”.

“Pero tú estás consciente que pudieron clonar tu firma de las listas del Psuv” (le dije).

“Te juro que yo no estoy inscrito en el Psuv. Además, en la cooperativa somos 10, de los cuales 8 siempre votamos al menos por Chávez en las presidenciales y ninguno firmó, porque también vemos en la emigración un Plan B. Esas listas no aguantan una auditoría, nos tendrán que botar a todos”.

Con respecto al bachaqueo, esto fue lo que me comentó.

“Chamo, el chino que tenemos al frente le llega algo todos los días, pañales, desodorantes, leche… y las colas son de casi dos cuadras desde las 5 de la mañana hasta que cierran el negocio. Es decir, traen productos como para dos meses y los acaban en un día. Para eso que pongan las cosas al precio que las venden los bachaqueros y así dejan de joder con eso”.

Y finalmente, las elecciones parlamentarias.

“Ayer estuve en Caracas y me tocó reunirme con mucha gente de la nuestra organizada. Todos queremos cambio, pero aun nos cuesta votar por un tipo como Ramos Allup. Ojalá hubiera una tercera vía. A mí me gusta como habla el hijo del Tigre (Pedro Pablo Fernández, entiendo hijo de Lorenzo Fernández), pero a ese chamo no lo dejan surgir. Lo más seguro es que no vaya a votar”.

A lo que repregunté: “Tú sabes que el voto es secreto, pero si no votas lo van a saber vía cuaderno electoral. Además que esta gente llama y busca a todos los que tienen en una lista, incluso a juro. Si vas obligado ¿Por quién vas a votar?”

“Si es obligado, por cualquier loco que ponga la MUD”.

Entre las cosas que me toca leer o escuchar de las personas que, por decisión de vida partieron o están por irse del país, son duras palabras de desprecio hacia quienes han sido víctimas de la propaganda oficial por más de 15 años.

Pero la verdad es que si ellos están “jodidos” de la cabeza, para nosotros, desde un punto de vista de “darle sentido a la vida”, es muy incoherente huir de una situación difícil solo por saber qué se siente poder andar en las calles sin miedo, comprar aparatos electrónicos de última generación, engordar, parir, volver a engordar y morir. En ese sentido ¿Quién se está refugiando en una zona de confort? Quedarse no tiene nada de fácil.

Y quien critique a los chavistas debería saber que en algún momento de mi vida fui ateo, pero hoy creo en Dios. La búsqueda espiritual del ser humano comienza con la duda, con ponerse en la acera de enfrente, tener empatía con quien no comparte tus ideas y entender si vale la pena regresar a tu lugar de partida. Para mí, eso es creer en algo de verdad, o llegar al Nirvana si eres budista.

El chavista, en su mayoría, es el que se va a quedar en este país, y le va a tocar reconstruir lo que acabó con su soberbia. Serán profundamente necesarias aquellas personas que quieran dedicar su vida a ayudarles, sin haber compartido su “sumisión” hacia “el líder” y sus “ideas”.

¿Cómo reconstruir un país con una cuerda de marginales resentidos? Sencillo, cuando ellos decidan cambiar, será personas espiritualmente superiores a lo que creemos ser quienes no compartimos hoy sus ideas, porque habrán aprendido de sus errores y comprendido de sus defectos y debilidades.


Nosotros tampoco hemos dado ese paso. Todo lo contrario, “echamos tierrita y no jugamos más”.

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