martes, 7 de abril de 2015

El código enigma y la inteligencia de hombres y mujeres

A pesar que considero que la mejor película del año fue Whiplash, siempre quise hablar cobre “The Imitation Game”, conocida como “El código enigma” en español y les diré por qué.

Siguiendo con mi terca disposición de escribir sobre los “Paradigmas” –debo hacerlo si quiero aprobar con una nota “seria” mi maestría- mi actual profesor, quien es educador, psicólogo y trabaja con estadísticas aplicadas a estas dos ciencias, dijo una frase que “choca” con un mínimo de machismo que pueda tener cualquier hombre: La mujer es 10 veces más inteligente que el hombre.

Se han escrito muchos artículos sobre los coeficientes intelectuales. De hecho, recientemente yo escribí uno comparando a Paris Hilton con el Presidente Maduro, pero leyendo sobre el tema descubrí que Marilyn vos Savant, mujer de 66 años, logró en una prueba un índice de 228, solo superado por un matemático australiano de 37 años llamado Terence Tao, con 230.

Tales cifras absurdas, ya que 100 es considerado promedio y por encima de 120 un genio, no son necesariamente aplicables al éxito profesional. vos Savant no ganó un Nobel o un Pullitzer, solo culminó sus estudios de manera rápida y brillante, para luego ser conocida de anciana por un número: 228. Tao es profesor de UCLA (la de Los Ángeles, no los guarimberos de San Cristóbal), pero Stephen Hawking, quien ha tenido aportes importantes a la ciencia, marca apenas 160.

Si en esta lista analizamos a personajes de la historia, las estimaciones afirman que Goethe –sí, un poeta alemán supongo por la aparente “dificultad” del idioma- alcanzó 210, seguido de Newton y Voltaire, todos hombres. Es decir, el deseo de “transcendencia”, “inmortalidad” o “aporte a la humanidad” de un personaje no depende del “índice” de su materia gris.

Además, la película “El código enigma”, basada en la vida del científico Alan Turing, demuestra que la inteligencia no tiene nada que ver con sexo ni sexualidad. Ante la pregunta de si él creía posible que el ser humano pudiera fabricar una “inteligencia artificial” –siendo él el precursor de la computación, dijo que el concepto de inteligencia en una máquina es distinto que el que tenemos los seres humanos. El hecho que seamos alérgicos a distintas cosas o tengamos distintos gustos -Turing era homosexual- es un indicador que nuestros cerebros funcionan distinto.

Solo el copeyano Luis Alberto Machado intentó en Venezuela, a través de la creación de un “Ministerio de la inteligencia” y de una cátedra llamada “Procesos básicos del pensamiento”, la cual vi en mi vilipendiada universidad, organizar nuestra manera de resolver los problemas. El propio maestro José Antonio Abreu le ha dado validez y pertinencia a las ideas de Machado, ya que ha demostrado que se puede reunir a un grupo de niños sin ningún tipo de conocimiento de música y ponerlos a tocar en unas semanas.

El punto es que si bien la idea de Machado pudo convertirnos en la “Suecia” de Sudamérica, también es cierto que la diversidad de pensamientos da riqueza. Por ejemplo yo tengo dos amigas, una es licenciada en estadísticas y la otra diseñadora, la segunda es un fenómeno en dominó, habilidad que la primera no ha podido desarrollar o sencillamente no le interesa ¿Quién es más inteligente de las dos? No creo que un examen de CI pueda responder ese enigma.

Yo soy bueno para las estadísticas, para el dominó y también para el ajedrez. Jugaba en las horas libres con todos mis amigos y llevaba las estadísticas para saber quién era mi rival más difícil. Resultó ser un chino. Si bien existen cientos de formas de terminar un juego de ajedrez con menos de 10 movimientos, el hecho de que el chino –que hoy vive en Shangai y suspira por la belleza criolla- siempre jugara con las negras y su pieza preferida era el caballo, desconfiguraba todos mis planes de ataque, pulidos gracias a un amigo colombiano que conocí cuando estudiaba 8vo y me enseñó cómo atacar y defenderme en las horas libres.

Las mentes son brillantes, sin importar sexto, gustos o tendencias. Y cuando se enfrentan dos formas de pensar distintas, tenemos un verdadero reto. Y una máquina analógica, como Enigma, resultó ser más inteligente que Touring, lo que dio inicio a la computación.


Y Maduro nunca aprendió a andar en bicicleta ni un segundo idioma, a pesar de ser canciller por 8 años.

No hay comentarios: