domingo, 19 de abril de 2009

El Ninja del Sambil de Valencia

En mi otro blog estoy narrando mis historias en la ciudad de Valencia antes de trabajar en El Carabobeño. Trataré de enlazar ambos sitios en tiempo, aunque todavía es éste el más frecuentado.
“El Colombiano”, “Calabozo Dundie”, “Remy” y yo nos encontrábamos en el recién inaugurado Sambil de la ciudad de Valencia. En el segundo piso de la feria de comida se encuentra un salón de video juegos al cual visitamos un domingo.
Un “bubulú” de chamos rodeaba una atracción específica: Un juego de pulso. Todos decidimos probar suerte en él. El tercero al orden sería el colombiano y el cuarto yo.
El juego tenía tres fases. En las dos primeras debías ganar en pulso a la máquina y en el tercero te medían la fuerza, es decir, en las dos primeras la mano mecánica se movía, pero en la tercera no.
“Remy” y “Calabozo Dundie” parieron con la máquina. En su turno, “El colombiano” sorprendió a propios y extraños cuando venció a la mano más poderosa en fracciones de segundo… mentira, tal vez en tres segundos, pero el chiste es que nadie lo había hecho tan fácil, y menos el más flaco del grupo. En su segundo intento el colombiano rompió su propio récord para asombro de los presentes, quienes le apodaron “El Ninja”.
En el tercer intento, cuando la máquina estaba programada para no moverse, el colombiano trató de vencerle jugando “vencidas”. Un pequeño ruido y la frase “Felipe, mi brazo…” nos hizo caer en cuenta que el guevón se partió el brazo… de nuevo.
Le atendieron unos paramédicos y luego lo llevamos en un taxi a La Viña. El más “pelabola” de los tres -es decir, yo- pagó con su tarjeta de débito del Banco de Venezuela los BsF. 50 para su ingreso a emergencia, que eran mis ahorros para comprarme mi primer celular, una línea Digitel que aun conservo.
Le atendieron “La lesión del pitcher”, la cual si mal no recuerdo consiste en una fractura del brazo en forma de espiral. Luego lo trasladamos a Maracay y lo internaron en el Centro Médico Las Delicias. Al día siguiente su mamá me pagó el dinero del ingreso y el sábado compré mi primer Motorola.

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