domingo, 4 de septiembre de 2016

La rentabilidad del terco versus los dogmas del pasado


En líneas generales, los seres humanos debemos tener cuidado con las palabras que utilizamos. En primer lugar, porque no necesariamente tienen el significado que queremos darle y en segundo, porque reforzamos mensajes que no son los más recomendables a la sociedad.

Para explicar mejor esta segunda idea, podría dar algunos ejemplos, como Hitler, Mussolini, Chávez y, si quiere, coloque usted el nombre del político o personaje a quien más le tenga arrechera. Todos ellos, sin excepción, vendieron una idea, y aunque las pintaron de colores o pasaron de negro a gris, nunca llegaron a vestirla de blanco.

Hoy muchos se sorprenden que Henry Ramos Allup lidere las encuestas de opinión pública. De hecho, si las elecciones fueran mañana y Lorenzo Mendoza -Otro símbolo de la anti política- decidiera no lanzarse al ruedo electoral, superaría al personaje más constante de la ruta democrática venezolana, Henrique Capriles o a nuestro Nelson Mandela, Leopoldo López.

Henry Falcón, tal vez lo más parecido a un chavista por… precisamente haber sido chavista y militar, tendría que esperar que el Sebin meta preso a 5 presidenciables de la MUD para tener algún chance de ganar unas primarias.

O para ser más gráficos, María Corina Machado tiene, según algunos estudios de opinión, una aceptación similar a la de Henrique Capriles, sí el hombre que perdió por menos de 200 mil votos con el candidato del chavismo, cuando aún el mausoleo del comandante Sayayín olía a pintura fresca.

Esto es consecuencia que tanto Ramos como Machado se mantuvieron firmes con sus ideas. El “adeco rancio”, es un hombre extremadamente culto. Ni Earle Herrera sobrio tiene un vocabulario más extenso que este ícono de la vieja política, sí, la misma que construyó el mito de Hugo Chávez. Hoy Ramos Allup es la máxima antítesis del chavismo, enfermedad política responsable de la mayor ruina que ha vivido Venezuela en más de 150 años.

Por su parte, la reina de los masones es la personificación de la meritocracia. Una persona sin educación, que nunca haya manejado nómina o peor, que su único personal use uniforme verde oliva y un rifle, no merece ni siquiera vivir al frente del Palacio de Miraflores (A menos que pertenezca a Casa Militar). “María Violencia” tiene hoy más aceptación que cualquier “Chavista Light”.

Las realidades son dinámicas y no todas las ideas tienen aceptación al primer momento de ser expresadas. Por ello, el líder tiene que ser coherente, porque la claridad de los planteamientos tiene -en la política- beneficios seguros a largo plazo.


Pero la “dinámica de la realidad” o del “presente” no solo premian a los políticos coherentes, también pueden traer de regreso los dogmas del pasado, los mismos que construyen el mito de la “Anti política”. Cuidado si en este proceso de destrucción y muerte del chavismo, la hoy oposición está construyendo su propio Frankenstein.

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