En líneas generales, los seres humanos debemos tener cuidado
con las palabras que utilizamos. En primer lugar, porque no necesariamente
tienen el significado que queremos darle y en segundo, porque reforzamos
mensajes que no son los más recomendables a la sociedad.
Para explicar mejor esta segunda idea, podría dar algunos
ejemplos, como Hitler, Mussolini, Chávez y, si quiere, coloque usted el nombre
del político o personaje a quien más le tenga arrechera. Todos ellos, sin excepción,
vendieron una idea, y aunque las pintaron de colores o pasaron de negro a gris,
nunca llegaron a vestirla de blanco.
Hoy muchos se sorprenden que Henry Ramos Allup lidere las
encuestas de opinión pública. De hecho, si las elecciones fueran mañana y Lorenzo
Mendoza -Otro símbolo de la anti política- decidiera no lanzarse al ruedo
electoral, superaría al personaje más constante de la ruta democrática
venezolana, Henrique Capriles o a nuestro Nelson Mandela, Leopoldo López.
Henry Falcón, tal vez lo más parecido a un chavista por… precisamente
haber sido chavista y militar, tendría que esperar que el Sebin meta preso a 5 presidenciables
de la MUD para tener algún chance de ganar unas primarias.
O para ser más gráficos, María Corina Machado tiene, según
algunos estudios de opinión, una aceptación similar a la de Henrique Capriles,
sí el hombre que perdió por menos de 200 mil votos con el candidato del
chavismo, cuando aún el mausoleo del comandante Sayayín olía a pintura fresca.
Esto es consecuencia que tanto Ramos como Machado se
mantuvieron firmes con sus ideas. El “adeco rancio”, es un hombre
extremadamente culto. Ni Earle Herrera sobrio tiene un vocabulario más extenso
que este ícono de la vieja política, sí, la misma que construyó el mito de Hugo
Chávez. Hoy Ramos Allup es la máxima antítesis del chavismo, enfermedad
política responsable de la mayor ruina que ha vivido Venezuela en más de 150
años.
Por su parte, la reina de los masones es la personificación
de la meritocracia. Una persona sin educación, que nunca haya manejado nómina o
peor, que su único personal use uniforme verde oliva y un rifle, no merece ni
siquiera vivir al frente del Palacio de Miraflores (A menos que pertenezca a
Casa Militar). “María Violencia” tiene hoy más aceptación que cualquier “Chavista
Light”.
Las realidades son dinámicas y no todas las ideas tienen
aceptación al primer momento de ser expresadas. Por ello, el líder tiene que
ser coherente, porque la claridad de los planteamientos tiene -en la política-
beneficios seguros a largo plazo.
Pero la “dinámica de la realidad” o del “presente” no solo
premian a los políticos coherentes, también pueden traer de regreso los dogmas
del pasado, los mismos que construyen el mito de la “Anti política”. Cuidado si
en este proceso de destrucción y muerte del chavismo, la hoy oposición está construyendo
su propio Frankenstein.
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