martes, 20 de septiembre de 2016

La dieta Maduro y la identificación con el débil

El camarógrafo se llama Efraín Castro y Chávez le llamó "Vagabundo" por cobrar por hora.


Dentro de la teatralidad de Hugo Chávez, no en pocas ocasiones pidió disculpas o perdón por alguna barbaridad expresada en sus célebres cadenas o en su programa “Aló Presidente”. La más célebre: Cuando en aquel 13 de abril regresó de Turiamo con un Cristo en la mano.

Pero la ocasión que siempre recuerdo fue en agosto de 2008, cuando increpó a un camarógrafo de VTV, porque según su juicio, ganaba mucho dinero cuando se extendía en su programa dominical. Si no me creen, googleen “Chávez disculpa camarógrafo” y encontrarán que la primera referencia es Aporrea.

El comandante “Sayayín” fue criticado públicamente por personajes que aún son chavistas, como Maripili Hernández y Ernesto Villegas, ya que según sus juicios había humillado a un humilde trabajador. Además, la propia Ley del Trabajo, firmada con su bolígrafo rojo, establece entre otras cosas, el pago triple de sábados y domingos, sin importar si se cumple con la jornada de 8 horas.

Hice este recuento para expresar mi opinión sobre el chiste “sexual” que realizó el actual Presidente sobre la llamada “Dieta Maduro”. Lo primero que quiero decir es que muchas personas que se ofendieron con el primer mandatario, hace 5 años le reían de buenas a primeras cualquier estupidez o aberración a Hugo Chávez, incluyendo la anécdota que acabo de recordar.

Por ello quisiera expresar que estoy de acuerdo con saludar a la gente que veo más delgada con un comentario sobre nuestra “dieta a juro”. Primero porque le estamos recordando a la gente quién es el responsable de este desastre económico, bien por ser culpable o por ser incapaz de torcerle el brazo a la “Guerra Económica”.


Y en segundo término, porque el venezolano tiene una solidaridad automática con el indefenso. No es casualidad que, en los mundiales de fútbol, apoyamos a los países africanos incluso cuando se miden con Argentina o Brasil, sencillamente porque somos un pueblo noble. En este caso, el “débil” es el pueblo que ve cómo los pantalones le empiezan a quedar grandes y el “fuerte” es el polítiquero gordo y manipulador que insiste en hacerle bulliying al hambriento.

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