II: La madurez y el equilibrio
Quien me conoce, poco sabe sobre mi familia paterna. La
verdad yo conozco muy poco.
Sin embargo, en mi linaje existen dos “Jon Snow”: Mi abuelo
y yo. Él, a quien no conocí, era el hijo de un militar.
Antes del siglo XX, los grados militares se compraban. Me
contó mi papá que mi bisabuelo era primo de Francisco Linares Alcántara. En una
oportunidad le vendió unas vacas y en compensación, uno de los dos presidentes
aragüeños que ha tenido Venezuela, le nombró general.
Hoy los rangos militares se obtienen por ascensos, bueno, al
menos antes de la existencia de “El Cartel de los Soles”. Escribí esa pequeña
reseña porque las “estructuras” para juzgar o clasificar a las personas son
dinámicas y cambian con el tiempo.
Cuando mi hermana terminó la secundaria, “empezar a madurar”
significaba ir a Caracas a estudiar, ya que para finales de los 80´s, en
Maracay no existían grandes universidades, con la excepción de los núcleos de
la UCV, la UC y la UPEL. En mi post adolescencia, “madurar” era tener trabajo
para mudarte, comprarte un carro y tal vez una casa. Para la siguiente
generación, bastaba con comprarse un carro y hoy significa irse del país, con o
sin título universitario.
Con respecto al significado actual de la vida, una amiga me
dijo una vez: “Debes darte cuenta que estás viviendo la vida que tus padres
quisieron para ti. Para madurar (Ella tiene diez años menos que yo, no tiene
carro ni casa), debes perder el miedo a conocer mundo, a poner en riesgo lo que
tienes.
No dudo que sus palabras, en cierto contexto, son sabias.
Pero a medida que pasan los años, las personas que logran crecer
espiritualmente terminan metiéndose a budistas. En mi caso lo hice al leer a Siddhartha.
Aquel joven hindú llegó a convertirse en Buda luego de vivir en los extremos.
Por ello, tal vez es difícil que los espíritus libres
comprendan a las almas viejas, por mucho que se atraigan, porque jamás te darán
la razón hasta vivir en carne propia lo que cuentas. Es difícil transmitir
empatía a alguien que no se ha puesto tus zapatos y ha caminado con ellos. Como
reza un dicho: Nadie aprende en cabeza ajena.
Pero me refugiaré en mi condición de “Bastardo bueno” para
dar a comprender mi punto. Antes de confrontar a Ramsay Bolton y a sabiendas
que estaba en amplia desventaja, Jon Snow dijo a su hermana Sansa: “No se trata
de lo que deberías tener sino de hacer lo que debes hacer con lo que tienes”
(sic).
Madurar no significa hacer lo que los demás hacen. Madurar implica
tener las bolas para tomar decisiones y hacerse responsable de ellas, sin
echarle la culpa a más nadie. Nadie habría vivido mejor tu vida ni habría
tomado mejores decisiones que tú mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario