miércoles, 11 de marzo de 2009

Meeting Gran Sabana. Eating Lapa





(Especial de vacaciones parte II)

Nos levantamos no tan temprano el segundo día de viaje. Desayunamos en una arepera de la urbanización “Los Olivos” –En Puerto Ordaz así se llama una urbanización bonita-. Comí una arepa de pernil y arrancamos rumbo a Santa Elena de Uairén.
El primer poblado que transitamos fue San Félix. Mucha gente dice “Puerto Ordaz es bonita”. De bolas, Puerto Ordaz es a San Félix lo que es Las Delicias a Caña de Azúcar, o Chacao a Petare o La Isabelica a Guataparo. Son una misma ciudad, pero la gente pobre está arrimada a un lado del río Caroní. Las ganas que me dieron de salir tan rápido de ese pueblo fueron satisfechas gracias a las grandes avenidas que tiene el lado feo de Ciudad Guayana.
Mi primo manejó en la mañana mientras yo dormía. Cruzamos Upata Guasipati y El Callao. Solo escuchamos que había problemas con la gasolina por esa zona tan inhóspita del país. Tomé el automóvil en Tumeremo y manejé hasta el “Kilómetro 88”, población más al sur de Las Claritas. Hicimos una parada en el río Cuyuní, cercano a la cárcel de El Dorado, para tomarnos unas fotos, como la que está publicada.
Ya en el “Kilómetro 88” hicimos una parada para almorzar. Ya teníamos 6 horas de camino. Decidimos comer una ración de Lapa para cada uno y una adicional de venado para compartir. Nos clavaron 170 mil bolos, ya que nos cobraron a 40 mil cada plato. Ciertamente la Lapa y el Venado son animales de cacería y no tan comunes de comer como el pollo. Como dato importante, en ese sitio es obligatorio echar gasolina.
Solté el volante y tomé mi cámara para tomar fotos al entrar a la Gran Sabana. Primero iniciamos una subida como la de Ocumare, tanto por sus curvas como por su clima. Allí se encuentra una piedra con una virgen, pero no nos detuvimos porque dicen que es un sitio peligroso con la inseguridad.
Al alcanzar los 1.440 metros inició la planicie. Todo un espectáculo. Subimos a un monumento para “El soldado pionero”, supongo que las primeras expediciones las realizaron militares venezolanos. Desde ese lugar se puede divisar Guyana, o mejor dicho, la selva en reclamación.
Luego de hora y media de camino llegamos a unas posaditas que nos llamaron la atención. Preguntamos por habitaciones y nos dijeron que valían BsF 60 con tres camas, pero sin aire acondicionado y con electricidad a partir de las 6pm. Ahí pude ver un salto de agua impresionante –en la gráfica-, al cual se puede llegar bajando 70 metros.
En ese lugar conocimos a una pareja de finlandeses, quienes a su vez estaban acompañados por una gorda colombiana. Hablaban perfectamente español, porque actualmente viven en España. En su viaje a Venezuela también visitaron la isla de Margarita. Comentaron que pasaron por Caracas, pero no les gustó para nada.
Continuamos nuestro camino a Santa Elena, población a la que llegamos a las 6 y media de la tarde. Un amable empleado de una tienda que vende cortadoras de grama nos dio un tour por todas las posadas turísticas desde su bicicleta. Conseguimos una habitación con 3 camas por BsF 140, con cable y agua caliente, creo que un poco más cómodo que quedarse en plena selva por BsF. 80 menos.
Comentario final. La carne de Lapa es exquisita, pero la cagada que echamos los tres al día siguiente no fue normal.

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