Quisiera iniciar con una anécdota triste, ya que mi día se ha dado para eso.
A principio de los 90, Maracay empezó a recibir franquicias. Solo existían dos Troppy Burger, uno en Parque Aragua y otro en lo que es hoy la parte moderna del Hotel Italo. La primera cadena de comida rápida en instalarse en los 90 fue Arturo´s, luego vino Burger King y el Mc Donalds por el cual William Querales iba a talar nuestra hermosa avenida Las Delicias.
Siempre fui regionalista y me emocionaba que Maracay creciera. Le contaba a mi abuela que yo quería ir a Arturo´s, pero a mi familia nunca le alcanzaba la plata. Aunque vivo en Las Delicias y estudié en un colegio católico, soy hijo de una profesora de Biología. A veces ahorraba la mesada para comprar la famosa ensalada de repollo de la conocida venta de pollo frito, pero nunca me alcanzó para el combo de pollo. Mi abuela al escucharme, también pedía que la llevaran a Arturo´s.
Pasaron los años y mi hermana y yo nos graduamos y conseguimos buenos empleos. Nuestras tías tenían su pensión y la situación económica de la familia mejoró. Un día a mi abuela le salió una cosa rara en la frente y luego de ir a varios médicos, le diagnosticaron cáncer. Ese día la llevamos a Arturo´s (Pero no le dijimos nada. De hecho no hizo falta porque también tenía Alzheimer).
Ahora sí, de CAP a los CLAP
Esta historia cruel quise contarla porque quiero explicar que no es extraño para mi privarme de lujos, antojos e incluso comer bien. De hecho en casa de mis abuelos comíamos mortadela, pero comíamos 3 veces, y al mediodía sopa y seco. Yo hoy, con un “buen trabajo”, no puedo darme el lujo de comer en Arturo´s. Bueno, tal vez una vez al mes.
Y como clase media entiendo que los subsidios de alimentos deben ser para aquellos que realmente los necesitan. Si eso se cumple, no tengo problema en pagar 5 mil por la carne, 5 mil por el pollo, 5 mil por la leche… e incluso reducir las porciones de alimentos para rendirlas, siempre y cuando, como dije, la carne, el pollo y la leche barata le llegue a quien tendría que pasar hambre para comprar solo un kilo de algo.
Pero los CLAP (Sistema de distribución de alimentos del gobierno) no solo es la estupidez más grande que se le pudo ocurrir a Maduro, también le dejará al desnudo frente a sus propios fanáticos. Al sacar a las bodegas del sistema de distribución de alimentos regulados eliminará cualquier argumento que un chavista ciego mantenga para la “Guerra Económica” y además entregará a una estructura chavista y corrupta como los Consejos Comunales la distribución de un bien exageradamente barato y escaso.
Un señor que protestó ayer en la avenida Urdaneta de Caracas dijo algo que parecía inimaginable cuando Chávez alcanzó el poder: “Cuando Carlos Andrés había comida, lo que no había era trabajo. Es doloroso cuando tu hijo te dice que tiene hambre”.
A veces la vida te da la oportunidad de definir tu propio desenlace según su soberbia e ignorancia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario