lunes, 21 de junio de 2010
Este año no tomaran la Bastilla
El 14 de julio se celebra la "Toma de la Bastilla", hecho dio inicio de la Revolución Francesa. A pesar de la sangrienta referencia, esa fecha es icono de la libertad, la democracia e ideal para las lunas de miel de los amantes.
En 1998, los franceses alcanzaron "Le Coupe du monde”. La generación del argelino Zinedine Zidane logro lo que Platini intentó en vano. Millones de franceses celebraron el título, al imponerse 3 a 0 ante la favorita Brasil en el Arco del Triunfo, ese mismo que tiene grabado el nombre de Francisco de Miranda.
Pero este año, la "habladera de paja" de los jugadores franceses, el entorno hostil y las decisiones estúpidas del director técnico Raymond Domenech han hecho que hoy, 22 de junio, "Le Bleus" hagan el ridículo más grande de su historia.
Domenech es astrologo -al igual que yo- pero tremendamente imbécil. La astrología solo expresa tendencias de las cosas que pueden ocurrir, mas en su esencia, no es determinante en el futuro de las personas.
Domenech llevó a Francia a la final en 2006 ante Italia, claro, con sus excentricidades. Según el astrologo, Zidane y Trezeget no podían jugar al mismo tiempo, porque ambos son del signo Caácer y por tanto el equipo se pone "emotivo" -comentario profesionalmente cierto-. Zinade
fue expulsado en el último juego y Trezeget, ya sin confianza en sí mismo, entró en el ataque por el "mago", falló el ultimo penal y así selló la victoria de Italia. Domenech, cual Nostradamus, decretó con sus propias palabra el triste final.
Este año, las cámaras de televisión enfocan sus "close up" en los jugadores franceses frustrados. Thierry Henry, su atacante clave, no jugó por un capricho astrológico de Domenech ante México, Nicolas Anelka fue excluido por haber insultado a su técnico, al referirse a sus partes intimas y no pedir disculpas públicas. Los jugadores franceses se solidarizaron con el atacante del Chelsea en un comunicado, confirmando el ridículo de la selección campeona del mundo hace 12 años.
Muchos dicen que la culpa fue de la Federación Francesa, y razón no les falta, por no haber despedido a tiempo a Domenech. Pero la actitud de sus jugadores, soberbios, con un vocabulario inapropiado y sin deseo de hacer las cosas correctas, dejan un mal sabor de boca entre quienes amamos el deporte.
Cuando "prendieron el ventilador" para exponer sus diferencias ante la opinión pública, Francia perdió su confianza, su respeto como selección y su amor a la camiseta.
Si hoy ganan, y México y Uruguay juegan a ganar, el amor a la camiseta habrá triunfado sobre la estupidez. Si no, será una digna cosecha para uruguayos, mexicanos y tal vez sudafricanos, quienes sí quieren hacer las cosas bien.
Este año los franceses -y los amantes- no celebraran un 14 de julio especial, bajo los ojos de quienes sí aprecian de manera sincera semejante belleza. Tal vez ahorquen en una plaza pública a Domenech, culpable de la actitud inmadura de sus jugadores, embelesados por un espíritu de niños malcriados. Toda una lástima para quienes sueñan con una luna de miel con el rio Sena de testigo, fuegos artificiales, la particular belleza de la Torre Eiffel y con el valor agregado de un país orgulloso de sus deportistas.
Así como Armando Galarraga, sus Tigres de Detroit y el beisbol, nos dieron en junio un hermoso ejemplo de vida, a Francia le toco brindar al mundo del deporte la nota triste.
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