Durante las primeras semanas me negué a observar los juegos de postemporada. Mi argumento es muy sencillo, sin Tigres no hay béisbol venezolano.
Sin embargo, en las últimas fechas decidí ver los partidos por televisión, uno de los pocos entretenimientos que queda luego del alza de los pasajes aéreos para ir de vacaciones a algún país donde nadie sepa qué carrizo es un bate. También por la destacada actuación de los peloteros de los Tigres, quienes han decidido más de la mitad de los juegos. Los otros los han ganado Simontacchi, Ryan… caras conocidas pues.
Me ha llamado la atención la ausencia de varios peloteros criollos, debido a los “permisos” de los equipos de grandes ligas. Caracas pierde a 5 lanzadores, esos mismos que les han convertido en el equipo más poderoso del país –aunque nos duela decirlo- y Magallanes a sus estrellas emergentes como Andrus y Sandoval, los que han hecho olvidar a los Mora, Guillén, García, Santana y Quevedo del pasado, y que más nunca jugarán.
Los Tigres, de haber clasificado, habrían recuperado a Sam Fuld y Jason Pridie, y solo hubieran perdido a Yohán Pino, y a Ronny por 5 días por lesión. Nosotros estaríamos enteros y los otros desmantelados y kga2 por nuestra presencia en postemporada.
Una de las afirmaciones que dijo el Presidente del equipo cuando se obtuvo el título en Puerto La Cruz en enero de 2004 fue que nuestra divisa más nunca sería lo que fue en el pasado. Lamentablemente este año se reaccionó tarde -en la semana 8- con el tema de los importados, sumado a la mala suerte con Buttó, Estrada y Sosa, el desgano de unos cuantos peloteros, que hoy brillan con otros uniformes, fueron coincidencias muy parecidas a aquellas vividas en los 80´s y 90´s, cuando el uniforme era blanco con rojo.
Quiero dejar claro que yo no me sentí mal con la eliminación, porque tarde o temprano iba a ocurrir, pero el sentir el tetracampeonato tan cerca, ya que la suerte nos habría sonreido en enero, me da mucha rabia.
En lo particular soy de los que piensa que la suerte se busca. Este año no hubo suerte y tampoco se buscó. No estuvimos a la altura de ser el único equipo tetracampeón.
miércoles, 13 de enero de 2010
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