miércoles, 27 de enero de 2010

El profundo daño a una sociedad que produce un Caracas Magallanes


Una inquietud tengo sobre si realmente una final Caracas Magallanes beneficia al béisbol venezolano de cara a una próxima expansión. El argumento es muy simple, durante años han sido promocionados como los equipos de mayor tradición, que Magallanes jugó en Caracas, que Caracas tiene más títulos... El sobredimensionamiento mediático (sé que el término es políticamente desagradable) no es normal.
El mayor furor con esta rivalidad se dio en los años 90´s, década en la cual los Tigres solo accedieron a una final ante las Águilas en 1992. Durante los años siguientes los aficionados vimos con preocupación que el desbocado favoritismo hacia ambas novenas hizo mella en la identificación regional del aragüeño con los rayados. A finales de esa década fui a un juego ante Caribes en el cual asistieron solo 30 personas, y lo más impresionante es que con los orientales estaba uniformado Magglio Ordóñez.
La primera década del siglo XXI cambió el panorama para los Tigres. Según estadísticas presentadas por Rafael Rodríguez en la presentación a los medios de este año, Tigres tiene un 70% de identificación regional. La última encuesta de la cual tuve conocimiento, a mediados de la década, Magallanes tenía mayor fanaticada con 33%, seguido de Caracas con 23 (Ambos 56%), seguidos de Zulia, Lara, Aragua, Tiburones, Caribes y Pastora.
Hoy en día esos números de seguro son muy distintos. Si la muestra mayor se tomara en Caracas, Tiburones pudiera aparecer hasta de tercero. Si Aragua tiene un 70% de aceptación regional ¿Cuánto tendría Zulia y Lara?
Hay muchos factores que pudieran aumentar o disminuir en mucho o poco esa fotografía de preferencia, pero por supuesto no es alocado decir que un trabajo de campo realizado solo en los estados donde se juega pelota, Caracas y Magallanes no llegarían juntos al 40% de las preferencias ¿La razón? Zulia, Lara, Aragua y La Guaira también son equipos establecidos.
Pero qué pasará con Caribes y Bravos. Tengo conocimiento que Caribes ha ido a la quiebra al menos 4 veces desde su existencia, y Empresas Polar lo ha sacado de esa situación. Por el pobre estado de su estadio lucharán porque les permitan mudarse a Puerto Ordaz. De Bravos, pues bueno han peregrinado por Cabimas, Maracaibo, Acarigua y Porlamar. Ambos no han ganado títulos y difícilmente tengan (al igual que los demás equipos) una cadena de campeonatos como la que acaba de culminar Aragua para afianzarse en algún lugar.
Mi preocupación nace porque yo soy un firme creyente de la expansión de nuestro béisbol. Creo que hay suficiente talento (y dinero) para aumentar el número de equipos, siempre y cuando no sea mal planificada como la del fútbol nacional. San Cristóbal, Puerto Ordaz, tal vez Coro y la creciente Acarigua merecen una (otra) oportunidad. Pero para ello es necesario que Bravos y Caribes se consoliden en sus sedes y que realmente haya un crecimiento de otras rivalidades, o en su defecto que los medios de comunicación de Caracas den más espacio para promocionar a los demás equipos, sobre todo a los dos más jóvenes.
Si se efectuara una expansión de 8 a 12 equipos (descartado de mi parte) y se mantiene el calendario en 60 juegos ¿Cómo podría mantenerse en el tiempo un equipo de Puerto Ordaz, San Cristóbal o los mismos Caribes y Bravos si Caracas y Magallanes jugarían solo 4 juegos en sus sedes, además del gasto en traslados.
Yo creo que es hora de creer en nuestro pasatiempo nacional, pero los actores con poder en la liga tienen que empezar a creer no solo en las 8 franquicias que ya existen, también en tantas ciudades del interior que tienen población e infraestructura para recibir este espectáculo y más aun, empezar a acabar con el mito de los "Eternos Rivales". Total, en los años 80´s los grandes rivales eran Tiburones y Leones.

lunes, 25 de enero de 2010

Simulacro del fin del mundo

Claudio Nazoa
El Nacional / ND

Enero 25, 2010

Según los aztecas, los mayas, Nostradamus y todo tipo de videntes, en el año 2012 se acabará el mundo. Esa es la buena noticia. La mala es que Venezuela es un plan piloto del desastre que nos espera. Es decir, se está haciendo en nuestro país un simulacro del fin del mundo, dirigido por Satanás y su combo.

Me gustaría que algún apoyador de este desastre me explique cómo se puede estar de acuerdo con esta devastación generalizada que estamos viviendo.

opinan los foristas

¿Dónde están los intelectuales de izquierda con quienes combatíamos lo malo de los adecos y los copeyanos, y que, a pesar de eso, nunca nos negaron el trabajo? ¿Cómo es posible que a estas alturas exista gente inteligente justificando lo injustificable en nombre de la supuesta izquierda que representan? ¿Por qué algunos que un día gritaron: “Prohibido prohibir”, se convirtieron en grises funcionarios, sapos vestidos de rojo por fuera y camisas negras fascistas por dentro, y hoy cierran ateneos, teatros y censuran o persiguen a quienes no piensan como ellos? Lo he escrito antes y no me importa repetirlo, pero a los apoyadores de esta demencia, les queda poco tiempo para arrepentirse. Mañana será tarde para poner cara de inocente y decir: “Yo no fui” o “yo no sabía lo que estaba pasando”.

Mírense en el espejo del valiente pero tardío general Baduel cuando se dio cuenta de lo que todos sabíamos menos él. Su compadre, que tanto lo quería a él y a su familia, lo jodió y bien jodido.

Señores intelectuales de izquierda (¿izquierda?), recuerden, ustedes ¡sí saben lo que está pasando! Ustedes sí saben quién es el verdadero fenómeno del Niño destructor de Venezuela.

En este siglo está pasado de moda ser de derecha o de izquierda. Hoy se habla de pueblos felices o sufridos, lo demás son babiecadas para justificar fracasos.

Si Chávez es de izquierda, yo soy de derecha, y si Pinochet es de derecha, yo soy de izquierda, porque Chávez y Pinochet son iguales pero diferentes.

¿Por qué es diferente decir?: “Pobrecito Fidel, enfermo en su cama, o bien hecho que Pinochet pasó sus últimos días de tribunal en tribunal”. ¿Por qué uno es pobrecito y el otro es bien hecho? ¿Por qué los dictadores de izquierda son tan simpáticos y los de derecha tan antipáticos? Cuando de presidentes electos se trata, los de izquierda son bellos y los de derecha feísimos, como el de Chile, que acaba de ser elegido.

Qué bien se ven las revoluciones desde París, sentado en Saint Germain-Des-Pres, tomando una copa de champán o un espumoso café en las calles de Buenos Aires. ¡Qué bien se ve Chávez desde allá, sin tener que calarse las cadenas, las franelas rojas, los militares humillados, los insultos y la cerradera de canales! ¡Qué interesante es la revolución cubana sin tener que buscar comida para sobrevivir o tener una hija graduada en una universidad, que tuvo que meterse a puta para llevar pasta de dientes, toallas sanitarias o jabón a la casa! ¿Dónde está la opinión científica de Funvisis ante la peregrina afirmación de Esteban de Jesús, de que los gringos son los culpables del terremoto en Haití? ¿Es más importante el miedo que la verdad de la ciencia? Somos como niños inocentes que viajamos por la bajada de Tazón en un autobús sin frenos, conducido por un chófer maluco, sordo y ciego, que por mala suerte no es mudo.

A Esteban de Jesús, con su revolución, le está quedando bien chévere el simulacro de la destrucción del mundo.

blogs.noticierodigital.com/claudio/

miércoles, 20 de enero de 2010

El más ganador de todos los tiempos

Este post nace del perreo de mi post anterior, el "decreto de la final mediática". La duda: ¿Son los Tigres el equipo más ganador de la liga, considerando que existen desde 1965?

Las 4 franquicias que iniciaron la Liga fueron Magallanes (que jugaba en ccs), Cervecería Caracas (Leones) Vargas (que a pesar de representar al litoral son el ante pasado de Zulia, según el álbum del Panini) y el Venezuela (Tiburones).

Por favor, los más conocedores que yo señalen cualquier error que pueda cometer.

La liga tuvo su primer campeón en 1946, es decir, 64 años, menos 3 temporadas suspendidas, da un total de 60 equipos proclamados campeones. El 61 se coronará este año.


Franquicia temporadas completas títulos pocentaje de títulos
Leones Cervecería 60 19 31,67%
Zulia Valencia Vargas 60 12 20.00%
Tigres 41 8 19.51%
Magallanes 60 10 16.66%
Tiburones 60 7 11,66%
Lara 41 4 6,66%

Leones tiene 16 títulos y Cervecería 3.
Magallanes ganó 3 títulos en Caracas y 7 en Valencia.
Tiburones tiene 46 temporadas con ese nombre. Sus antepasados, como el Pampero y el Venezuela, nunca ganaron.
Lara y Aragua ganaron sus títulos con una liga de 6 y 8 equipos, por lo cual si existiera una estadística que valorara esa condición, su porcentaje de efectividad debería ser superior. El primero seguiría siendo Caracas, pero con una diferencia "ajustada" y no como la que refleja el cuadro.


Y por equipos, la historia quedaría así:

Franquicia temporadas completas títulos pocentaje de títulos
Leones 53 16 30,19%
Tigres 41 8 19.51%
Magallanes 53 10 18,87%
Tiburones 46 7 15,22%
Zulia 38 5 13,16%
Lara 41 4 6,66%

Equipos desaparecidos
Cervecería 7 3 42,85%
Valencia 13 5 38,46%
Vargas 8 2 25,00%
Pastora * 5 1 20,00%

Decreto sobre la final mediática

"Considerando que:
1) El chavezllanes tiene diez años que no queda campeón.
2) El chavezllanes en sus 93 años de fundado solo tiene 10 campeonatos.
3)El chavezllanes en sus 93 años de fundado nunca ha obtenido un TRICAMPEONATO.
4)Los fanáticos del chavezllanes menores a 45 años nunca han visto a su equipo ser Campeones Del Caribe, ya que el ultimo lo lograron en el año 1979.
5)El Chavezllanes es el único equipo Subcampeón que la gente recordará, por su derrota ante los Tigres en el 2007.
6)El Cagacas en los ultimos 20 años solo han obtenido 2 titulos.
7)El Cagacas los titulos que ganó, la mayoria lo hizo cuando se disputaba el campeonato con 3 y 4 equipos.
8)Solo los fanaticos del Cagacas mayores de 38 años pudieron ver a su equipo ganar la triplecorona y que el único aficionado de ese equipo puede decir que se siente orgulloso del mismo es el SR LEZAMA.
9)Hasta ahora el Cagacas ha sido incapaz de ganar una final al Chavezllanes, y nunca como se la ganaron los Tigres.
10)El Cagacas nunca se sacará la espina de haber perdido el Tricampeoato en su propia casa y perreados por un equipo de la provincia.
11)Ni el semen de nuestros nietos podran ver una hegemonia tan grande como la de los Tigres.
Se decreta:
Ponerlos inmediatamente en contacto con la gente de Bolivar Films, (Ya que los Títulos de los Tigres se pueden ver en Youtube) para que sigan viviendo del pasado y se sigan sintiendo GRANDES, cuando la realidad es que prefieren perder la final con su ETERNO rival antes de ver nuevamente a los SUPERTRICAMPEONES Tigres de Aragua volver a coronarse....

Firman: Nahén Calles y Jorge Montenegro

miércoles, 13 de enero de 2010

Ahora es cuándo duele el no-Tetra

Durante las primeras semanas me negué a observar los juegos de postemporada. Mi argumento es muy sencillo, sin Tigres no hay béisbol venezolano.
Sin embargo, en las últimas fechas decidí ver los partidos por televisión, uno de los pocos entretenimientos que queda luego del alza de los pasajes aéreos para ir de vacaciones a algún país donde nadie sepa qué carrizo es un bate. También por la destacada actuación de los peloteros de los Tigres, quienes han decidido más de la mitad de los juegos. Los otros los han ganado Simontacchi, Ryan… caras conocidas pues.
Me ha llamado la atención la ausencia de varios peloteros criollos, debido a los “permisos” de los equipos de grandes ligas. Caracas pierde a 5 lanzadores, esos mismos que les han convertido en el equipo más poderoso del país –aunque nos duela decirlo- y Magallanes a sus estrellas emergentes como Andrus y Sandoval, los que han hecho olvidar a los Mora, Guillén, García, Santana y Quevedo del pasado, y que más nunca jugarán.
Los Tigres, de haber clasificado, habrían recuperado a Sam Fuld y Jason Pridie, y solo hubieran perdido a Yohán Pino, y a Ronny por 5 días por lesión. Nosotros estaríamos enteros y los otros desmantelados y kga2 por nuestra presencia en postemporada.
Una de las afirmaciones que dijo el Presidente del equipo cuando se obtuvo el título en Puerto La Cruz en enero de 2004 fue que nuestra divisa más nunca sería lo que fue en el pasado. Lamentablemente este año se reaccionó tarde -en la semana 8- con el tema de los importados, sumado a la mala suerte con Buttó, Estrada y Sosa, el desgano de unos cuantos peloteros, que hoy brillan con otros uniformes, fueron coincidencias muy parecidas a aquellas vividas en los 80´s y 90´s, cuando el uniforme era blanco con rojo.
Quiero dejar claro que yo no me sentí mal con la eliminación, porque tarde o temprano iba a ocurrir, pero el sentir el tetracampeonato tan cerca, ya que la suerte nos habría sonreido en enero, me da mucha rabia.
En lo particular soy de los que piensa que la suerte se busca. Este año no hubo suerte y tampoco se buscó. No estuvimos a la altura de ser el único equipo tetracampeón.

The end is the beginning, it´s the end


Esta oración, escrita en idioma inglés, me pareció la frase más adecuada para definir el momento gris (obscuro, de penumbra) que vive Venezuela, que vive la revolución chavista.
Cuando Chávez llegó al poder en 1999, los venezolanos, muchos de clase media, votaron porél por dos razones: para que se terminara de volver mierda esta vaina o para que él se convirtiera en un Marcos Pérez Jiménez. La primera tésis pareciera que es ahora que se esta cumpliendo y la segunda, pues nunca se concretó debido a que la izquierda latinoamericana está compuesta por unos habladores de paja. Todos los dictadores progresistas creen en el capital.
Si algo pudiéramos admirar de Adolfo Hitler, el mayor asesino que gobernó en Europa en el siglo XX y quien fue electo democráticamente por uno de los pueblos más cultos del mundo, inició en su país una verdadera revolución industrial, que convirtió a los germanos en la primera potencia del mundo. El Volkswagen rojo que usa nuestro comandante para ir a votar es producto del ingenio nazi.
Pérez Jiménez hizo obras de infraestructura que convirtieron durante años a Caracas en una de las capitales más modernas del mundo, y solo con los impuestos que pagaban las transnacionales petroleras. Las obras arquitectónicas que hacen de Maracay “La Ciudad Jardín”, diseñadas por Carlos Raúl Villanueva, son responsabilidad de Juan Vicente Gómez, un andino de quien dice no sabía leer ni escribir. Si mi ciudad hubiera tenido al menos un buen alcalde en 20 años, que hiciera mantenimiento a su riqueza arquitectónica, sería de las más hermosas de latinoamérica.
Todas las revoluciones en el mundo tienen un logro, como el derrumbe de la monarquía en Francia, la unión de la nación china y soviética… Aquí pasó algo de eso en estos diez años? Teníamos que llegar a este extremo solo por salir de Adecos y Copeyanos, que con otros partidos y nombres serán los que nos saquen de este precipicio en las décadas por venir?
Hoy en Venezuela, uno de los países con mayores reservas de Petróleo, Gas, otros minerales y agua potable, no tenemos un servicio de electricidad contínuo. La culpa es tuya, tú que votaste creyendo que los dictadores de izquierda son eficientes como los de derecha, que te dejaste seducir por el discurso del proletariado y que cuando ve que la “revolución” conformó una cooperativa que produce 30 tomates al mes en Guasdualito, cree que a punta de conucos vas a alimentar a 30 millones de personas.
El fin es el principio, es el final, escribieron los Smashing Pumpkins una canción para vender discos y ganar dólares. Es, para mi, una frase que sin importar lo que diga la canción, define nuestro momento actual. La culpa es del actual gobierno, que mira para atrás y se da cuenta que es el único responsable del despilfarro durante 10 años de una fortuna petrolera incalculable. La culpa es del venezolano que le tiene asco a los partidos políticos, que no opina ni participa. Del clase media que solo sueña con irse de este país sin importar en manos de quién queó. Son el apocalipsis de los rojos los días por venir.
Yo quiero ver estos meses por venir, siento que lo merezco, por haber creído desde un principio en lo necesario que es creer en este país y hacer las cosas bien.

lunes, 4 de enero de 2010

An American Household Name in Venezuela

CARACAS, Venezuela — Squinting under the Caribbean sun, Buddy Bailey reminisced about a minor-league odyssey that began in the Appalachian League and took him to places like Durham, N.C.; Kingsport, Tenn.; and Pawtucket, R.I.; far from the baseball diamonds of Venezuela.

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Meridith Kohut for The New York Times
Buddy Bailey is a rarity: an American praised in Venezuela.
But nowhere along this meandering career as a baseball manager has Mr. Bailey, 52, found the success he has here.

His team, Tigres de Aragua, has won five championships this decade in Venezuela’s professional league, where the season runs from October to January. This record makes him a household name in this baseball-obsessed nation, worshiped by some, reviled by others but ignored by no one with a notion of the game.

Mr. Bailey’s fame also makes him among the rarest of persons here: an American who has attained public success and admiration in President Hugo Chávez’s Venezuela. His feat stands out in a country where the government makes distancing itself from the United States and quarreling with Washington central features of its existence.

“At first it was like, ‘What in the world are you doing?’ ” said Mr. Bailey, referring to the reaction of family and friends when he moved to Venezuela in 2002. “But baseball is baseball,” he explained. “Everywhere I go, the pitcher’s mound is at 60 feet 6 inches, and the bases are 90 feet, so it’s the same everywhere.”

Baseball does seem, at first, immune to the deterioration of political ties between Caracas and Washington. American scouts still venture to villages deep in the interior to find talented ballplayers. Venezuelans like Johan Santana are still plucked from obscurity to become stars in the United States.

The exchange goes both ways. Some aspiring American players and managers, going back at least to the 1960s when Pete Rose played second base for Leones del Caracas, still spend their winters here polishing their skills and earning salaries that rival or top those in the American minor leagues. This season, the Leones will be in the playoffs under another American manager, Dave Hudgens, a veteran who worked with the Oakland A’s.

Even the language of Venezuelan “béisbol,” introduced here by Cuban émigrés in the 1890s, seems phonetically impervious to politics. A strike is still “estraik.” A hit is “jit.” A foul is “faul.” A home run is “jonrón.” And a manager, as any Venezuelan fan will tell you, is simply a “manager.”

Still, Venezuela has few managers quite like Mr. Bailey, who will also manage the Daytona Cubs in Florida this year. He chews tobacco as if he were still in his hometown, Amherst, near Virginia’s Blue Ridge Mountains. He refrains from peppering his southern American English with Caracas slang, even when he hauls his stocky frame onto the field to argue with umpires.

And in a country that prizes an informal approach to many aspects of daily life, Mr. Bailey is anything but informal. He does not befriend the players in his dugout. He does not make time for small talk. Sportswriters here scoff at his jovial sounding nickname, knowing that behind it lies his given name, Welby Sheldon Bailey.

“Maybe he’s not very friendly, maybe he’s not very easygoing with his teammates, but he’s a leader who knows how to win,” said Alfredo Villasmil, a baseball columnist for the newspaper Últimas Noticias. “Since baseball is a religion to Venezuelans, that’s what matters in this country, no matter what your politics are.”

Such are the passions surrounding him that Mr. Bailey has various Facebook pages devoted to him here. One is for those fans who think he is Venezuela’s best manager, with many of them expressing sadness last week after the Tigres lost their chance to be in January’s playoffs. Another is for the fans of opposing teams, who cannot stand him. Yet another is for fans who want him to manage the national baseball team instead of Luis Sojo, a former major leaguer who was part of four World Champion teams with the Yankees and who held the job this year.

Not long ago, before Mr. Chávez began nationalizing foreign-owned companies and expelling some Americans, including missionaries and Drug Enforcement Administration agents, the atmosphere for those from the United States willing to try their luck in Venezuela was far more welcoming.

For instance, Robert Moses, New York’s master builder, helped design the highway system in Caracas. Nelson Rockefeller financed agricultural projects. Geography encouraged this engagement: an oil tanker leaving the Venezuelan port of Maracaibo is closer to ports in the northeastern United States than is a ship in Galveston, Tex.

Caracas — with its baseball stadium, gas guzzlers and shopping malls — felt more American than almost any other city in Latin America. Americans from various walks of life, though largely in the oil industry, made up the largest postwar American expatriate community in the world at one point, according to the historian Judith Ewell.

Those days, eclipsed by Mr. Chávez’s socialist-inspired revolution and soaring levels of violent crime, are gone. But baseball remains.

The game, too, has taken some blows. Some major league teams have shut down training academies in Venezuela. A regional governor threatened to nationalize a leading team, the Navegantes del Magallanes, before Mr. Chávez, a Magallanes fan, stepped in to reject the idea.

The New York Mets expressed alarm about the personal security of a catching prospect, Josh Thole, playing this year with Leones del Caracas, after the mother of a former Mets pitcher, Victor Zambrano, was kidnapped before being rescued in a commando-style raid. It was only the most recent example of crimes aimed at professional players or their families.

“Obviously, you read about it, certain players, or certain people being kidnapped or carjacked,” said Mr. Bailey in an interview as the sun set before a night game pitting the Tigres against Tiburones de La Guaira. He said Maracay, a city of army garrisons where he lives, was calmer than Caracas and other big cities.

“It’s a big military town, so there’s protection and the security is a little bit better,” he said.

Still, few events in the world of professional sports in the United States approach the intensity of regular season games in the Venezuelan league, according to Mr. Bailey and other Americans playing here. Some compare the Venezuelan games to a traditional rivalry in American sports, like an Alabama-Auburn college football game.

And many in the stands sip not beer but whiskey, adding to the passions. They spew vulgar epithets without quarter, sometimes touching off brawls. It is an environment in which Mr. Bailey has learned, in his own way, to thrive.

In a society in which so many values have been turned on their head, he described a personal philosophy that sounds almost revolutionary here. “If you’re being paid to be a professional, you have to put your nose to the grindstone and go hard all the time,” he said. “I believe in hard work.”