Que ladilla que la actualidad política del país te origine una necesidad de desahogarte diariamente de las cosas que ocurren.
El hecho al cual me refiero fue a las palabras emitidas esta semana por Cilia Flores, presidenta de la Asamblea Nacional (AN), sobre Pedro Pablo Peñaloza y Cecilia Caione, periodistas de los diarios El Universal y El Nacional, respectivamente.
Los periodistas publicaron trabajos de investigación en los cuales se denunciaba que parientes de la Presidenta ocupan cargos dentro de la AN, acción definida como “Nepotismo”. La político, lejos de responder el fondo de las denuncias, dijo que los profesionales son “mercenarios de la pluma”.
En primer lugar quiero decir que conozco a PPP desde mayo de 2002, un mes después del famoso “Vacío de Poder”, y ratifico que no es ningún mercenario de la pluma, ni como periodista asalariado de la CIA, tampoco como importador de pollos de Brasil y mucho menos como proxeneta de travestis de la avenida Libertador de Caracas.
Desde hace cinco años no trabajo con él, pero conservo comunicación diaria por Internet. Está en mi msn, Facebook, lista de correos picantes y a veces publico sus artículos en mi blog. Cuando trabajábamos junto teníamos sendos debates sobre política, él tenía un chevette todo “escoñetado” y para redondearse su mamá preparaba unos almuerzos de los cuales me hice un cliente diario. Es decir, es una persona cuyos orígenes son de una familia trabajadora.
Luego del fallido referendo revocatorio del año, PPP publicó su primer libro, llamado “Chávez es derrotable”. Lo adquirí por solidaridad, pero admito que terminó siendo una compra de caridad. Le dije que fue una mierda, porque cómo puede defender el autor la tesis que los resultados del 15-8-2004 fueron limpios y colocar en el prólogo un artículo de Tulio Álvarez. Además, el único dato inédito del libro fue una conversación entre Diosdado Cabello y Enrique Mendoza.
Pero conozco a Pedro Pablo y sé que es un joven honesto y con “dudas razonables” sobre la dirección del país. No defiendo a Cilia Flores o a la periodista Caione porque no les conozco. Mucho menos simpatizaría con las personas encargadas de investigar el caso, que en vez de realizar su trabajo tienen una solidaridad automática con la diputada. Si se comprueba que los periodistas mintieron, deben ser castigados, pero por lo visto a nadie le interesa “jurungar” ese panal de abejas.
Finalmente se debe destacar las palabras de William Echeverría, presidente electo del Colegio Nacional de Periodistas, quien solicitó respeto a la presidenta de la Asamblea Nacional, Cilia Flores. Por fin tenemos un gremio que al menos abre la boca cuando ocurren estos atropellos.
El hecho al cual me refiero fue a las palabras emitidas esta semana por Cilia Flores, presidenta de la Asamblea Nacional (AN), sobre Pedro Pablo Peñaloza y Cecilia Caione, periodistas de los diarios El Universal y El Nacional, respectivamente.
Los periodistas publicaron trabajos de investigación en los cuales se denunciaba que parientes de la Presidenta ocupan cargos dentro de la AN, acción definida como “Nepotismo”. La político, lejos de responder el fondo de las denuncias, dijo que los profesionales son “mercenarios de la pluma”.
En primer lugar quiero decir que conozco a PPP desde mayo de 2002, un mes después del famoso “Vacío de Poder”, y ratifico que no es ningún mercenario de la pluma, ni como periodista asalariado de la CIA, tampoco como importador de pollos de Brasil y mucho menos como proxeneta de travestis de la avenida Libertador de Caracas.
Desde hace cinco años no trabajo con él, pero conservo comunicación diaria por Internet. Está en mi msn, Facebook, lista de correos picantes y a veces publico sus artículos en mi blog. Cuando trabajábamos junto teníamos sendos debates sobre política, él tenía un chevette todo “escoñetado” y para redondearse su mamá preparaba unos almuerzos de los cuales me hice un cliente diario. Es decir, es una persona cuyos orígenes son de una familia trabajadora.
Luego del fallido referendo revocatorio del año, PPP publicó su primer libro, llamado “Chávez es derrotable”. Lo adquirí por solidaridad, pero admito que terminó siendo una compra de caridad. Le dije que fue una mierda, porque cómo puede defender el autor la tesis que los resultados del 15-8-2004 fueron limpios y colocar en el prólogo un artículo de Tulio Álvarez. Además, el único dato inédito del libro fue una conversación entre Diosdado Cabello y Enrique Mendoza.
Pero conozco a Pedro Pablo y sé que es un joven honesto y con “dudas razonables” sobre la dirección del país. No defiendo a Cilia Flores o a la periodista Caione porque no les conozco. Mucho menos simpatizaría con las personas encargadas de investigar el caso, que en vez de realizar su trabajo tienen una solidaridad automática con la diputada. Si se comprueba que los periodistas mintieron, deben ser castigados, pero por lo visto a nadie le interesa “jurungar” ese panal de abejas.
Finalmente se debe destacar las palabras de William Echeverría, presidente electo del Colegio Nacional de Periodistas, quien solicitó respeto a la presidenta de la Asamblea Nacional, Cilia Flores. Por fin tenemos un gremio que al menos abre la boca cuando ocurren estos atropellos.
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