domingo, 29 de marzo de 2015

Los paradigmas buenos, malos y la superación personal

José María De Viana fue presidente de la empresa de telecomunicaciones móviles de Venezuela para la cual trabajo. Dejó su cargo seis meses después que ingresé a esa nómina, una vez se oficializó su traspaso de empresa pública a privada. Como periodista, tuve la oportunidad de entrevistarlo para un diario regional -antes que se convirtiera en mi jefe- y doy fe que siempre tenía una respuesta optimista basada en un argumento cierto.

Malyanito Tigre: Señor De Viana ¿Cómo su empresa afronta el hecho que son la única que no ofrece GSM?

JMDV: La verdad es que nuestra la plataforma EVDO es la más extensa y estable del país.

(Edición diario regional de Valencia, 31 de diciembre de 2006, página C1)
Nota del editor: De hecho, 8 años después de la compra de la empresa por parte del Estado, que nos convirtió en el 10 mo país con el internet más lento del planeta y uno de los pocos donde la cobertura LTE es casi inexistente, el “Legado” de De Viana se mantiene.

Actualmente el personaje es asesor de la presidencia de otra empresa de telecomunicaciones –que sí ofrece 4G más allá de algunas zonas de Caracas y Puerto La Cruz-  y promueve algunos seminarios entre empresarios. Su premisa actual es ir preparando al país para el futuro que se avecina, ante la insostenibilidad económica y política actual. Por supuesto, habló de los paradigmas educativos.

“Lo primero que hay que hacer es enseñarle al niño que Venezuela no es un país rico”, dijo en Globovisión la semana pasada. Ese mito de que el “amarillo” de nuestra bandera es por las riquezas –y no que el azul representa al océano atlántico que divide el amarillo y rojo de la bandera española- es un paradigma que ha condicionado al venezolano: Si mi país es rico, pues debe mantenerme.

Por ello –y por la indiscutible deuda social de 40 años de democracia y 15 de revolución- en este país no son mal vistas las Misiones, por el paradigma de “pobrecito, hay que ayudarlo”. Si el pensamiento colectivo dijera “Nacimos pobres y por ello hay que trabajar”, la respuesta será enseñarlos a pescar, no regalarles el alimento. Es decir, “mis impuestos/mi petróleo no puede mantener toda la vida al que no trabaja”.

Si bien es una idea trillada –y nos estamos poniendo viejos sin poder aplicarla- existen cientos de paradigmas que nos invaden la cabeza, sobre todo aquellos quienes nacimos en hogares andinos o llaneros, por ser “tradicionalistas” o “refraneros”. Un punto de cuenta: Los paradigmas no son todos malos, por ejemplo, casi todo el siglo XX mí país fue gobernado por andinos y los primeros 13 años del XXI por un llanero.

Recientemente hice un test al respecto, en el cual debía identificar los “refranes” más comunes en mi educación familiar. Al final del test, el significado de cada uno. Son los siguientes:

Paradigma                                                          Interpretación
Dios aprieta, pero no ahorca                              (Aguante mijo)
Mejor quédese en casa, aquí está seguro           (No salgas, sé rutinario)
Donde comen uno, comen diez                          (No planifiques)
No hay amigos. Los únicos son su familia         (No tengas amigos)

La lista era de 60. Obviamente la cantidad de paradigmas con los cuales me identifiqué es superior, pero hice hincapié en esos cuatro. Los dos primeros porque creo haberlos canalizado positivamente, por ejemplo, “Dios aprieta, pero no ahorca”, también significa “El que persevera, vence” y “Mejor quédese en casa, aquí está seguro” si bien no lo sigo al pie de la letra porque igualito llego a casa de madrugada, me hizo lo suficientemente paranoico como para sobrevivir en uno de los países con la tasa de homicidios/asesinatos más alta del mundo.

Los dos siguientes reflejan mi carácter rebelde, es decir, hice todo lo posible para no pararle bolas. En los hogares de llaneros, como el mío, se aparecen muchos “compadres” a los que se les da comida y alojamiento hasta que se van y no regresan más nunca. Yo si siento que soy una persona planificada –hasta caer en lo neurótico- y que no deja acumular trabajo. Por otra parte he desarrollado la capacidad de tener muchos y buenos amigos, aunque reconozco que no todos mis amigos son buenas personas y que todas las buenas personas no son mis amigos.

Yo tengo una buena amiga en Tenerife –a propósito, ella sí es buena persona- y una vez hablamos sobre su “narcisista” o “diva” hermana, quien también es para mí una persona especial. Le pregunté ¿Qué se siente ser hermana de Madonna? Y me respondió “El truco es que ella haga las cosas y crea que fue su decisión”. Ese ha sido el concepto de persuasión más brillante que he escuchado en mi vida.

La persuasión es un arte maquiavélico. Como reza el plot de la película Inception: “El virus más potente es sembrar una idea”. Si no me creen, pregunten a su adversario político más cercano si “Ser rico es malo” y quedarán sorprendidos de la percepción tan equivocada que se le ha sembrado a media sociedad sobre el progreso, a quienes se les ha condicionado a ser pobres toda la vida. Luego hagan una evaluación de hasta dónde llegó esa persona dentro de la pirámide de las necesidades de Maslow y entenderán que la “pobreza” va más allá.

Hay paradigmas buenos, superar los malos es crecer como personas y convertirlos en algo positivo es la realización del ser humano.


Pero nunca juzguemos a quien no pueda salir de sus propios problemas. El torpe juzga, mientras que el inteligente intenta comprender y ayuda.

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