Dentro de la línea discursiva
del chavismo, sus signos, símbolos y epopeyas, se encuentran los conceptos como
“hombre nuevo” que fue una interpretación muy particular -y hasta jocosa- que
hizo Chávez sobre el pensamiento de Nietzsche. También crearon el de la “generación
de oro”, para hacer referencia a los deportistas clasificados en las recientes
olimpiadas, que si bien en número de medallas hemos sido desplazados vergonzosamente
por países similares como Colombia, ciertamente se ha aumentado la delegación
criolla en ese evento deportivo.
“La generación de oro” nació
en el chavismo. Mi sobrina, por ejemplo, tiene 20 años. Si bien vino al mundo
en democracia, nunca ha visto a un presidente con un discurso de crecimiento y
progreso en Miraflores.
Ayer Yibraim Saab, hijo del
defensor del Pueblo Tarek William Saab, hizo un pronunciamiento público, en el
cual no solo quedó desnudo como guarimbero, también hizo una exigencia moral a
su padre, conocido por algunos por ser poeta. Yibraim dejó al desnudo una
realidad: La inmensa mayoría de los hijos de los chavistas son escuálidos o se
han ido del país.
Este proceso de desconexión
del chavismo no solo con la gente, sino con su propio futuro, ha sido advertido
dentro de las instituciones públicas. Recientemente asistí a una charla
nacional sobre el discurso y el mensaje del Estado, en el cual la moderadora
advertía del discurso equivocado del gobierno. Hoy, el PSUV no tiene absolutamente
nada que ofrecerle a los jóvenes distinto a una caja CLAP.
La política del “bulliying”
hacia los opositores, ha sido posicionada por el gobierno para estimular la
inmigración de los venezolanos, especialmente para desmotivar a la clase media
que, en teoría, puede irse del país, así sea en condiciones absurdas, al punto
de desmejorar su calidad de vida (ya que en Venezuela tienen casa, negocios…),
pero ¿Qué pasa cuando el pobre empieza a creer que en el país no hay futuro?
¿Por qué abrazarse a liderazgos viejos y fracasados? ¿Por qué no entender que
su discurso ya no llega a nadie?
Si algo bueno ha tenido esta
versión 2017 de “La Salida”, es que ha demostrado que no solo la MUD ya puede
prender Guarimbas en La Isabelica, El Valle y El Guarataro, sino que los
policías y Guardias Nacionales salen heridos de bala. Tantos años privilegiando
un control de cambio para hacerse increíblemente ricos, en detrimento del
hambre y la salud de ricos y pobres, ha sellado la muerte del chavismo y de
Chávez en los sectores populares. Mantenerla solo nos conducirá a escenarios
como el de Rumania en 1989: La epopeya de la “bajada de los cerros” en contra
del movimiento que los reivindicó en su discurso. Es evidente que lo que fue “su”
gente, hoy los odia.
Llegó el momento de entender
que descalificar al mensajero no desmerita el mensaje. Tal vez el hijo del
defensor del pueblo goza de una educación y nivel de vida gracias a dinero mal
habido -su padre fue gobernador de Anzoátegui y su gestión fue tan desastrosa
que no fue a la reelección-, pero el reclamo moral a su padre nos convence de
algo: El chavismo no tiene nada que ofrecer ni a sus propios hijos.
Y con respecto a la fidelidad
de los militares, en lo personal desde hace años no me llegan cadenas de amigos
milicos ofreciéndome electrodomésticos chinos. También les recomendaría que
vieran algunos de los mítines que diputadas como Delsa Solórzano y Melva Paredes
les dan a los Guardias Nacionales. El rico es igual al pobre si la medicina no
existe.