He visto en dos oportunidades el documental: CAP dos
intentos, de Carlos Oteyza, quien me impresionó por “Tiempos de Dictadura”,
donde narró todos los aspectos de la presidencia de Marcos Pérez Jiménez,
utilizando recursos visuales muy interesantes para describir una época sin
tanta televisión y ninguna libertad de expresión.
En primer lugar, quiero confesar que no soy defensor de
Carlos Andrés Pérez. Mi familia es copeyana de toda la vida y jamás he votado
por un candidato social demócrata fuera de una alianza multipartidista como la
MUD. Tampoco caería en la pendejada ideológica de la izquierda de condenar a
Pinochet y no a Fidel Castro. CAP fue el ministro asesino de Betancourt y
punto.
Oteyza tampoco intenta hacerlo, solo contrasta el
significado de sus dos gobiernos desde un punto de vista estrictamente
pragmático. Solo menciona su fama de “Policía político” al principio de la
película y su “posible” nacimiento en Colombia (¿Ven? El venezolano le echan el
mismo cuento varias veces y de pendejo se lo cree. CC Hater de la MUD
#MaduroEsCucuteño).
CAP fue un hombre carismático, al igual que Chávez. Ambos en
sus primeros gobiernos contaron con un alza abismal de los precios del petróleo
y por ello nacionalizaron o tomaron control de la industria petrolera, uno creó
Pdvsa y el otro destruyendo la meritocracia. Ambos apoyaron nobles iniciativas
como el Sistema de Orquestas del Maestro Abreu (De hecho, es tan creación de
los adecos como la misma OPEP), las becas Gran Mariscal de Ayacucho (Chávez
creó un sistema de universidades bastante pirata) y construyó la ciudad del
hierro para el desarrollo del país (A 4 años de la muerte de Chávez, las bases
del ferrocarril se oxidan al frente de los antiguos peajes de Maracay).
Ambos fueron líderes mundiales. Pérez apoyó la causa de
Torrijos para la entrega del canal a Panamá, fue mediador (y también
financiador de Contras), e incluso invitó a Fidel Castro a su acto de
proclamación como Presidente en el teatro Teresa Carreño para su segundo
período.
¿Pero qué nos dice Oteyza sobre el segundo gobierno de CAP?
Lo que nos diría cualquier estudiante de economía: Transformar el modelo
rentista en productivo. Lo que hoy Maduro califica de “Rentismo Petrolero”, es
lo mismo que hizo CAP en su primer gobierno y Chávez en vida: Expandir el
estado a los niveles absurdos que el valor del petróleo lo permita, ofrecer
dólares preferenciales (es decir, subsidiados) para alimentar la corrupción y estimular
la importación para que no se produzca un coño en este país.
Cualquier economista serio afirma que los únicos años de
crecimiento real de la economía venezolana fueron los posteriores a la
aplicación del paquete de medidas que sugirió Miguel Rodríguez. Solo que Pérez,
embriagado de poder y del amor de las masas (en su primer gobierno), no
entendió que la política es comunicación y que adoptar medidas asertivas para
acabar con un estado paternalista es, sencillamente, ganarte de enemigo a todo
el país.
Hoy Maduro habla de hacer esa transición. Sabemos que no la
va a hacer, él solo tiene las bolas para meter políticos presos en cárceles
militares (Sí, los mismos apátridas de la MUD que supuestamente no están
haciendo un coño para confrontar una dictadura) mientras en Tocorón hay
discoteca, dólares, putas y se organizan secuestros dentro y fuera del país.
Sin embargo, el próximo gobierno intentará hacerlo, ojalá sea antes que culmine
la era del petróleo, sin que Venezuela haya empezado a explotar la Faja del
Orinoco.
Mi pregunta es muy sencilla: ¿30 años de atraso (Desde 1989
hasta el 2019, cuando se supone debe salir el chavismo por elecciones para
nunca más volver) han sido suficientes para entender que no podemos seguir
defendiendo un modelo de país diseñado para la sinvergüenzura y para que todos -de
una u otra manera- vivamos del Estado?
Una economista norteamericana entrevistada en el documental
afirma que el problema no es que el venezolano sea corrupto, sino que el Estado
da todas las facilidades para robar. Hugo Chávez en 1992 no solo representó a
un pueblo que, según Rafael Caldera, se le pidió defender a una democracia que
no era capaz de darle de comer, también defendió un modelo corrupto y
parasitario, al cual llevó a su máxima expresión entre 1999 y 2012.
Carlos Andrés Pérez fue un asesino, corrupto y con un
desastre de vida personal, pero trató de hacer lo correcto. Ojalá ese líder
reformista tenga el poder moral para exigirnos un sacrificio mayor al que
estamos viviendo con Maduro, y que tengamos la suficiente madurez para apoyarle.
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