lunes, 19 de diciembre de 2016

Burbujas mentales


El concepto de “Burbuja social” ha sido utilizado durante estos años de gobiernos de izquierda, para definir la desconexión entre las clases pudientes del país y la realidad. El punto cumbre fue el “documental” “Caracas, ciudad de despedidas”, el cual fue rechazado casi de manera unánime por una sociedad que sintió el desprecio, por expresiones como “Me iría demasiado”, “Caracas sería una excelente ciudad, pero sin gente adentro” y “Ojalá pudiera hacer un origami…”.

Muchas personas consideran hoy que esos “Niños bien” del “Este del este” caraqueño, fueron -a su manera- unos visionarios, ya que comprendieron desde su burbuja social -y tal vez mental- lo que estaba ocurriendo en este país. Jóvenes tal vez vacíos, pero decentes, no encontraban oportunidades en este país para crecer y, como si fuera poco, eran víctimas de secuestros. Tal vez quienes vivían en una burbuja, o se hacían los locos ante estos dos argumentos, era el resto del 99% del país que no estudió en el Champagnat ni en el Loyola.

El rechazo venial a quien nos dice la verdad de la peor forma, nos conduce a la soberbia. Por ejemplo, un gobierno que perdió hace un año una elección por paliza, decide desconocer en la práctica el mandato del pueblo. Sus opositores, plurales hasta el punto de no ponerse de acuerdo para nombrar dos rectores del CNE y culpables del pecado de la inacción, el mismo que llevó a Hugo Chávez al poder, según todas las encuestas triplicaría al PSUV ante cualquier escenario electoral. En este escenario, los haters de la MUD en twitter serían los primeros en hacer la cola en su centro electoral, aunque hoy juren castigar a sus líderes. Esa pendejada nos costó en las pasadas elecciones regionales calarnos a Rangel Gómez en Bolívar, Vielma Mora en Táchira, El Aissami en Aragua, Ameliach en Carabobo… Nuestra ruina y la de nuestros vecinos.

Pero prosigamos con la teoría de la desconexión de nuestros gobernantes. La negación de la realidad ha llevado al gobierno a montar shows como el de Delcy Rodríguez en Argentina, o incluso, jugarse lo poco que quedaba de su capital electoral con la decisión de sacar los billetes de Bs. 100 antes de poner en circulación el nuevo cono monetario. Una medida que permitió la entrada a los bancos de cantidades absurdas de dinero de droga, contrabando y secuestro, dejó desnudo a un gobierno cuyos votantes naturales le maldicen por robarles su dinero. Rectificar la medida tal vez evite un desastre similar al de Ciudad Bolívar en Caracas o Maracay, pero el daño de imagen ante quienes los sostienen, incluyendo los militares, está hecho.

El madurismo subestimó al pueblo. Cree que 90% de los venezolanos somos Millenials que manejamos teléfonos inteligentes a través de conexiones de Fibra Óptica en nuestros hogares de 100Mbps, disposición de 4G gratuito en todo el territorio nacional (imagino que desde routers de internet ubicados en plazas públicas) y que saben hacer transferencias. También el famoso paradigma “La gente no forma peo en diciembre” (Claro, si tiene dinero para comprar su pan de jamón), quedó destruido. Su último bastión electoral, los pensionados y la gente de los pueblitos, se maneja con efectivo y obviamente no entiende por qué prohibirle utilizar su dinero va a evitar que una mafia cucuteña suba el precio del dólar.

En casi 18 años de gobiernos chavistas, jamás se había tomado una medida impopular para robar al pueblo de una manera tan descarada y torpe. La brillante estrategia de desmovilizar a la oposición manipulando al Papa, la convirtieron la estabilidad del gobierno en un arbolito de navidad decorado con billetes inservibles justo antes de nochebuena.

Y a los opositores haters sin esperanza (Lo único que el gobierno ha podido sembrar en sus conucos, gallineros verticales y Ley de Tierras) les digo: En vez que reenviar por whatsapp los audios que aseguran que José Guerra, la AN y Chúo avalaron el guiso de los billetes (¿?), les invito a presionar una salida electoral. Es el momento.


La protesta de Ciudad Bolívar comenzó como un reclamo político y se transformó en un caos manejado por pranes. La verdadera tragedia de este país no es el desprecio con que el TSJ y Maduro tratan a la AN y el pueblo, sino que el ejército no está en capacidad de controlar al hampa. La salida electoral (Incluso luego de una renuncia del presidente hoy posible) es lo único que puede canalizar a nuestro país por un camino distinto a la anarquía. Salgamos de nuestra “Burbuja mental” y entendamos que “El Peo” puede traer consecuencias desastrosas.

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