viernes, 4 de marzo de 2016

Los riesgos de la Constituyente


El principal argumento de la MUD para hoy, a 3 años de la Siembra del Comandante y casi 2 meses de haber instalado la AN, diga que por fin encontró la fórmula para salir de Maduro (siendo esta la primera promesa de Henry Ramos al asumir la presidencia del poder legislativo) y que la misma consiste en abordar 4 rutas simultáneas: la renuncia, el revocatorio, la enmienda y la constituyente, responde a una correcta razón estratégica: Si las 4 no se contradicen entre sí ¿cuál es el problema de descartar alguna?

Y aunque en el párrafo anterior reconozco estar equivocado, yo sí estoy casado con la idea de la Asamblea Nacional Constituyente. Entre mis argumentos destaca que la Renuncia es un acto voluntario, la Enmienda no es retroactiva y el Revocatorio es el más difícil. La Constituyente permite renovar todos los poderes públicos de un plumazo.

Pero una constituyente es una caja de pandora, donde no parece muy recomendable meter el saco de gatos que es hoy la MUD. Para que un proceso constituyente sea bien llevado (Omita este párrafo si se considera escuálido radical) se necesita un liderazgo como el de Chávez, o al menos con la suficiente transcendencia para poner orden en la pea.

Pongamos ejemplos: ¿Quién es el líder a quien más se le pararía bolas? Capriles, López, Allup, Mendoza y Falcón representan mensajes distintos. Además hay una pelea estéril entre Voluntad Popular y Primero Justicia. Estéril porque aun cuando el mejor liderazgo lo tiene la tolda naranja, el perfecto tiempo de Dios le dio la razón a los aurinegros.

Otro, por creencias religiosas a mucha gente le disgusta la presencia de Tomás Adrian en la Asamblea. Es decir, en cosas tan elementales como los derechos civiles hay discordancias, lo que significa que para dar rango constitucional a la figura de los homosexuales hay que explicarle a una parte de la MUD (Y a Nuvipa) que los maricos también tienen derecho a Dios y que lo que se le hizo a Alan Turing va en contra de cualquier concepto de misericordia.

Es decir, una constitución que agrupe todos los sentimientos de la MUD nos llevaría a dos artículos: El que no trabaja, no come y el resentimiento no construye nada bueno. También habría consenso en “Los militares no sirven para administrar media mierda, sino, vean en lo que convirtió Vielma Mora al Táchira” (Este artículo no aplica a Henry Falcón).

¿Existe la posibilidad de encontrar un proyecto de país común entre todas las maneras de pensar? Por supuesto, así nacen todas las constituciones ¿Es el momento para concentrarse en ese debate? Aunque a mucha gente le preocupe más evitar que el BCV siga imprimiendo dinero inorgánico y provocando una inflación de 4 o 5 dígitos como la de Perú durante el primer gobierno de Alan García, yo creo que la respuesta es sí, y que para luego es tarde.

Yo escribí el año pasado una serie de ensayos titulados “Cómo se arregla este peo”, que incluyen temas como el mensaje desde el Estado hacia la sociedad, cómo abordar la educación, la relación con la empresa privada, el no banalizar los malos ejemplos… Un proyecto que, aunque sea consecuencia de la destrucción que está dejando el chavismo, al punto que Venezuela sea hoy más pobre que los padres de Marimar, tiene que incluirlos. Claro, al chavista pendejo que creyó en esa especie de Don Francisco a imagen y semejanza de las más mediocres ideas de la pubertad de Eduardo Galeano, pero cuyo punto de vista social es importante para entender que la pobreza 0 no es solo una meta del milenio, sino la base de toda sociedad exitosa. El enchufado que se mame una caravana de güebo.


Estoy seguro que es el momento de imaginar a esa Venezuela próspera, que será una realidad en 10 o 20 años. El colapso del chavismo está a la vuelta de la esquina (o al menos más cerca que cuando el paro petrolero) y no es justo que nos agarre de sorpresa y nuestra propuesta vuela a ser colocar de presidente a un líder de Fedecamaras.

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