jueves, 30 de junio de 2011

Cáncer




Yo he perdido a dos amigos de mi misma generación por la enfermedad del cáncer. El primero fue Kike, quien debió graduarse de periodista en 2002. Le tocó la puerta cuando tuvo su primera novia. La segunda fue Faby, -de una extraña forma- a consecuencia de su primer embarazo, dejando a su hijo huérfano a los 5 meses de edad.

Todos hemos vivido las consecuencias de esta terrible enfermedad y nadie –por polémico que sea el personaje- desea semejante tragedia a cualquier persona.

Hoy jueves 30 de junio Hugo Chávez admitió que su largo tratamiento médico en Cuba se debe a que le encontraron células cancerígenas, noticia que todos sospechábamos, pero que ninguno daba por segura debido a la poca credibilidad de la prensa independiente del país.

Walter Martínez, conocido conductor de un programa político del canal del Estado, dijo, con algo de asco, que había “algunos periodistas bien tubeados por los servicios de inteligencia de los Estados Unidos”. La vedad es la verdad y la información debe ser veraz, digo yo ¿no?

Y sí, cuesta una bola desmentir a un gobierno -tan embustero- que hasta hace menos de 24 horas decía que lo de Chávez era poco más que un poquito de pus en la pelvis.

Luego vi los trendic topics de twitter, con la certeza de encontrar el debate del odio, entre aquellos que detestan al personaje y quienes rieron por la muerte por hambre de un agricultor que defendía sus posesiones, y a todos aquellos presos políticos que sufren del mismo padecimiento, véase jueza Afiuni –y sobre todo las razones por las cuales está presa-.

El Presidente de la República debe ser alguien como lo fue Caldera, vilipendiado por sus detractores pero profundamente respetado por su lenguaje formal, logros académicos y integridad moral. Sencillamente por ser el Jefe del Estado, ese bajo el cual todos nos debemos sentir arropados como patria. Lamentablemente la mitad –poco más o poco menos- del país no sólo no se siente identificado por Hugo Chávez, sino que le odia.

Que sirva esta situación para comprender los peligros de nuestra situación actual. Primero, el Presidente, como líder de un proceso, no puede creerse imprescindible, por su condición de mortal. Segundo, y tal vez desde un punto de vista espiritual- no se puede gobernar a los coñazos, pasándole por encima a todo el mundo, sin importar si por el medio se llevan a gente honesta y trabajadora, pero que no son ni pobres ni jala bolas del régimen.

Por primera vez Chávez no improvisó un discurso, sino que leyó. Increíblemente flaco, con la voz débil, necesita de nuestros buenos deseos para que salga adelante de su menguada obra. Lo peor que puede pasar en este país es que el Presidente salga del poder de una manera distinta a la democrática.

Durante el mismo día, representantes de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) acudieron a Globovision a abrir un procedimiento administrativo por “mentir” sobre el caso de la cárcel de El Rodeo. Sí, el mismo gobierno del cuento del Pus. Es esa forma de hacer política la que debe “morir” durante los próximos meses.

Lástima que tenga que vivir esto para cambiar su grito de “Patria, Socialismo y Muerte” a “Viviremos y Venceremos”.

Mi deseo sincero es que te recuperes Hugo.

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