lunes, 30 de mayo de 2011
El año del renacer
Cada vez que se acerca mi cumpleaños me pongo de maricón a escribir algún análisis sobre los pasados 12 meses. Pero este año merece una crónica y un homenaje a los viejos y nuevos protagonistas de mi vida.
Nunca un año de segundos lugares había sido de tan buen augurio. Porque indica que la campana de Gaus cambió de dirección y ya saliste del foso.
Recuerdo que el día de mi cumpleaños cayó martes. Ni siquiera quise ir a trabajar. Despaché desde mi casa, eso sí. El sábado de esa semana me mandaron a San Fernando de Apure y esa noche “El Chivo” me brindó una pizza. El resto de mi compañía fue las seis películas de Rocky.
El motivo de mi desgano era los hechos familiares que viví entre marzo y mayo de 2010. Ellos se llevaron todo lo que se tenía que ir –incluso cosas que hubiera querido que no partieran de esa forma, como mi tío- y reafirmó las amistades de raíces fuertes. Fryddmar, Mora, Fel, Gabriel, Victor, Marco, Luigi y otros que por mezquindad y algo de sueño olvido.
Ese mes de junio decidí retomar el GYM. Despertaba a las 5am, entrenaba hasta las 7, de ahí iba al trabajo y los sábados continuaba mi curso de francés. A eso de las 9 de la noche de cada día ya me encontraba en los brazos de morfeo. Necesitaba urgentemente renovar mi círculo social.
Ahí tomé el contacto con mi prima Jessy. La verdad ella no es mi prima, pero sin duda me trató como familia. Primero me presentó a Armando, luego a Yeyi, Droopy, Angelito, Pollón, Kanzión, Iván, Salomón, María Antonieta, y ellos a su vez a más gente como las Andreas, Zoa, las novias de los panas, Dhilia, Gaby Cantarroña, La Veci, David y su esposa, el llanero, e incluso los tukis que juegan con nosotros los miércoles de tetosterona.
Una de las primeras veces que salí con Jessy –en junio-, comenté en mi Facebook “Estoy en Galenos y no conozco a naiden”. La semana pasada fui a un concierto de una banda en una especie de bar underground en lo que antes se llamaba “Bar de Freddy” y coloqué: “Estoy en “La Rockola” y todo el mundo me llama por mi nombre: Matombo”.
Digo que fue un año de segundos lugares no solo por los resultados deportivos de mis equipos favoritos, también porque en muchos aspectos me siento incompleto. Doy gracias por sentir ese gusanito, ese pique por cambiar muchas cosas en 2011. Esa necesidad de retomar el campeonato local, justamente perdido en enero, y la ilusión de igualar el maravilloso juego del Barsa, son simbolismos de mis retos personales para estos doce meses.
Aunque sé que en el fondo nunca me he sentido solo. Primero porque a nadie le hace falta lo que nunca ha tenido por largo tiempo. Segundo porque en los buenos y malos momentos tendré, mientras Dios lo permita, a los incondicionales de siempre, incluyendo en ese saco a la familia. Y tercero, en mis mejores momentos nunca me ha hecho falta alguien más en quien apoyarme.
La vida necesita cambios, suaves y bruscos. El conformismo es la mejor excusa para morirse. El secreto de la vida consiste en aspirar a más, pero siempre queriendo a quien te quiere.
Per il mio auguri!!!
lunes, 16 de mayo de 2011
Católico y cristiano
Hoy se cumplió un año de la muerte de mi tío, aquel que con su vida inspiró mis post de “El tío sin seguro”. Nunca olvidaré esos dos meses que me tocaron vivir y las cosas que salieron de mi alma.
Una de las cosas que viví más a fondo en esa época fue compartir con los evangélicos, pero insistiré en escribir sobre lo que pasó después de su calvario.
Resulta que dos de mis mejores -nuevos- amigos son cristianos. No católicos sino cristianos. Según ellos, no son sinónimos. Creo entender que ellos creen en Cristo pero no en la iglesia católica. La verdad no he conversado con ellos sobre eso por miedo a perder la amistad.
Hay dos temas muy buenos para hablar entre amigos: Sexo y Deportes.
Hay dos temas muy malos para hablar entre amigos: Política y religión.
Sin embargo, he entendido que “no seguir a la iglesia católica” tiene sus ventajas. En el hospital conocí a aquellos evangélicos cuyas mujeres no se afeitan las piernas y visten faldas, que leen la biblia azul a gente sin cultura y esperanza, es decir, todos esos clichés que despreciamos de nuestros compañeros de culto, porque al momento de una guerra santa seguro echaremos plomo junto a ellos.
Mis panas beben como unos Cosacos. Cualquiera podría decirles hipócritas por eso, pero como y bebo con ellos pues no me importa. Algunos no pueden estar en lugares públicos con alcohol en la mano –eso sí me parece de lo más tonto- y van a misa.
También tuve la oportunidad de conocer a una chica Cristiana, de las que sí se afeitan las piernas e incluso tiene culto por su cuerpo. Supuestamente iba a conversar un día con esa auténtica “Reina de la belleza” sobre sus creencias, pero no se dio.
A propósito ¿Evangélico es igual a Cristiano? Solo insisto que creer en que el ser humano fue creado con barro o de una costilla y negar que “evolucionamos” del mono –hasta que la ciencia demuestre lo contrario- es tonto.
Tal vez lo mejor es que nunca converse con ellos sobre sus creencias. Ellos nunca me convencerán de adoptar su religión. Y ellos se ven muy felices para convencerlos de lo contrario.
Una de las cosas que viví más a fondo en esa época fue compartir con los evangélicos, pero insistiré en escribir sobre lo que pasó después de su calvario.
Resulta que dos de mis mejores -nuevos- amigos son cristianos. No católicos sino cristianos. Según ellos, no son sinónimos. Creo entender que ellos creen en Cristo pero no en la iglesia católica. La verdad no he conversado con ellos sobre eso por miedo a perder la amistad.
Hay dos temas muy buenos para hablar entre amigos: Sexo y Deportes.
Hay dos temas muy malos para hablar entre amigos: Política y religión.
Sin embargo, he entendido que “no seguir a la iglesia católica” tiene sus ventajas. En el hospital conocí a aquellos evangélicos cuyas mujeres no se afeitan las piernas y visten faldas, que leen la biblia azul a gente sin cultura y esperanza, es decir, todos esos clichés que despreciamos de nuestros compañeros de culto, porque al momento de una guerra santa seguro echaremos plomo junto a ellos.
Mis panas beben como unos Cosacos. Cualquiera podría decirles hipócritas por eso, pero como y bebo con ellos pues no me importa. Algunos no pueden estar en lugares públicos con alcohol en la mano –eso sí me parece de lo más tonto- y van a misa.
También tuve la oportunidad de conocer a una chica Cristiana, de las que sí se afeitan las piernas e incluso tiene culto por su cuerpo. Supuestamente iba a conversar un día con esa auténtica “Reina de la belleza” sobre sus creencias, pero no se dio.
A propósito ¿Evangélico es igual a Cristiano? Solo insisto que creer en que el ser humano fue creado con barro o de una costilla y negar que “evolucionamos” del mono –hasta que la ciencia demuestre lo contrario- es tonto.
Tal vez lo mejor es que nunca converse con ellos sobre sus creencias. Ellos nunca me convencerán de adoptar su religión. Y ellos se ven muy felices para convencerlos de lo contrario.
domingo, 15 de mayo de 2011
Yo no
El día de ayer tuve el placer de escuchar el nuevo monólogo de Laureano Márquez, titulado “Yo no”. Como recomendación: Si quieren “cagarse de la risa” como usualmente logra El Conde del Guácharo, “Yo no” se los recomiendo. Ahora, si usted es de los que disfruta de Andrés López, presenciará de una hora y media de humor inteligente.
Para continuar bajando las expectativas sobre el show, puedo decir también que en algún momento me sentí robado. Evidentemente Laureano Márquez habla mucho de política –casi sin nombrar al Presidente, que no hace falta- y sentí por un momento que me habían cobrado 180 bolívares para convencerme de no votar por Chávez en el 2012. Creo que desde esa óptica, toda la audiencia debió sentirse estafada.
Pero Laureano habló de su vida en el auditorio del Centro Hispano. Nació en Canarias, pero creció en Maracay. Vivía en la calle Páez, al frente de la venta de quesos de sus extranjeros padres. Por supuesto, estudió en el San José, colegio de curas donde también han egresado Carlos Ocariz –muchacho de apartamento Alcalde del municipio más pobre de Latinoamérica, que lo logró luego de 8 años subiendo cerros- y Jorge Montenegro. Los tres, por supuesto, también somos tigreros.
Luego de una maravillosa charla en la cual recordamos muchas anécdotas del patio, tales como la explosión de Cavin y como todos los maracayeros nos comemos el semáforo del Pedagógico, empezó a meternos el dulce veneno de la política. Dulce, por como lo comunica, más que el famoso “Chávez vete ya”, nos hace comprender la obligación que tenemos como venezolanos de vivir nuestros procesos políticos a fondo, para salir de ellos menos tarde de lo que pensamos.
Laureano perfectamente pudiera vivir en España, ya que él realmente es español, no como el 90% de quienes han cruzado el charco y nos han transformado a los venezolanos en personas “non gratas”, en el aeropuerto de Barajas. Él cree firmemente en el desarrollo de nuestro sentimiento de identidad nacional, es decir, olvidarnos del bien propio, pensar que en la medida que el colectivo esté mejor, tendremos una mejor calidad de vida y dejar de pensar como inmigrantes, como que esto es una tierra de paso, donde la gente aterriza para hacerse rica y luego regresar al primer mundo.
Efectivamente, quien no se ha hecho rico durante este proceso político, es por honesto o por pajúo.
Profundo y claro sentimiento “socialista” de Laureano cuando nos demuestra con anécdotas que en este país, en el cual hemos aprendido a reírnos de nuestras desgracias, tales como los malandros, sí, aquellos que asesinan a mas de 100 compatriotas todos los fines de semana solo en Caracas y con no menos de 10 tiros por muerto. Si pensáramos con inteligencia, que la mejora de calidad de vida de ellos se traduce en un mejor vivir para nosotros –así fue que pudieron crecer los países ricos- la clase media venezolana no volvería a incurrir en el enorme error de ignorar los anillos de pobreza que crecieron en los valles caraqueños y que terminaron ahogándonos en la marginalidad y la locura.
Otro ejercicio nos plantea nuestro paisano humorista ¿Qué pasará cuando nuestros hijos o nietos nos pregunten tres cosas sobre nuestro proceso actual?: ¿Papá, eso realmente pasó? ¿Tú lo viviste? Y la más importante ¿Qué hiciste para que eso no ocurriera?
Ahí tal vez existe mi rencor con aquellos que emigraron. Importante destacar que yo no lo hice, entre otras cosas, porque no soy hijo de inmigrantes de 3 generaciones.
Pero me consuela su punto de vista y el de su familia, muchos de ellos quienes ya se fueron a la península ibérica. El venezolano de afuera nunca se desconecta del país. Es por ello que muchos tienen a Globovision en su oferta de cable. Muy en el fondo todos saben que afuera nunca serán más felices que aquí.
Finalizó el humorista con otra sentencia. No solo se trata de ganar –en este caso las elecciones- sino de hacerlo con 3 principios: Hacer lo correcto, perder el miedo y perdonar a tu adversario. Lo primero porque te hace sentir bien contigo mismo, lo segundo porque un ser humano sin miedo muy en el fondo es invencible, y lo último, porque de nada sirve vencer para vengarse. Esta última premisa es tal vez la más importante, porque la ventaja que tiene el perdedor sobre el ganador es que él puede aprender de sus errores.
Sí, tal como lo pensaron, Laureano no terminó en el sacerdocio de vaina. Habla bonito ¿no creen?
PD: Las fotos son un chiste que hizo el humorista sobre el nombre del monólogo.
viernes, 13 de mayo de 2011
El “Fight Club” del balón
La película “El Club de la Pelea” de David Fincher siempre fue un motivo de “pelea” con mis más inteligentes amigos. La razón es que siempre que me pidieron una opinión sobre la misma, les decía que me pareció una mierda. En aquella época creía insensato pensar que alguien pudiera acabar con el centro de Manhattan utilizando solo explosivos. Bin Laden lo intentó así en el 94 y fracasó.
Pero sí me pareció una gran película, sobre todo por el perfil psicológico del (los) protagonista (s).
Hoy en día tengo mi propio “Club de la pelea”. Unos panas bautizamos como “Miércoles de tetosterona” a nuestra citas de futbolito de todos los miércoles, entre 9 y 12 de la noche, porque era solo nuestra noche de chicos (mentira, siempre alguien lleva a un “culito”).
Comenzamos a las 9, luego de mi curso de italiano. Para elegir a los jugadores utilizamos el juego “Fu Man Chu”, que es un “Pare o nones”, pero con las manos. Quien muestra la mano juega para un equipo y el que muestra la palma en el otro. Yo nunca lo había jugado y me excusé diciéndoles que en el San José me habían dicho que eso era un juego del demonio.
La primera partida es para 2 goles y las demás a 1, para que todos podamos jugar muchas partidas.
La primera vez que jugué metí 3 goles. Por ello me gané el apodo de “La Sombra”, porque nadie se daba cuenta lo adelantado que me colocaba para “cazar guiros”. Esa noche tuve que tomarme 2 ibuprofenos para poder dormir.
A medida que pasaron las semanas mejoré mi estado físico. Ahora puedo correr durante las 3 horas y no sentirme tan cansado al día siguiente. Hace 15 días jugué en el encuentro deportivo de la empresa y participé en Futbolito y Baloncesto, y pude aguantar la pela.
Me gané el apodo de “Chicharito”, porque sigo metiendo muchos goles. También porque juego con mis camisas del Manchester.
Ayer ocurrió algo muy gracioso. Un pana botó un balón, que fue a dar a una camioneta. Cuando regresó de buscarla nos dijo: Hay un pana castigando aquí en las ballenas. Que bolas, en vez de llevarla a un motel. Mi mayor sorpresa es que la camioneta era de mi primo Pinky –asignada en realidad, porque es de la empresa para la que trabaja-. Lo excusé con los muchachos: Es que el pobre anda con una monstrua y le da pena entrar a un motel con ella.
Los miércoles de tetosterona son nuestra sagrada reunión de todas las semanas, en la cual sacamos todas las emociones. Es el miércoles el mejor día de mi semana. Y este año, mi cumpleaños cae día miércoles.
¡Y cada día somos más! Pronto seremos los suficientes para crear nuestra propia prganización terrorista.
Para mi segunda mejor lectora M. La mejor sigue siendo J.
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